Por: Ociel Alí López
En 2020 la oposición venezolana se dividió definitivamente entre los que quieren mantener la salida de golpe o invasión militar y los que quieren negociar y asistir a elecciones. Los primeros han tenido el poder de decisión los últimos años, en cuanto a la estrategia a emplear, sobre todo gracias a la gestión de la Casa Blanca en contra del Gobierno de Venezuela y de cualquiera que quisiera plantear una salida radical (en los últimos meses hay más opositores sancionados por el Departamento del Tesoro de EE.UU. que oficialistas).
La derrota de Trump, y el tipo de final impresentable que se forjó, ha provocado una fuerte resaca o depresión en los llamados ‘megazolanos’, como se les llama a los venezolanos seguidores de Trump que viven sobre todo en el estado de Florida y en España y que, con apoyo financiero, mediático y geopolítico, han maniatado al resto de sectores opositores, que han sido llevados a la abstención como política única. Los megazolanos dirigen a la oposición radical debido exclusivamente a sus relaciones en Washington.
A pocos días de la transición estadounidense, el ala ‘demócrata’ de la oposición venezolana está presta, en medio de la fragmentación y la amenaza a autodesaparecer, a dar un golpe interno para tener el control y rehacer la estrategia, aprovechando el cambio del Gobierno de Trump, quien impuso a un inexperto diputado como líder máximo de la oposición que ha fracasado en cada uno de los experimentos que ha intentado.
Como decimos en Venezuela, esta oposición radical esta “enrratonada” por la resaca que ha significado la salida de Trump y por el tipo de alcohol de alto octanaje que ha consumido durante el trumpismo.
Los megazolanos ejecutan una estrategia desde el exilio que les permita seguir contando con recursos de las empresas venezolanas cedidas a ellos por el gobierno de EE.UU., así como con el manejo de recursos para ayuda humanitaria. Esa estrategia lleva de manera comprobada a la desaparición de los partidos políticos de oposición en Venezuela.
Ociel Alí López, sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela
Henrique Capriles y Henry Ramos Allup, los principales líderes opositores que quedan en el país, de los dos partidos con mayor captación de voto, han salido al ruedo apenas Trump entregó el poder y sonó el primer pistoletazo de la Unión Europea.
Esta oposición, que sigue siendo la corriente más débil y que se encuentra en Venezuela, planea su reingreso a la vía electoral. Cuenta actualmente con cuatro gobernaciones y un pequeño puñado de diputados.
Este año, en fecha aún no prevista, deben realizarse las elecciones de alcalde y gobernador, y los partidos que no asistan quedarán borrados del mapa político nacional.
Por ello, Henrique Capriles y Henry Ramos Allup, los principales líderes opositores que quedan en el país, de los dos partidos con mayor captación de voto, han salido al ruedo apenas Trump entregó el poder y sonó el primer pistoletazo de la Unión Europea.
Mientras tanto, Leopoldo López, el líder del partido de Guaidó y jefe máximo de la corriente radical, apoltronado en Madrid, ha sido excluido del reducto de “interinato” de Guaidó y ya no funge como “coordinador de gobierno”, el puesto más importante después del auto juramentado.
La reseca ha llegado a los más radicales.
UE considera la nueva era postrump en Venezuela
Cuando el 6 de enero, un día después de la juramentación de la nueva Asamblea Nacional, electa el 6 de diciembre anterior, el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, lanzó un comunicado desconociendo dicho acto, lo que realmente estaba declarando era el retiro del reconocimiento a Guaidó como presidente encargado que el bloque sostenía desde 2019, mencionándolo apenas como un líder importante:
“La UE mantendrá su compromiso con todos los actores políticos y de la sociedad civil que luchan por devolver la democracia a Venezuela, incluido en particular Juan Guaidó y otros representantes de la Asamblea Nacional saliente elegida en 2015”, rezaba el texto.
Ociel Alí López, sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela
El decisivo respaldo de la UE a Guaidó fue uno de los pilares de su movimiento y ese pilar está, cuando menos, socavado. Le queda aún el apoyo virtual del Gobierno de EE.UU., que todavía no precisa su postura y que ha sacado de agenda al tema Venezuela.
Si bien el Parlamento Europeo votó una resolución no vinculante en la que invita a los gobiernos a reconocer a Juan Guaidó como presidente interino, ninguna Cancillería ha sido proactiva al respecto.
Pareciera que todos esperan las líneas de la nueva administración del presidente Joe Biden y así no quedar fuera de juego.
El decisivo respaldo de la Unión Europea al interinato de Guaidó fue uno de los pilares de su movimiento y ese pilar está, cuando menos, socavado. Le queda aún el apoyo virtual del Gobierno de EE.UU., que todavía no precisa su postura y que ha sacado de agenda al tema Venezuela.
Venezuela en el limbo de Borrell (o las secuelas del trumpismo en la política exterior europea)
Además, la resaca en el Grupo de Lima puede ser terminal, puesto no da señales de vida.
El jueves de esta semana, República Dominicana decidió no esperar por Biden y ha desconocido a Guaidó como presidente encargado, declarando como “precedente funesto” actuar de manera contraria.
Los líderes opositores que quedan en el país han venido perdiendo el miedo al linchamiento del que son víctima cuando plantean la necesidad de otra estrategia. Ese linchamiento puede incluir sanciones del Departamento del Tesoro, como a políticos opositores ya les viene pasando los últimos meses, además del insulto que reciben por las redes y medios del mundo.
¿Vieja oposición: nuevo rumbo?
A los pocos días de hacerse efectiva la transición de gobierno en EE.UU, específicamente el 26 de enero, el líder opositor y ex candidato presidencial Henrique Capriles ha hecho dos afirmaciones que indican un giro discursivo que posiblemente dé cuenta del ánimo opositor: “la estrategia tiene que cambiar” y “construir un proceso de negociación” con el chavismo. Ambas cosas, abiertamente contrarias a la postura de Guaidó.
Capriles está muy pendiente de lo que ocurre en la Unión Europea, especialmente cuando la llegada de Josep Borrell como representante de Asuntos Exteriores le ha dado oxígeno a la posibilidad de una negociación y, por ende, a una salida democrática a la crisis económica.
Ociel Alí López, sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela
Los próximos anuncios de la nueva gestión, así como los cambios de funcionarios encargados para asuntos de América latina, pueden acrecentar el dolor de cabeza de los radicales y sacarlos del juego al menos por unos años.
El fracaso del trumpismo en EE.UU. y en Venezuela, le tiene a Capriles como principal actor del postrumpismo, sin embargo, a pesar de sus intentos de negociación con el Gobierno, que permitieron la libertad de decenas de opositores el año pasado, Capriles sigue inhabilitado por la Contraloría General de la República desde 2017 y por 15 años.
Su contendor natural, Henry Ramos Allup, de Acción Democrática, el día siguiente informó que su partido esta discutiendo “con cabeza fría” su participación en las regionales y locales que deben realizarse este año.
Líderes de Acción Democrática, así como familiares del propio Ramos, han sido sancionados por EE.UU.
El postrumpismo ha resultado en una especie de descongelamiento de las posturas que tuvieron que refrigerarse cuando, desde 2016, los funcionarios del Gobierno de EE.UU. decidieran una estrategia agresiva contra Venezuela.
Los próximos anuncios de la nueva gestión, así como los cambios de funcionarios encargados para asuntos de América latina, pueden acrecentar el dolor de cabeza de los radicales y sacarlos del juego al menos por unos años.
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