10 años del otro mundo posible
Por: Raúl Romero
Luego de la contrarreforma indígena aprobada por todos los partidos políticos en 2001, en la que nuevamente se violaron los Acuerdos de San Andrés (1996), el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) pasó a una nueva etapa organizativa. La traición que recibieron por parte de toda la clase política (incluidos los partidos de “izquierda”) los llevó a un nuevo momento, el del ejercicio de facto de las autonomías.
En agosto de 2003 el EZLN anunció la desaparición de los Aguascalientes y el nacimiento de los Caracoles, así comenzaba –dijo la Comandanta Esther- el tiempo de “ejercer nuestros derechos nosotros mismos” [1] . Los Caracoles no venían solos, nacían con las Juntas de Buen Gobierno y ambos eran la maduración de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) a lo largo también de casi 10 años de lucha. Repasemos un poco esta historia.
El 19 de diciembre de 1994, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN anunció que como parte de la campaña “Paz con Justicia y Dignidad para los Pueblos Indígenas” y con apoyo de la población de la zona, había tomado el control de 38 municipios. La toma se había realizado sin necesidad de enfrentamiento alguno y respetando el “cese al fuego” en el que se encontraban en ese momento –aunque en realidad las fuerzas federales nunca han dejado de atacar a las comunidades zapatistas-. La población civil de esos 38 municipios se dio a la tarea de elegir nuevas autoridades y renombrar, de acuerdo a sus creencias, usos y costumbres, los municipios. Desde aquel entonces los zapatistas informaron que los municipios tomados se regirían bajo la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, las Leyes Revolucionarias Zapatistas de 1993 [2] y las leyes del propio municipio. Así nacieron los Municipios Rebeldes Autónomos Zapatistas (MAREZ). También desde aquel entonces el EZLN anunció que, dado que no aspiraba a la toma del poder del gobierno, los MAREZ se gobernarían por sí mismos a través de consejos autónomos. El EZLN sólo se encargaría de dar protección frente a ataques militares o paramilitares.
Para 2003 los consejos autónomos de los 38 MAREZ habían logrado un grado de articulación y coordinación tal que podían pasar a conformar regiones y apropiarse de los Aguascalientes, “centros de resistencia” que el EZLN había construido en diciembre de 1995.
Los pueblos indígenas zapatistas comenzaron así un ejercicio autonómico en el que contaban con territorios y gobiernos propios, y un ejército puesto a defender los intereses de los pueblos; es decir un gobierno que “manda obedeciendo” y un ejército que cuidaría a ese “pueblo-gobierno”:
A partir de ahora, todo lo referente a los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas se hablará por sus autoridades y por las Juntas de Buen Gobierno, con ellas habrá que tratar también los asuntos de los municipios autónomos tales como proyectos, visitas, cooperativas, conflictos, etcétera.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional no puede ser la voz de quien manda, o sea del gobierno, aunque el que mande, mande obedeciendo y sea un buen gobierno.
El EZLN habla por los de abajo, por los gobernados, por los pueblos zapatistas que son su corazón y su sangre, su pensamiento y su camino.
Nosotros estaremos pendientes de defenderlos, que para eso somos el Ejército Zapatista, el Votan-Zapata, el guardián y corazón del pueblo [3] .
Los zapatistas establecieron tres principios para los integrantes de las Juntas de Buen Gobierno: rotatividad, revocación de mandato y rendición de cuentas. Con ellos garantizan que el “mandar obedeciendo” no sea sólo una frase. Así se comenzó a hacer realidad la demanda de municipios autónomos: espacios de gobierno local donde puede ejercerse la democracia directa, donde los integrantes de la comunidad realmente participan de las decisiones que le atañen.
De igual forma, las Bases de Apoyo Zapatistas consolidaron la gran red de municipios autónomos que venían edificando años atrás. Al respecto, González Casanova escribe lo siguiente:
Se trata de un programa de acción, de conocimiento, de perseverancia y dignidad para construir un mundo alternativo, organizado con respeto a las autonomías y a las redes de autonomía. Su objetivo es crear con las comunidades, por las comunidades y para las comunidades, organizaciones de resistencia que desde ahora formen mallas a la vez articuladas, coordinadas y autogobernadas que les permitan mejorar su capacidad de contribuir a que otro mundo sea posible [4] .
