Movimiento político que mezcle odio con desprecio a la verdad se condena al fracaso

“La torpeza que caracteriza la oposición venezolana convirtió la enfermedad del presidente Chávez en un desastre para su estrategia política”, expresó el periodista venezolano

“Un movimiento político que mezcle odio con desprecio a la verdad está condenado eternamente al fracaso”, sostuvo este domingo el periodista José Vicente Rangel, en referencia a la actitud adoptada por la oposición venezolana desde 1999, cuando Hugo Chávez asumió la Presidencia de Venezuela, posición que se ha radicalizado en los últimos años.

Y ejemplo de las posturas irracionales de quienes se oponen a la Revolución bolivariana, agregó el periodista, son las vinculadas con la enfermedad de Primer Mandatario. “Difícilmente encontraremos en la historia del país un episodio más revelador de la incapacidad orgánica de un movimiento político para asumir la realidad”.

Ello, señala, está vinculado al odio con el que trabaja la oposición venezolana: “Odio que ciega, que confunde y que conduce directamente al error”, a lo que se suma “ese desprecio absoluto por la verdad que practican”.

“La torpeza que caracteriza la oposición venezolana convirtió la enfermedad del presidente Chávez en un desastre para su estrategia política”, subraya José Vicente Rangel, al inicio de su programa dominical José Vicente Hoy, que se transmite por Televen.

Mencionó que en relación a la enfermedad del líder de la Revolución bolivariana, situación que debe ser manejada con respeto y
consideración, más aún “si se trata de una persona, que por su conducta y sus luchas reúne a su alrededor el fervor de un pueblo”, la oposición en vez de actuar con prudencia “optó por ensañarse en el enfermo, en su familia, en sus compañeros y apostar por la muerte”.

A eso se suma dudas de los boletines oficiales, asumiendo versiones necrofílicas. “La irracionalidad que se apoderó de la oposición”, y el resultado de ello es hoy “una oposición apabullada por la realidad y por la verdad. (Una oposición) sin piso, a la deriva y lo que es peor aún, con el estigma de haber hecho el ridículo”.

AVN