…. otro tipo de información, de lo bueno e importante que es la comunicación dentro de nuestras organizaciones y para nuestro desarrollo y el de nuestro entorno. Os adelantamos la entrevista que le hemos realizado a Pascual Serrano.
-Su publicación “Desinformación: cómo los medios ocultan el mundo” es calificada por Ramonet cómo un libro de alerta. ¿De qué nos alerta?
-Creo que Desinformación demuestra que lo que nos cuentan los medios no es lo que sucede en el mundo. Para ello explica cómo funcionan estos medios, repasa la actualidad informativa en diferentes regionales del mundo para dejar en evidencia la distancia entre realidad y la versión difundida y propone alternativas y formas de superar la desinformación de los medios.
-Dentro de esta sobreinformación a la que asistimos, una de las formas de manipulación es el silencio ¿Qué hechos cree que son las más silenciados?
-En cada región y sobre cada asunto existe un parte de la realidad que se oculta, otra que se exagera y otra que se distorsiona. Sobre la silenciada, si se trata de la crisis, primero se obviaron los análisis de expertos que advirtieron sobre ella y ahora las propuestas que suponen alternativas al neoliberalismo, por ejemplo la necesidad de una banca pública. En otras cuestiones como América Latina, existe un apagón impresionante sobre muchos de los logros alcanzados por los gobiernos progresistas que ahora existen en esa región.
-La sobreinformación provoca ,de alguna manera, que los medios omitan las causas y el contexto de los hechos. ¿Si incluyéramos ambos aspectos sería suficiente para un modelo menos cruel e impune?
-Incorporar causas y contextos ayudaría mucho a comprender el mundo. Pero también hay que advertir que los contextos tampoco son neutrales, son fácilmente manipulables. No obstante mejoraría mucho la situación si cuando se hablase, por ejemplo de Somalia, se explicase por qué hay hambre en Somalia y no se limitaran a recrearse con imágenes de pobreza y desnutrición que desaparecen una semana después.
-¿Qué tipo de modelo informativo promueve usted?
-La respuesta es muy larga, y tampoco yo tengo la solución magistral. Básicamente propondría menos mercado y más democracia y participación social. Eso sólo se puede hacer con la implicación y compromiso del Estado, mediante legislaciones que permitan que los medios comunitarios y alternativos tengan un espacio en el panorama mediático, con recursos públicos al servicio de estos proyectos comunitarios, con el desarrollo de medios de comunicación públicos plurales y participativos y con medidas destinadas a limitar los oligopolios y la concentración de medios y garantizar la veracidad de las informaciones.
-¿Estar informado para qué?
-La democracia es incompatible con un ciudadano que desconoce la realidad que le circunda, cuáles son las decisiones que toma su gobierno y con qué consecuencias, qué problemas tiene la sociedad más allá de las que individualmente uno sufra, qué injusticias sufren otras personas, cómo podemos participar en su resolución, en qué medida nuestras acciones diarias influyen en determinados acontecimientos, etc… Por supuesto se puede vivir desconociendo todo eso, pero no estaríamos en democracia y probablemente fuésemos cómplices de muchos crímenes por nuestra ignorancia. Por supuesto se puede vivir desconociendo […] pero no estaríamos en democracia y probablemente fuésemos cómplices de muchos crímenes por nuestra ignorancia
-¿Cuáles son las claves sobre las que se debería trabajar para conseguir una comunicación que favorezca el desarrollo humano? Dicho de otra manera: ¿qué hay que hacer para que el poder económico esté supeditado al informativo?
-Lo mismo que para que el poder económico esté supeditado al poder democrático, a los derechos humanos, a los derechos sociales como la salud o la educación: crear legislaciones que pongan coto al poder económico. El neoliberalismo se está caracterizando por abandonar la esfera pública, las responsabilidades de los estados, las competencias del poder democrático y dejarlo todo ello a merced del poder económico. Por eso denunciamos que gobiernan los mercados y también que informan los mercados.
-En su libro habla también de la ciudadanía crítica. ¿Cómo se puede mitigar la frustración de las personas que se sienten engañadas?
-Señalándoles las vías para cambiar y exigiéndoles su participación en la movilización para pedir esos cambios. En América Latina se está avanzando mucho. Eso está sucediendo porque hay gobiernos dispuestos a anteponer la democracia al poder de los grupos empresariales de comunicación y porque hay sociedades presionando a esos gobiernos para que lo hagan y defendiéndoles ante los poderes empresariales cuando es necesario.
-Las redes parece que han servido en los últimos tiempos de contraataque a la dictadura mediática en la que vivimos. Las manifestaciones contra el Golpe Militar de Honduras, Libia, los movimientos del 15M… ¿Cree usted que estamos ante un nuevo modelo que es capaz de aunar participación, activismo e información? ¿Qué lectura hace?
-No. Las redes sólo son información. Eso no es poco, pero la organización social y la movilización se hace fuera de las redes, fuera de nuestra mesa frente al ordenador. Como siempre ha sucedido es necesario organizarse y movilizarse en la calle.
-¿Cómo se informa usted? ¿Cuáles son sus imprescindibles?
-Puesto que no podemos saber de primera mano la mayoría de las cosas que suceden en el mundo, es inevitable confiar en alguien, bien en proyectos de comunicación (medios) o personas especializadas concretas. La primera acción es saber quién está detrás de cada medio para detectar sus dependencias y servidumbres. Mi libro “Traficantes de información” explica la propiedad de los grupos de comunicación españoles y sirve para saber a qué intereses sirven. Entre los medios de comunicación que merecen mi confianza yo destacaría Le Monde Diplomatique y en internet Rebelion.org. De lo canales de televisión de ámbito nacional no me interesa ninguno, no creo que valga la pena tener televisión para eso. Creo que la complejidad de algunos asuntos y el ritmo trepidante y superficial de los medios exige que, en muchas ocasiones, optemos por un libro mejor que el goteo de noticias superficiales diarias. Otra opción es seguir a determinados analistas que merecen nuestra confianza (Robert Fisk, Ignacio Ramonet, Maurice Lemoine, Juan Torres, Noam Chomsky, Naomi Klein, Eric Toussant…) o las posiciones de organizaciones sociales que cuentan con una trayectoria digna y honorable (Ecologistas en acción, ATTAC… )
-¿Nos podría hacer un resumen de las últimas noticias que usted considere más importantes?
-La consideración de importante es muy subjetiva, depende de mis inquietudes y circunstancias personales. No es por tanto exportable a otros ciudadanos. En este momento me preocupa saber quiénes son los nuevos gobernantes en Libia, cuáles son las propuestas alternativas a la crisis económica que no explican en los medios, qué sucede en China, cómo afrontan la crisis las nuevas potencias emergentes como Brasil, India o Irán, y cómo se movilizan los ciudadanos europeos ante las agresiones sociales de sus gobiernos y mercados.
-¿Qué les diría a los y las futuras periodistas? ¿A la ciudadanía pasiva? ¿Y a los y las agentes de transformación?
-Que leyeran mis libros (no es necesario que los compren) porque en las líneas de respuesta a una entrevista no cabe nunca una solución a los problemas complejos.
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