Por: Carlos Echazú Cortéz/
Una vez pasada nuestra euforia del triunfo electoral del 18 de octubre, se hace necesario evaluar la verdadera dimensión de este. Hemos tenido la posibilidad de evaluar el alcance de ese triunfo, desde la perspectiva interna, pues se ha echado por tierra la tesis de la derecha en torno a que el 70% del electorado estaba contra el Movimiento Al Socialismo (MAS). Consiguientemente, decían ellos, que si bien el MAS podría obtener la mayor votación en una primera vuelta, pues en la segunda, las «fuerzas democráticas» concentrarían su votación sobre el candidato mejor posicionado frente al MAS y lo derrotarían.
Como sabemos, el triunfo del MAS fue tan grande que no hubo necesidad de ir a un balotaje puesto que su votación alcanzó el 55.10%. Consiguientemente se develó que ni siquiera todas las fuerzas conservadoras unidas hubieran podido vencer al MAS. Todo esto implica consecuencias muy grandes, obviamente. Sobre todo, cae la tesis de una atroz dictadura que oprimía al pueblo. De otro modo, el pueblo no hubiera votado masivamente por el partido del «dictador». También cayó la tesis del fraude de las elecciones del 2019, y eso deberá tener consecuencias políticas, pero ese es un tema que nos llevaría la discusión por otro lado.
Ahora bien, resulta importante, como segundo paso en esa evaluación de la dimensión de la victoria, valorarla desde la perspectiva externa. Eso implica una comparación de la victoria del 18 de octubre, con los resultados electorales en toda la región, veamos:
1) En Chile, Sebastián Piñera ganó en las elecciones de 2017 con el 36.6 % en primera vuelta y con el 54.5 % en segunda vuelta. Es decir, ni siquiera en segunda vuelta, Piñera pudo superar el 55.1 % que Luis Arce alcanzó en primera vuelta, ya ni hablar de lo lejos que se encuentra la votación de Piñera en la primera ronda. Por otro lado, la participación electoral en las elecciones chilenas aquel año apenas alcanzó al 46.7% en primera vuelta y 49% en segunda, muy lejos del 88.4% de las elecciones en Bolivia.
2) En Brasil, Jair Bolsonaro ganó las elecciones de 2018 con el 46% en primera vuelta y con el 55.13 % en segunda vuelta. Solo en segunda vuelta, donde la votación se concentra en los dos candidatos más votados, Bolsonaro alcanzó el porcentaje de Luis Arce, mientras que su votación en la primera ronda estaba muy por debajo de la de este. Por otro lado, si bien la participación electoral en el Brasil en 2018 fue relativamente alta, vale decir, 79.6 % en 1ra vuelta y 78.7 en 2da, esta se encuentra considerablemente por debajo de la participación en las elecciones en Bolivia en 2020.
3) El último presidente electo por el voto popular en el Perú fue Pedro Pablo Kuczynsky, pues Viscarra accedió al mando por sucesión, mientras que Merino y Sagasti fueron designados por el Congreso. Ahora bien, en las elecciones de 2016, Kuczynsky obtuvo el segundo lugar en primera vuelta con el 21% frente a Keiko Fujimori, que obtuvo el 39.8 %. En segunda vuelta, ganó Kuczynsky con el 50.12%, frente al 49.8% de Fujimori. Los porcentajes obtenidos por Fujimori en primera vuelta y por Kuczynsky en segunda, se encuentran significativamente por debajo de los 55.1% de Arce. La participación electoral en esas elecciones fueron altas, pues alcanzan al 81.8% en 1ra vuelta y 80% en 2da. Pese a eso, están bastante por debajo de la participación del electorado en Bolivia.
4) En el Paraguay, Mario Abdo Benítez ganó las elecciones de 2018 con el 46.46 %. Dado que en el sistema electoral paraguayo no está estipulada la segunda vuelta, Benítez se alzó con la victoria con ese resultado que, como se puede apreciar, sin ser un porcentaje bajo para una primera vuelta, es significativamente inferior al de Luís Arce en Bolivia. En cuanto a la participación electoral, esta se alcanzó al 61.4%, más de 20 puntos porcentuales por debajo de la boliviana.
5) En Uruguay, Luís Lacalle Pou obtuvo en las elecciones de 2019 el 28.62% frente a los 39% de Daniel Martínez en primera vuelta. En segunda vuelta logró vencerlo con el 50.7 %. Ni el resultado de Martínez en primera vuelta, ni el de Lacalle Pou en segunda, se comparan a los de Arce en primera vuelta. Es el único país de la región en el que la participación electoral fue ligeramente superior a la boliviana, pues alcanzó al 90.1%, tanto en primera como en segunda vuelta.
6) En Argentina, Alberto Fernández ganó las elecciones de 2019 con el 48.24 % en primera vuelta. Esos resultados son considerados muy altos, puesto que si bien existe segunda vuelta en el sistema electoral argentino, esta no es necesaria si es que uno de los contendientes sobrepasa el 45 % de los votos, proclamándose vencedor. La participación electoral alcanzó al 81.3 %, siendo bastante elevada. Así pues, esos resultados son considerados elevadísimos en Argentina, pese a eso son inferiores a los alcanzados por Arce en Bolivia.
7) En Ecuador, Lenín Moreno ganó las elecciones de 2017 con el 39.3% en primera vuelta y con el 51.1% en segunda vuelta. Ni siquiera en segunda vuelta pudo Moreno alcanzar el porcentaje de Arce en Bolivia. La participación electoral fue elevada, alcanzando al 81.6% en primera vuelta y 82.9 % en segunda, cerca de la boliviana, pero de todas maneras inferior a esta.
8) En Colombia, Iván Duque ganó las elecciones en 2018 con 39.4 % en primera vuelta y con 56.4% en segunda vuelta. De este modo, si bien Duque obtuvo un porcentaje superior al de Arce, en segunda vuelta, su votación en primera vuelta es claramente inferior. Además la participación electoral en las elecciones de 2018 en Colombia fueron de las más bajas en la región, alcanzando solamente al 54.2 % en primera vuelta y 53.9 en segunda.
9) Finalmente, en Venezuela Nicolás Maduro ganó las elecciones de 2018 con el 67.8%. La participación electoral fue, sin embargo, bastante baja dado que, por el boicot de la derecha, solo alcanzó al 46%. Aquí se puede ver que si bien la votación de Maduro es bastante mayor a la de Arce, la participación electoral fue bastante menor.
Todas estas cifras nos ayudan a comprender la dimensión de la victoria electoral de Luis Arce y del MAS en las elecciones del 18 de octubre. Por un lado, se trata de unas elecciones en las que la participación electoral fue de las más elevadas, únicamente superadas levemente por las del Uruguay, y por otro, es el triunfo electoral en primera vuelta más significativo, después del de Maduro en Venezuela. Hay argumentos pues para afirmar que, el triunfo de Luis Arce sería envidiable para casi todos los presidentes de la región. La legitimidad que emerge de esta comparación es enorme.
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