Por: Plataforma de Luchadores Sociales
La noche del 21 de agosto de 1971, tragaba con sus sombras todas las esperanzas de uno de los pueblos más valientes del planeta.
El golpe derechista y reaccionario había comenzado el 19 de agosto con una asonada en Santa Cruz de la Sierra, donde grupos falangistas y movimientistas lograron agrupar lumpen para situarlos frente al recinto policiario en el que se encontraba preso Hugo Bánzer Suárez. Los sectores revolucionarios sorprendidos y desorganizados no atinaron a planear una defensa coherente y se limitaron a reunirse en sus locales. En efecto, fabriles y universitarios se parapetaron en sus respectivos edificios prestos a la defensa.
Dueños de enormes cantidades de armamento, los fascistas y los Rangers atacaron los puntos de resistencia popular sometiendo con rapidez los mismos. Comenzaron entonces los asesinatos más repugnantes de que se tenga recuerdo en Santa Cruz. Oficiales al mando del Cnl. Andrés Selich Shop falangistas dirigidos por Carlos Valverde Barberí y movimientistas encabezados por los hermanosFlores, penetraron en el recinto universitario y en la Federación Fabril con metralletas en las manos y barrieron con los prisioneros.
Cochabamba, Oruro, Sucre, Tarija y otras ciudades del interior del país, cayeron rápidamente en poder de los fascistas, con el simple pronunciamiento de sus guarniciones militares en favor del golpe reaccionario.
EL ENFRENTAMIENTO ARMADO. LA BATALLA DE LAIKAKOTA.
Las acciones bélicas se iniciaron en La Paz, más o menos al mediodía del sábado 21 de agosto de 1.971, cuando el Comando de la Asamblea Popular llamaba al pueblo a concentrarse en la Plaza del Estadio, a fin de recibir armamento para oponerse al levantamiento subversivo.
La fracción del “Castrillo” apostada en el cerro de Laikakota, ganaba posiciones poco a poco y prácticamente tenía ya a las tres de la tarde, más o menos, tomada toda la colina. Los soldados envalentonados se disponían a avanzar sobre la plaza del estadio. En aquellos momentos se produjo la acción más heroica de pequeños grupos sin dirección y por propia iniciativa que determinó no solamente la paralización del avance militar sino la pérdida de la mitad de la colina a manos de esos grupos revolucionarios. Es muy posible que la fracción del “Castrillo” hubiera tenido la misión de probar la capacidad combativa de los efectivos revolucionarios concentrados en el estadio.
La lucha se trabó en forma violenta por la posesión de la colina. Los grupos revolucionarios con su ejemplo infundieron valor a la multitud que atacó victoriosamente consiguiendo el repliegue de los soldados.
LA TOMA DE LA INTENDENCIA DE GUERRA.
La Intendencia de Guerra ocupa un viejo edificio que se encuentra situado a unos cincuenta metros de la Plaza del estadio. Ninguna disposición expresa había sido tomada por el comando revolucionario para ocupar dicho cuartel y capturar las armas allí existentes. El grupo universitario-estudiantil y obrero, al margen de cualquier disposición, asaltó el edificio reduciendo a la guarnición, luego de una corta pero tensa acción. Inmediatamente se procedió, por órdenes de quienes hacíamos las veces de dirigentes, a la requisa completa de todas las instalaciones y dependencias de la Intendencia, lo cual dio como resultado el hallazgo de varios centenares de fusiles máuser que estaban siendo sustituidos en el ejército por armas automáticas y semiautomáticas.
El armamento capturado fue eficientemente utilizado por los trabajadores y estudiantes que tienen familiarización con esas armas. Muchos fusiles estaban casi inservibles y algunos otros carecían de manivelas, en fin, otros se llegaban a romper en los forcejeos de quienes pretendían armarse porque tenían el maderamen podrido, empero aún así, la acción fue altamente positiva pues se encontraron cantidades apreciables de munición calibre 30 para carabinas, 9 mm para pistam, granadas de mano (piñas), cananas, cascos de guerra y otros implementos que sirvieron para continuar la lucha y sobre todo para vencer en Laikakota.
LA VICTORIA DE LAIKAKOTA.
Alrededor de las 8 de la noche, los combatientes de Laikakota lanzaron el asalto final a la caseta controlada por la fracción del “Castrillo” en la cima de la colina.
