Por: Galo Amusquivar
En política existen distintos momentos históricos, a los que podríamos llamar coyunturas, para construir el discurso y la acción de los sujetos políticos organizados.
Cada palabra del mensaje, que a veces se traduce en consignas, tiene que ser contrastado con la cambiante realidad, pudiendo ser redireccionado, tomando en cuenta que no se puede mantener inmutable un discurso por meses o años, en especial cuando la realidad política varía en cuestión de días y horas, obligándonos a ajustar los posicionamientos tácticos, en este caso del gobierno del Movimiento al Socialismo – MAS en Bolivia.
Me refiero a esto, porque el discurso ideal –más no real– de la victoria del MAS en la coyuntura electoral del año 2020, fue la “Conciliación”, como acto de hermandad entre los distintos frentes y sectores políticos del país. Ese discurso daba una señal de pacificación y estabilidad política, afirmando que los partidarios del MAS no eran vengativos por lo que en su gobierno no se realizarían detenciones ilegales, no habrían persecuciones penales ni se armarían procesos judiciales sin pruebas. Así el MAS asentaba un diferencia esencial con el régimen de facto de Jeanine Añez.
El año 2021, ese discurso de llevar adelante una “Conciliación” permitió que se avance en un sólo tema positivo: sumar acciones entre el gobierno y la oposición para atender la salud de la población frente a la pandemia del Covid-19. La desgracia de tantas muertes y contagios nos juntó en un solo discurso expresado en el “Yo me Vacuno” y en acciones como las desplegadas bajo el slogan “#UnidosContraElCovid”. No faltó algún resabio de un pequeño grupo anti-vacunas, sin mayor incidencia en la política boliviana.
Pero el discurso de la “Conciliación” no trajo solamente este efecto positivo, fue también aprovechado por personajes de la política de derecha implicada en el golpe contra el gobierno constitucional de Evo Morales el año 2019, como Luis Fernando Camacho, Carlos D. Mesa, Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, para así tratar de evitar la investigación de ese golpe, y de toda la violencia y represión que ocasionó, teniendo como máxima expresión las masacres de Sacaba y Senkata. La jerarquía de la iglesia católica, que tuvo también responsabilidades en la conspiración golpista, se sumó al planteamiento “conciliador” que de esta forma quedó convertido en una especie de sinónimo de impunidad. En esta nueva coyuntura continuar con el anterior discurso gubernamental nos acerca a la derecha golpista y nos aleja de las organizaciones sociales y militancia activa del MAS, que desde las masacres del 2019 tienen una demanda irrenunciable: “Ni olvido ni perdón, Justicia”.
El discurso de “conciliación” estuvo dirigido a la clase media, a la clase alta y a los algunos sectores políticos de derecha, permitiéndoles construir una narrativa, en la que atribuían el origen de la violencia al supuesto y nunca demostrado “fraude” en las elecciones nacionales del 2019. Esto generó un gran problema, porque la “Conciliación”, nos llevó a otros discursos, como la de un Ministro descabellado, que lo llamó “Re-Conciliación” (entiendo que el prefijo “Re”, es porque alguna “Conciliación” previa falló), dando lugar al perdón y al olvido de los muertos del 2019, generando impunidad por las masacres de Senkata, Sacaba y el Pedregal.
Uno de los problemas que atraviesa el Gobierno del MAS, es la lentitud de la justicia contra los responsables del golpe del 2019, como Manfred Reyes Villa, Luis Fernando Camacho e Iván Arias, a quienes el Órgano Electoral Plurinacional – OEP los habilitó y los mismos ganaron ¡grave error! El MAS ha cedido la gobernabilidad de tres espacios importantes del país, se ha generando impunidad por las masacres cometidas por la Presidenta Inconstitucional, Jeanine Añez. Además, este avance lento de los juicios y la “Re-Conciliación”, va ligado a tres discursos que lo había mencionado con anterioridad: Federalismo, Pacto Fiscal y la Transformación Judicial; pero lo que no nos explicó el Ministro Opus Dei, es que para cualquiera de estos temas, es necesario modificar la Constitución Política del Estado, en el caso específico de la reforma judicial, recordemos que el Ministro mencionado a un inició de su gestión, intentó agendar la reforma constitucional, llegando incluso a formar una junta de “notables juristas”, en la que estaba la hija de Silvia Salame (Senadora de Comunidad Ciudadana) y otros opositores, como Antonio Rivera. Por alguna razón el Ministro bajo su discurso, desarticuló la junta, a lo cual podría suponer que alguien le dijo que era muy apresurado o tal vez porque era un error político, pero nuevamente quieren llevar este tema a la opinión y el debate público.
Mi preocupación, está dirigida al riesgo que se corre en aperturar la Constitución Política del Estado, –que el Gobierno de Evo Morales no lo hizo en 12 años– es dejar la puerta abierta a que luego se discuta y se intente modificar temas sustanciales y de fondo, como por ejemplo: Federalismo en reemplazo de la Plurinacionalidad, Economía de Libre Mercado en reemplazo de la Economía Plural Comunitaria, la Dotación de Tierras a Empresarios en reemplazo de la Dotación de Tierras a Indígenas, Originarios y Campesinos; la Bolivia Católica en reemplazo del Estado Laico; y por último la Capitalización en reemplazo de lo que nos costó muchos años de lucha la Nacionalización. No olvidemos que los empresarios y la iglesia católica siempre fracasaron en intentar aperturar y modificar la Constitución.
Y por último, ante el fracaso del dialogo encubierto entre asambleístas de oposición y el Ministro del Opus Dei, pareciera que su última alternativa, fuera negociar y pactar algunos puntos específicos, llamando a la “Conciliación”, a fin de no dejar caer el discurso del juicio de responsabilidades contra Añez, intentando negociar no solo con el futuro de nuestros compañeros como: Leonila Zurita, Omar Quiroga, Alicia Muñoz, Alfredo Rada, entre otros; sino negociar la apertura y modificación de nuestra Constitución, dicha traición se está velando en nuestra cara; la “Conciliación” y la “Re-Conciliación” les ha llevado a nublar el verdadero horizonte político del MAS, no podemos permitir que se sigan sentando con la oposición e intenten negociar nuestro proceso.
Cualquier apertura a la Constitución, va dar lugar a que nos cuestionen cada uno de sus articulados que ha costado sangre, sudor y lágrimas a nuestras organizaciones, esta lucha no es por una persona, sino por nuestra propia historia –la Asamblea Constituyente–, el futuro de nuestro proceso y del MAS-IPSP.
JUSTICIA A LAS VICTIMAS, JUICIO ORDINARIO A AÑEZ, BASTA DE NEGOCIADO CON LA OPOSICIÓN.
Galo Amusquivar analista de la situación y la realidad boliviana.
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