El EZLN continuó con la lógica de no volverse gobierno. No fueron –ni son- los milicianos zapatistas los que construyeron gobiernos alternativos, su papel es el de protectores, de Votan. Con este hecho nuevamente resaltan las diferencias de los zapatistas con las guerrillas tradicionales o con los grupos revolucionarios de las décadas pasadas, los cuales se planteaban la toma del poder para luego cambiar al mundo.
Las Bases de Apoyo Zapatistas construyeron así una especie de poder popular y gobiernos autónomos fuera de la lógica del Estado y en general de toda la lógica política dominante: no es el poder del gobierno sobre el pueblo, sino el poder del pueblo sobre el gobierno; no es la toma del poder, sino la construcción de un poder emancipador en el que los gobernantes pasan a ser servidores, personas que mandarán obedeciendo al pueblo.
Vale señalar también que desde la Primera Declaración de la Selva Lacandona, los zapatistas señalaron que su lucha no era solamente por el reconocimiento de los pueblos indígenas, y que si bien eran su principal sujeto y actor social, su lucha tenía objetivos mucho más grandes: mediante la demanda del municipio autónomo, se proponían que la soberanía nacional realmente recayera en el pueblo mexicano.
Al mismo tiempo que exigían el reconocimiento de sus derechos, los zapatistas fueron articulando lo local con lo global: al articular su lucha con las de otros pueblos y organizaciones nacionales e internacionales, los zapatistas evidenciaron el carácter global de su lucha, es decir por un México y por un mundo con democracia, libertad y justicia, lo cual sólo es posible en un mundo sin capitalismo en cualquiera de sus formas.
Con la construcción de los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno los zapatistas han contribuido de gran forma a las luchas por la emancipación de la humanidad. Ello radica en que frente a un proceso de explotación y dominación combinada, ellos construyen una alternativa emancipatoria también combinada.
En diciembre de 2011, a propósito del “Segundo Seminario Internacional de Reflexión y Análisis. Planeta tierra: Movimientos antisistémicos” realizado en la Universidad de la Tierra-Chiapas, la filosofa Fernanda Navarro dijo que la lucha de los zapatistas podía leerse en tres tiempos: el tiempo de pedir, el tiempo de exigir y el tiempo de ejercer. Con los Caracoles Zapatistas y las JBG, los pueblos zapatistas se dieron a la tarea de ejercer sus derechos, de dar cumplimiento a lo pactado en San Andrés y de darse gobierno.
Entre el 8 y 10 de agosto de 2013 se cumplen 10 años del nacimiento de los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno. Durante los días que seguirán, los propios zapatistas contarán su experiencia y mostrarán los avances y dificultades en este proceso. Habrá que estar atentos y escuchar como construyen ese otro mundo posible, ese que sin duda es el proyecto emancipador más importante en la era actual. Por lo demás, basta decir: ¡Larga vida a losCaracoles, a las Juntas de Buen Gobierno y al EZLN
[1] Comandanta Esther. (2003) “A los pueblos indios de México” [en línea]. Chiapas, 09 de agosto. Tomado del sitio electrónico Cartas y Comunicados del EZLN. Disponible en http://palabra.ezln.org.mx/
[2] Leyes de guerra diseñadas por ellos mismos y que tenían que ver con impuestos de guerra, trato a los soldados del ejército federal, pero también con redistribución de la tierra y formas de autogobierno.
[3] SCI Marcos. (2003) “Palabras por el nacimiento de las Juntas de Buen Gobierno” [en línea]. Chiapas, 09 de agosto. Tomado del sitio electrónico Cartas y Comunicados del EZLN. Disponible en http://palabra.ezln.org.mx/
[4] González Casanova, P. (2009) “Los Caracoles zapatistas: redes de resistencia y autonomía”. En De la sociología del poder a la sociología de la explotación. Pensar América Latina en el siglo XXI. Colombia: CLACSO, p. 338.
Comentario