Por: Ediciones Vanguardia Proletaria
¡Proletarios de todos los países, uníos!
“Los intelectuales revolucionarios debemos trabajar por llevar la ciencia, la filosofía materialista y la cultura democrática y proletaria hacia las grandes masas populares” PCE
En el seno del movimiento comunista internacional e incluso entre sectores democráticos del pueblo, se viene librando una lucha ideológica en torno al papel que deben cumplir los intelectuales en el proceso de organizar la revolución, en el proceso de las grandes transformaciones sociales.
Al respecto escribimos este artículo para contribuir en esta lucha en la defensa de la posición marxista sobre los intelectuales y en contra de las posiciones burguesas y revisionistas.
A lo largo de la historia, los intelectuales se han ubicado en dos orillas opuestas: una mayoría se ha puesto del lado de las clases dominantes reaccionarias sirviendo como defensores teóricos de la vieja sociedad, y una minoría se ha levantado contra el viejo régimen uniéndose a las filas revolucionarias llegando a dirigirlas victoriosamente en distintas épocas y escenarios.
Así por ejemplo tenemos en la Revolución Francesa de 1789 a Montesquieu, Robespierre, Marat y algunas centenas más, pero el grueso de los intelectuales franceses de entonces apoyaron al Rey y las viejas estructuras sociales; en la Revolución Rusa están Lenin, Stalin, Sverdlov, Jorge Dimitrov, y algunas centenas más pero igualmente la mayoría de los intelectuales de aquellos años estuvieron por la defensa de la vieja democracia burguesa e incluso de las viejas relaciones sociales zaristas; y así sucedió en la revolución China, sucede en el curso de la Guerra Popular en el Perú y en todos los lugares.
Comenzamos aclarando esto porque hay que estar conscientes que en el proceso de toda revolución –y también de toda reacción- los intelectuales cumplen un papel fundamental, pero en el caso del MCI necesitamos no cualquier tipo de intelectuales sino intelectuales con conciencia proletaria, comprometidos con la clase y en el caso de que sean intelectuales pertenecientes a otras clases del pueblo como la pequeña-burguesía y la burguesía media, deben estar dispuestos a aceptar la dirección del proletariado y su Partido, caso contrario no sirven a la revolución y al contrario se convierten en obstáculos para el desarrollo de la misma. Y además, debemos estar conscientes que en todo proceso revolucionario solo una minoría de la intelectualidad se ubica en las filas revolucionarias mientras que la mayoría defiende el viejo régimen social, pero que pese a ser una minoría de intelectuales revolucionarios y democráticos pueden y deben incidir en los obreros y campesinos para levantarlos contra el imperialismo y la reacción.
Los comunistas valoramos en sumo grado el papel que pueden y deben cumplir los intelectuales en el proceso de la revolución, es más nosotros mismos somos intelectuales, la diferencia con los burgueses y revisionistas en general, es que los comunistas partimos de la ideología del proletariado, del marxismo-leninismo-maoísmo -como guía principal-, a la vez recogemos los aportes democráticos que a lo largo de los diferentes procesos de resistencia y liberación en el curso de milenios nos han dejado los hombres y mujeres democráticos, científicos y luchadores, y porque aplicamos estos conocimientos principalmente para la transformación social.
Los comunistas debemos luchar por incidir de mejor forma en la intelectualidad progresista, darles herramientas ideológicas para que se vengan hacia el proletariado, demostrarles solvencia teórica para que vean que los comunistas tenemos sólidas propuestas y lo que planteamos está respaldado científicamente. Más aún debemos luchar por construir nuevos intelectuales en el seno del movimiento obrero y campesino, para tener intelectuales revolucionarios con mayor firmeza de clase.
