Se habría así producido un cambio en las expectativas del mercado, existiendo ahora la convicción de que las políticas de rescate financiero ( Programa de Apoyo para activos con problemas (TARP) llevado a cabo por las Administraciones y las sucesivas bajadas de tipos de interés de la Fed habrían aliviado los problemas de liquidez de las entidades financieras, pero no impedirán que los bancos se sigan descapitalizando y necesiten más inyecciones de capital, debido a la existencia de emisiones del sector inmobiliario (cédulas hipotecarias) y de activos tóxicos (hipotecas subprime) que deberán ser comprados por los bad banks ( bancos malos) o continuar con el goteo de nacionalizaciones bancarias, prácticas que en ambos casos suponen una pérdida de la libre competitividad .
Ello unido al incesante aumento de la Deuda externa contribuirá a que la prima de riesgo aumente y el crédito siga sin fluir con normalidad a unos tipos de interés reales, lo que aunado con el hecho de que los diferenciales de rentabilidad entre las emisiones de deuda pública entre los diversos países del primer mundo han aumentado en los últimos meses, (lo que conlleva un encarecimiento y mayores dificultades para obtener financiación exterior), la ralentización de las exportaciones debido a la fortaleza del dólar frente al euro conjugados con la crisis de deuda que se vive en la Unión Europea podría agudizar el riesgo evidente de estancamiento de la crisis económica en EEUU.
Dudas de la Fed sobre la recuperación económica:
Las autoridades de la Reserva Federal expresaron una mayor cautela sobre la economía estadounidense, lo que sugiere que las tasas de interés de corto plazo podrían permanecer en un mínimo histórico hasta el próximo año para apoyar el crecimiento y mantuvo la banda para la tasa interbancaria federal en el rango de entre cero y el 0,25% y dibujó un escenario más pesimista de las futuras condiciones financieras y el mantenimiento de escenarios de baja inflación debido al todavía insuficiente aumento del consumo interno (un 3,6%) y a que la adopción de medidas extraordinarias como implementar medidas cuantitativas (Quantitative Easing) para incrementar la base monetaria no se trasladaron a una presión sobre los precios en Estados Unidos debido a la capacidad ociosa de las empresas y la resistencia a prestar del sistema financiero.
Severo estancamiento del mercado inmobiliario :
El sector bancario de EE.UU. podría soportar pérdidas de hasta 250.000 millones $ por inmuebles comerciales en esta crisis y más de 700 bancos podrían quebrar debido a su exposición a los bienes raíces comerciales, , con la aparición de un stock de 2 millones de viviendas que no encontrarán comprador hasta el 2012.
Por ello, las entidades bancarias intentarán mediante subastas, la creación de sociedades de gestión de activos inmobiliarios y la aplicación de medidas agresivas, dar salida a los pisos embargados que acumularán en sus carteras (considerados bienes ilíquidos), lo que originará drásticas caídas de los precios de los inmuebles que rondarán el 60% respecto al 2007 ( precios artificialmente revalorizados debido a la especulación inmobiliaria de la última década.).
Además, la aparente reactivación del mercado inmobiliario estadounidense en el primer trimestre del 2010 habría sido sólo un espejismo provocado por los estímulos fiscales., pues el departamento de Comercio informó que la venta de las viviendas nuevas en ese país cayeron 32,7% en mayo, (el mayor descenso mensual registrado desde 1963) , por lo que comparado con el alza del 15% registrada en abril, es fiel reflejo de la tendencia que marcará el resto del 2010.
Tras el inesperado batacazo de la ventas, el miedo al W (Double dip) o recaída en la recesión se apoderó de los parquets mundiales con caídas generalizadas que fruto de la psicosis y aunado con el elevado endeudamiento de las empresas podrían terminar por producir un nuevo crash bursátil que tendría como efectos benéficos el obligar a las compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas y restablecer su crédito ante el mercado (como ocurrió en la crisis bursátil del 2000-2002) y como daños colaterales la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de quiebras .
Incremento de las tasas de paro:
La economía estadounidense habría creado 431.000 puestos de trabajo el pasado mes de mayo, ( tasa de desempleo del 9,7% ), debido a la contratación temporal de 411.000 personas para trabajar en la elaboración del Censo 2010 ( dato por debajo de lo esperado por las analistas, que estimaban que la economía estadounidense iba a crear este mes entre 500.000 y 600.000 puestos de trabajo , agravado por una reducción en el sector de la construcción de 35.000 puestos de trabajo), por lo que el 2010 podría finalizar según los analistas en tasas cercanas al 10%, aunado con unos previsibles incrementos del déficit Público hasta los 1.6 billones de $ ( 9% del PIB) y de la Deuda Externa hasta los 12,5 Billones de $ para el 2.010, (el 90% del PIB), una cifra histórica sobrepasada sólo durante la 2ª Guerra Mundial.
Finalmente, como consecuencia del seguro descenso de los ingresos de los Estados y del bestial incremento de las prestaciones de Desempleo ( 8 millones de parados sin cobertura de desempleo), no sería descartable en varios estados la aparición de agujeros financieros (en diciembre el estado de New York habría entrado en déficit por primera vez en la historia reciente al sufrir un déficit de 600 millones de dólares), la declaración de bancarrota de los organismos federales y a la progresiva desaparición de las clases medias.
En consecuencia, asistiríamos a una severa agudización de la fractura social del país que obligaría a amplias capas de la población a depender de los subsidios sociales.( el programa de Cupones para Desempleados estaría alcanzando cifras récord con cerca de 37 millones de personas inscritas en comparación a los 29,4 millones que reciban esta ayuda mensual en el 2008 ), lo que unido a la drástica reducción de los subsidios sociales , al renacer de sentimientos xenófobos en los Estados Sureños y las soflamas incendiarias de líderes religiosos como Jeremías Wright podrían terminar por reeditar los violentos disturbios raciales del verano de 1.963.
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