RÉPLICAS
Intervención del autor durante la presentación del libro obra Historia de la Villa Imperial de Potosí (20/03/13)
Néstor Taboda Terán (Escritor)
Nos hemos reunido en la Ciudad Única —la Villa Imperial de Potosí— para celebrar el más grande acontecimiento cultural de todos los tiempos. Rompiendo tinieblas la aparición en Bolivia por primera vez Historia de la Villa Imperial de Potosí, de Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela, escrita hace más de trescientos años atrás. El gran historiador potosino con paciencia de Job ha esperado tres siglos que su obra inmortal circule impresa en su ciudad natal. Bartolomé Arzans dedicó su historia, que le costó una labor ininterrumpida de alrededor de 60 años, al entrañable Cerro Rico de Potosí, el celebérrimo Sumaj Orko. El autor, en las primeras palabras de su historia, Prólogo al lector, expresa:
“El nombre de este gran rey de los cerros y emperador de los montes es conocido en cuanto mira el sol y sus efectos experimentan todos los vivientes: ¡grandeza sin igual, admiración portentosa! Pues ¿cómo no había de tener incentivos para principiarla y motivos para fenecerla? Y mas cuando con ojos de plata puedo asegurar que me ha mirado para su autor y con lenguas de varios metales ha alentado mi pluma para su desempeño, y que juntamente me ha mostrado el corazón para que con más eficacia diga a los hombres que de ver sus necesidades se le rompen sus entrañas y que para remediarlas les ofrece el rosicler de sus venas”. La maravillosa obra editada por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, Historia de la Villa Imperial de Potosí, de condena permanente, reprobación, censura y vituperio de la clase dominante de la tiranía colonialista, que la sumió en el callado, sordo, insonoro, tácito, atónico silencio de tres siglos renace ahora decidida a sobrevivir y malbaratar la campaña indecorosa que quiere desprestigiarla transformándola en una vulgar novela de aventuras sin pies ni cabeza.
Y no solamente aquella indecencia cultural pública de tiranía colonial que anoto, sino el saqueo permanente, el robo, el plagio que ha soportado. En la publicación de Gunnar Mendoza y Lewis Hanke, Nueva York 1965, hay una nómina de autores nacionales y extranjeros que desde el siglo XVII canibalizaron e hicieron variaciones de las descripciones de Arzans. Entre aquellos se hallan escritores famosos como Juana Manuela Gorriti de Belzu, Vicente Quezada, Julio Lucas Jaimes (Brocha Gorda), padre del poeta Ricardo Jaimes Freyre, quien editó permanentemente Tradiciones Potosinas, que es una copia de Historia de la Villa Imperial de Potosí, de Arzans de Orsúa y Vela, y también están Benjamín Rivas, Benjamín Blanco, Julio César Valdés, José María Camacho, Tomás O´Connor d´Arlach, Manuel José Cortés, José Manuel Aponte, Luis Felipe Manzano, Juan W. Chacón, Modesto Omiste, Antonio Quijarro, Demetrio Calvimontes, Manuel de Mendiburu y pare de contar.
En Tradiciones Peruanas, de Ricardo Palma, más de veinte de aquellas tradiciones están copiadas de Arzans. El potosino Modesto Omiste y el cochabambino Nataniel Aguirre se permitieron también piratear textos de Arzans. A Nataniel Aguirre se le acusa últimamente de apropiarse de Memorias del Último Soldado de la Independencia, y la obra que se apropió de Arzans es otro capítulo, La bellísima Floriana, que obtuvo una traducción al inglés en EEUU con su usurpada autoría.
El connotado intelectual chuquisaqueño Guillermo Francovich se apropia de dos obras: Don Juan de Toledo y El Monje de Potosí, copiados de Historia de la Villa Imperial, de Arzans. Se dice que hay un cuento menor del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, según el catedrático de la UMSA Mauricio Souza basado en un relato de Arzans de Orsúa y Vela.
Historia de la Villa Imperial de Potosí, tan francamente saqueada, debo declarar que no fue en Bolivia sencilla su publicación en edición completa, como se había publicado en la Universidad de Brown, Nueva York, Estados Unidos. Pero, la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia impuso su imperio, le costó dos años, pero gracias a los dos destacados intelectuales de 1965 ya se había salvado Historia de la Villa Imperial exiliando la obra de tres tomos a Nueva York, lejos de Potosí. ¡Todo honor y toda gloria en el año 2013 para el ciudadano norteamericano Lewis Hanke y para el ciudadano chuquisaqueño Gunnar Mendoza, que salvaron este gran libro potosino! Este tiempo de cambio coyuntural ha sido favorable para la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, presidido por Roberto Borda. Quiero recalcar, política y culturalmente, que si no hubiésemos estado viviendo en el virtual proceso de cambio de la revolución democrática y cultural del presidente Evo Morales y del presidente del Banco Central de Bolivia, Marcelo Zabalaga, tal edición de Historia de la Villa Imperial de Potosí no hubiese sido posible.
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