Hay un punto que los comunistas y revolucionarios no debemos olvidar y tiene que ver con la cultura. La cultura, es decir el acumulado espiritual y material de todo pueblo y sociedad, debe ser también utilizado en la lucha de clases, partiendo lógicamente de los elementos progresistas y democráticos existentes en toda cultura para convertirlos en puntos de apoyo y fusionarlos con la cultura proletaria, para que aparezcan como un todo único ante las masas. Ahí está el ejemplo de la GP del Perú: los rituales indígenas y campesinos se cumplían en medio del canto alegre y esperanzador de la Internacional.
Los comunistas y revolucionarios, como hombres y mujeres de ciencia, como intelectuales que somos, debemos luchar por proletarizarnos cada día. ¿Qué significa esto? Significa asumir en la teoría y en la práctica la ideología proletaria, pero siempre de manera objetiva y aplicando lo más elevado del marxismo “el análisis concreto de la realidad concreta”. Proletarizarse significa en primer lugar estar del lado del pueblo, como nos dijera el presidente Gonzalo que para ser un dirigente revolucionario lo primero que había que hacer es tener posición de clase junto al pueblo, ver sus problemas, conocerlo de cerca, ir hacia las masas para ver como trabajan, como viven, como sufren y que piensan. Proletarizarse significa en segundo lugar, estudiar a fondo y de manera permanente el marxismo-leninismo-maoísmo, pues si no tenemos claro la brújula y mapa que significan el mlm en medio de la gran tormenta de la lucha de clases, nos perderemos y/o no llegaremos al puerto de la revolución. En tercer lugar significa organizar la vida diaria en función del proletariado y el pueblo, del Partido y la Revolución…esto no quiere decir que no sirvan los proyectos personales como profesionalizarse, trabajar, hacer cultura, etc., sino que los proyectos personales deben estar íntimamente ligados al proyecto partidario, servirle de una u otra forma y no obstaculizarle. Proletarizarse significa en cuarto lugar aprender a valorar el acumulado histórico de la humanidad trabajadora y de las luchas del pueblo a lo largo de milenios, no ser sectarios, eso si siempre el proletariado será la estrella polar. Y en quinto y último lugar: proletarizarse tiene que ver sobretodo con el pensamiento, la práctica social y la actitud, y no con cuestiones secundarias y accesorias como la vestimenta, el transporte, la música, etc., y que mal entendidas dan lugar a izquierdismos y derechismos, como por ejemplo, los troskistas en Perú le criticaban a Gonzalo –en los años 70- de que ande en la universidad con terno y corbata, siempre elegante, a lo que Gonzalo les contestaba que ser un intelectual revolucionario no se mide por si se anda con un cinturón de cuero o una soga, que lo que determina si un intelectual es revolucionario tiene que ver con el hecho de si asume una posición teórica y práctica junto al pueblo.
Profesores, médicos, abogados, economistas, arquitectos, ingenieros, músicos, pintores, escritores, periodistas, diseñadores, etc., pueden y deben contribuir con el proceso de la revolución y el proletariado; particularmente los comunistas debemos aprender a ganarnos su confianza, a saber acoger sus aportes profesionales, económicos y personales con el Partido, darles alimento ideológico y saberles incorporar en distintos grados y niveles con el trabajo revolucionario, siempre al servicio de obreros y campesinos y de preparar e iniciar la Guerra Popular. Los intelectuales revolucionarios debemos trabajar por llevar la ciencia, la filosofía materialista y la cultura democrática y proletaria hacia las grandes masas populares.
Los comunistas hemos trabajado, trabajamos y trabajaremos por forjar una sólida corriente democrática y científica entre los intelectuales, por jalonar a la intelectualidad progresista hacia las posiciones del proletariado y porque los comunistas estemos entre los más grandes intelectuales de cada país, como hombres y mujeres pensantes y operantes, comprometidos en cuerpo y alma con la revolución, con un elevado nivel cultural, con carisma y sencillez, y que así seamos dignos representantes del proletariado, grandiosa clase social encargada de derrumbar al imperialismo y llevar a la humanidad hacia el Dorado Comunismo.
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