Por: Alberto Pinzón Sánchez
La matriz de análisis DOFA (debilidades, oportunidades, fortalezas, amenazas) para el análisis de las organizaciones, al parecer inspirada en el milenario escrito del “arte de la guerra” del legendario estratega militar chino Sun Tzu, empezó a usarse a comienzos de la década de los años 60 del siglo pasado, y su utilidad ha permitido su empleo en el análisis de otras situaciones que pudiéramos llamar estratégicas; donde el contexto general ha cambiado.
Algo difícil de asimilar por algunas mentalidades dirigentes y dominantes en Colombia, quienes por su formación escolástica y formalista, con siglos de sedimentación por la secular dominación ejercida, no alcanzan a visualizar y entender los cambios, los movimientos, las contradicciones nuevas que van aflorando y moviendo la realidad; persistiendo tercamente en su quietismo, en la inmutabilidad de las cosas, en la fábula del eterno retorno, que sustenta su argumentación profunda en la famosa frase bíblica de que “no hay nada nuevo bajo el sol”.
Pues en la actual Colombia, hay quienes desde el bloque de clases dominante aseguran que la Guerra Fría no ha concluido. Que seguimos inmersos en la confrontación económico-política-ideológica de las dos superpotencias surgidas después de la segunda gran guerra mundial USA- URSS: La democracia occidental enfrentada al comunismo ateo (ahora predominantemente oriental). Que el hegemón unilateral del sistema global del imperialismo sigue siendo EEUU, y que la pérdida paulatina de su hegemonía es una gran mentira, un fake, acuñado por los antimperialistas para desacreditar el invencible y eterno “American Way of Life.
Que el proyecto lanzado por el presidente Bush I en 2001, al comenzar la invasión a Irak de construir “El Estado Mundial” (1) basado o soportado en 253 bases militares de alta tecnología repartidas por todo el mundo (en Colombia solo hay 7 bases reforzadas desde 2017 por el convenio de JM Santos con la OTAN), no ha sido derrotado por la valerosa y persistente lucha de los pueblos del mundo. En fin, que a pesar de la gran crisis civilizatoria que estamos viviendo y que golpea a todos por igual, el canto del cisne anunciando el fin de una era y el surgimiento de otra basada en el multilateralismo es una bagatela; una composición musical de carácter ligero y de poca duración.
Y sobre la realidad colombiana actual, no van más allá de propalar por medio del aparato falsimediático un relato inverso montado sobre las siguientes irrealidades.
1- La nueva situación generada en Colombia a raíz del triunfo de las diversas fases de la combativa movilización social, que finalmente llevó a la derrota electoral del uribismo y a la presidencia de Petro, con la concreción de su estratégica consigna de la paz total, no es más que un traspié momentáneo que dentro de 4 años, a lo sumo, será superado.
2- La estrategia contrainsurgente iniciada en 1958, de adelantar procesos de paz basados en la DDR (desmovilización, desarme y reinserción) con la cual se ha pretendido tercamente, pero sin éxito, resolver el complejo problema guerrillero surgido en Colombia en 1948; estrategia continuada, mejorada y reorganizada por cada uno de los 13 presidentes de la contrainsurgencia que ha tenido Colombia desde entonces, sigue siendo la correcta y se debe volver a aplicar “ad infinitum”.
3-El proceso de paz de la Habana/ 16, formalizado con el pérfido pacto Santos-Timochenko, es un modelo universal que se debe aplicar a todos los demás procesos de paz con insurgencias políticas (de cualquier tendencia ideológica) que se proyecte realizar en Colombia: Su logro está en los números: 7 mil guerrilleros de las Farc (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-38888897) desarmados y desmovilizados arrodillados pidiendo perdón, que por favor se cumpla lo pactadado, que no los sigan matando, y sus antiguos dirigentes haciendo todo lo posible para que no los metan en las mazmorras por los crímenes de guerra que públicamente han reconocido cometieron.
