Por: Pedro Echeverría V.
1. El PAN publicó hoy –adelantándose a los demás- su propuesta privatizadora del petróleo, entregando así a los inversionistas privados y extranjeros todo el trasero. No traiciona a nadie porque el PAN, desde que nació en 1939, se proclamó como un partido conservador, proempresarial, de derecha, con ligas con el nacismo. El PAN sería traidor a su clase (la capitalista) si algún día favoreciera a los trabajadores explotados y oprimidos por el capital. Al PRI se le podría decir “traidor” porque nació como partido oficial de la llamada “revolución mexicana” que, aunque burguesa, siempre se proclamó defensora de los humildes. Por ello el PRI, en su tránsito del llamado “nacionalismo revolucionario” al “neoliberalismo privatizador” a partir de 1982, y de la política de centro a la derecha, sufrió una notable mutación que los hacen más o menos traidores.
2. El PAN –el partido que de manera consecuente ha representado a los grandes empresarios y a la propiedad privada- propone de entrada modificar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, refiriéndose a la propiedad de la tierra y el subsuelo, para concesionar a empresas privadas –nacionales o extranjeras– la exploración, explotación, producción, transportación y refinación de hidrocarburos, así como la industria de la petroquímica básica. Su dirigente nacional, Gustavo Madero, argumentó ayer (como todos los partidarios de la privatización) que no venderán ‘‘un tornillo de Pemex, ni una refinería ni un pozo’’ (le faltó decir que tampoco el nombre de Pemex), los cuales seguirán siendo de los mexicanos, pero la paraestatal competirá con empresas privadas o asociaciones público-privadas en actividades cerradas hasta ahora para ellas.
3. No llamar privatización a la total entrega de los negocios del petróleo a los inversionistas es querer engañar a los imbéciles o a los tontos, cuando hasta éstos saben que quien invierte en una empresa manda, da órdenes, decide y convierte en propiedad todo: nombra a los altos y medios funcionarios, así como a las secretarias. Pemex podrá no cambiar su nombre, pero no olvidar que quien paga manda. Pero además, ¿acaso quienes privatizan son defensores del patrimonio nacional o agentes de los inversionistas? Ya estoy viendo al señor Peña Nieto, al señor Madero y al señor Zambrano, genuflexos y besándoles las manos a los inversionistas que “vinieron a salvar a México” y, de pasó, a salvar los negocios de los dirigentes de los partidos. Por ello gritan a los cuatro vientos que “Pemex no se privatiza, sólo estará abierto a la inversión de gente buena”.
4. Preveo también muy débiles y con carencia de combatividad a las protestas que organizará López Obrador hasta mediados de septiembre, a casi año y medio del fraude electoral en el que permitió que el PRI y los medios de información, le jueguen el dedo en la boca. Me pregunto: ¿Hasta qué grado habrá contribuido (sin culpar) la ausencia de protestas al debilitamiento y desaparición del movimiento estudiantil Yo soy 132? Las batallas contra la privatización del petróleo hace mucho que debieron iniciarse, mucho antes que el PAN presentara su proyecto privatizador para obligar al PRI y al PRD a verlo como modelo. Pero por otro lado, ¿todo mundo debe esperar a López Obrador –el único organizado- demostrándose así –algo extremadamente grave- que la izquierda no representa nada en México y ni siquiera existe? ¡La burguesía feliz!
5. Me da la impresión que caminamos en el mismo círculo, tal como escribió a principios del siglo XX, Toynbee, el historiador inglés. La realidad es que la inmensa mayoría de las personas parece vivir su vida dando vueltas en círculos; no se dan cuenta que están repitiendo los cosas que han vivido. Se entera de que se producen cambios sin ver que éstos son inherentes a la vida. Lo peor es que estas personas una y otra vez se tropiezan con las mismas piedras. Y hace recordar aquel refrán: “El hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra”. La llamada historia en espiral, de la que habla el materialismo dialéctico pensando en el continuo progreso -para no repetir nuestro andar en círculo del cual no se sale- parece una equivocación según nuestros amigos los pesimistas.
6. Pareciera que el PRI llegó para quedarse otros 70 años. En su primer día de gobierno –con la firma del llamado Pacto por México- demostró que regresaba para seguir dominando a los llamados partidos y grupos “de oposición”, sean de derecha, fascistas, socialdemócratas o de la izquierda amaestrada. Durante siete décadas subsidió a todos los partidos (desde el PCM de izquierda hasta el sinarquista de extrema derecha) entregándoles (tras bambalinas) dinero, pagándoles rentas de locales y obsequiándoles algunas diputaciones y presidencias municipales. Hoy los subsidios son mayores porque los compromisos de los partidos también son más grandes. Con esa política de amplia e inteligente mediatización y baja represión México alcanzó el prestigio de demócrata.
Comentario