Sin embargo este no es el único modo mediante el cual se coarta el derecho de “libertad de expresión”. Existen otras formas más subliminales por las cuales los periodistas, sin necesidad de dictado de un superior, trasladan la información a los ciudadanos en perfecta armonía con la ideología dominante.
Las grandes corporaciones que dominan la comunicación han impuesto una forma y un contenido para informar y, además, lo han normalizado, estandarizando la comunicación. Cualquier otra comunicación que no se equipare a este patrón normalizado automáticamente es etiquetado y rechazado como información “no-objetiva”. De este asunto trata el nuevo libro de Serrano, “Contra la neutralidad”, publicado en la editorial Península.
La experiencia de Pascual Serrano como periodista, tanto en medios burgueses como alternativos implica un amplio conocimiento de lo que significa ser neutral y no lo ser. Conoce desde las entrañas de un diario como ABC el modo de presentar como información imparcial lo que es una mera opinión del director. También ha vivido en primera persona cómo a la información alternativa se la descalifica continuamente bajo el pretexto “por no ser objetiva” . ¿Y qué mejor defensa ante este ataque dialéctico sino recordándonos la vida y obra de grandes periodistas que no quisieron ser neutrales?
En esta obra se repasa la trayectoria periodística de periodistas famosos tales como John Reed, Rodolfo Walsh o el fotográfo Robert Capa, otro reconocido especialmente en el ámbito del periodismo como Ryszard Kapuscinski, y a Edgar Snow desconocido para la mayoría lectores castellanohablantes.
Edgar Snow, periodista norteamericano, fue el gran cronista de la revolución china, su obra ‘Red Star Over China’ fue un best-seller en los años siguientes a su publicación (1937), que coincidieron con los años más duros del franquismo en los que era inimaginable que ese libro se publicase ni siquiera circulase en territorio español. Por supuesto, después de leer el capítulo dedicado al autor ya he descargado el libro de Edgar Snow en mi e-book para ser una de mis próximas lecturas.
Esto es precisamente uno de los aspectos más apreciables de “Contra la neutralidad”, la invitación a leer las obras maestras escritas por esos periodistas y recordarnos que es posible hacer un periodismo de calidad, comprometido y que contribuyan positivamente a nuestra formación personal.
Pero, a la vez que releemos a estos enormes periodistas, el libro permite repasar las grandes revoluciones populares del siglo XX, la soviética, la china y la malograda mexicana, lo que hace inevitable llegar a la conclusión de que no tiene parangón el compromiso ético de los revolucionarios soviéticos o maoístas con algunos auto-proclamados revolucionarios.
En el último capítulo del libro se nos advierte cómo la información que recibimos esta absolutamente descontextualizada, cómo sólo la información breve y sensacionalista tiene cabida en los grandes medios de comunicación. Esta forma de comunicación impide la comprensión del lector de lo que está ocurriendo más allá de datos como el número de muertos en un conflicto, este es el modo de vendernos la información. Sobre los contenidos de estos mismos medios, el autor ya nos puso en aviso en su anterior libro “Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo”, denunciando las manipulaciones que convierten la mentira en verdad.
En suma, un libro que junto a los dos anteriores, forma una trilogía que disecciona el periodismo, eso sí, de un modo no neutral, sino escrita con el corazón y el conocimiento. O cómo diría el propio K. Marx con los ingredientes para ser un buen comunista: la ciencia y la compasión.
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