4-Los innumerables grupos armados organizados ( GAO) que según las mismas autoridades han reconocido ocuparon el territorio dejado por las Farc, reciclando el horror y la atrocidad del conflicto interno colombiano, a los que se les debe agregar los varios grupos en los que saltó hecha pedazos la propia FARC después del engaño de dicho pacto, de la perfidia estatal, de los incumplimientos, las traiciones, los entrampamientos y montajes, y del exterminio de desmovilizados gota a gota; son todos grupos armados ilegales, desideologizados luchando por el control de rutas del narcotráfico a los que simplemente hay que aplicarles la Ley.
Sin embargo, la realidad, la terca realidad , dice otra cosa a pesar de que “obtusamante” se le pretenda tapar con un dedo. Un análisis DOFA condensado de la nueva situación generada en Colombia y que por razones de espacio y lugar no es posible desarrollar “in extenso”, implica además de resaltar las obvias oportunidades en todos los aspectos, contar con las fortalezas que se tienen en este momento, y sobre todo, analizar con prospectiva el terreno deleznable de las múltiples debilidades y las amenazas que se visualizan hacia el futuro .
Por ejemplo. Fortaleza, es la coherencia del dolor y el sufrimiento de los colombianos convertido en Movilización Social. Oportunidad, es la real posibilidad de avanzar hacia una Hegemonía alternativa nueva y democrática. Debilidad es el archipiélago ideo-político de la llamada Izquierda colombiana. Amenaza es el militarismo narco paramilitar al acecho, para profundizar el caos, la incertidumbre hasta hacer definitivamente de Colombia un Estado fallido como Somalia, Libia o Yemen, etc; que sea más funcional a la etapa actual de decrepitud imperial en su estrategia global de sembrar el caos en todo el mundo, para así poderlo controlar.
También es una gran amenaza que debe ser prevista a tiempo, la trampa tendida por el presidente Pastrana en el Caguán, a través del almácigo de “negociadores oficiales” de inducir a los negociadores de las Farc a considerar una lista ilimitada de peticiones y temas de discusión en en una llamada “agenda infinita” que alcanzó el absurdo número de más de 500 temas de discusión. El objetivo final era claro: prolongar los diálogos hasta el final del gobierno (mientras se reorganizaba el ejército mediante el Plan Colombia) y llegado el momento declarar el diálogo inútil, seguido de la caída del alpinista y el conflicto reciclado. Dejar para los últimos meses del gobierno la firma del acuerdo de la Habana, fue también la táctica de los negociadores del gobierno Santos. El resultado está a la vista: un pacto malicioso de afán, recortado o modificado a gusto, sin posibilidad de ser refrendado, y la organización guerrillera dividida en su primera división; en la fase de mórula de la mitosis celular.
En cambio, una gran oportunidad , que debe ser valorada en todas sus posibilidades, es la consigna general con la cual se ha cubierto el actual gobierno del pacto histórico de Petro de llegar a las causas profundas que por años han movido el llamado conflicto interno colombiano, hasta alcanzar una paz total. Perspectiva superestructural que se debe expandir hacia la construcción de una hegemonía alternativa o nuevo consenso social, que como lo señala Gramsci para toda hegemonía, represente no solo los intereses de la clase dominante, sino el interés general de la sociedad incluidas las clases subalternas dominadas.
Este nuevo contexto, tanto nacional como internacional, que empieza a generalizarse de construir colectivamente una verdadera paz en la atormentada sociedad colombiana y, que debido a la debilidad diplomática (no militar) en la que se debate el gobierno de los EEUU ha tenido que ser aceptado por casi todo el mundo, como todo nuevo contexto obliga a todos los concernidos e interesados a su discusión democrática y a su praxis correspondiente hasta hacerla realidad.
Nota
(1) Arrighi Givanni. Adam Smith en Pekín. orígenes y fundamentos del siglo XXI. Capítulo IX , págs 263 y ss. Ediciones Akal. 2007.
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