La lucha en la colina había cesado. El triunfo correspondió al pueblo armado. Un profundo silencio se apoderó de toda la ciudad que rodea la elevación de Laikakota. Se tenía la sensación de que todo había terminado. Con intensa emoción, entre lágrimas y abrazos, el único verdadero héroe: el pueblo simple y valeroso, vencedor permanente de gorilas y fascistas, entonó con un nudo en la garganta el Himno Nacional. ¡¡Qué vivo y sangrante resultaba aquel “morir antes que esclavos vivir” proclamado y cantado por centenares de voces enronquecidas por la sed y la fatiga!! Quienes vivimos aquellos inenarrables momentos de triunfo popular y revolucionario, comprendemos que al escribir estas líneas, al describir pálidamente lo grandioso de aquel instante de la historia nacional, no se puede contener las lágrimas que humedecen nuestros ojos, ni la intensa angustia que atenaza nuestro espíritu al pensar que estábamos muy equivocados creyendo que esa victoria conduciría al triunfo final.
Muchas victorias al estilo Laikakota condujeron a la consecución del triunfo nacional de abril, pero en agosto-71 sólo fue un episodio, grandioso, heroico y al mismo tiempo aislado y solitario.
«Terminaba aquella jornada trágica y heroica de agosto de 1.971……………..» (*)
Derrocado el gobierno de Juan José Torres G., y aplastado el pueblo trabajador bajo las orugas de los tanques y las botas militares, se instaló en el país un régimen de terror.
Los golpistas reaccionarios a la cabeza de Hugo Bánzer Suárez, constituyeron un “Frente Popular Nacionalista” con la participación del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Falange Socialista Boliviana (FSB) y como tercer elemento del frente político nada menos que las Fuerzas Armadas de la Nación. Antiguos fascistas, ladrones vulgares y delincuentes comunes emergían de las sombras exhibiendo sus “certificados” anti-comunistas. A la caída de Torres, volvieron a aparecer reclamando parte del botín: publicaron un “manifiesto” dirigido al pueblo informándole que sus acciones habían sido ejecutadas por “ideales” nacionalistas y anti-comunistas.
Al mando de todo el engranaje se encontraba el “ogro” Rafael Loayza, secundado por temibles desequilibrados de la calaña de Tito Vargas, Abraham Baptista, Guido Benavides, Antonio “chicho” Elio, Fernando “mosca” Monroy y otros. He aquí una incompleta relación de los principales torturadores del régimen banzeriano para que sus nombres queden como testimonio de sus crímenes:
Carlos Mena, Luís Mena, Gary Alarcón, Guido Alarcón, Teddv Quiroga, Rudy Quiroga, Esteban Álvarez, Cap. Vacaflores, Danger Salamanca, Damián Cuentas, N. Valdivia (asesino de Inti), Fernando Paiva, Jaime Niño de Guzmán (asesino de Jorge Vásquez), N. Ormachea, Adib Cury (capitán de ejército), Cap. Jorge Cadima, Jorge Yutronic, Carlos Landívar, Javier Moscoso, Eleuterio Vela, Félix Trigo, N. Zuazo, N. Otero (alias “el piqui”), N. Vargas (alías “el perro”), N. Beltrán, Edgar Aliaga, Mario Jordán, Percy “Paye” González, N. Morán (asesino de Sandoval Morón), Gonzalo Pers, Guido de Ugarte, Liberty Maldonado (alias “el Atila”), Roger Sardán, Alfredo Rocha y el peor de todos Víctor Jorge Balvián (alias “Coco”) uno de los más despreciables esbirros cuyos crímenes tienen que ser cuidadosamente investigados para determinarse la magnitud de su culpa. Los hermanos García, N. Luleman, N. Montenegro, Domingo Linale, Jaime Urriolagoitia, N. “loco” Arce, etc., etc.
ALGUNOS CENTROS DE REPRESIÓN Y TORTURA.
- detenidos, naturalmente, no cabían en las celdas ordinarias de la Dirección de Investigaciones Nacionales (DIN). La enorme cantidad de inocentes privados de libertad determinó la necesidad de abrir verdaderos campos de concentración al más puro estilo nazi-fascista. He aquí algunos centros:
Achocalla, Chonchocoro, Coati. Alto Madidi, Viacha, El Pari- Santa Cruz
ALGUNOS NOMBRES DE REVOLUCIONARIOS ASESINADOS
Los militantes del ELN, fueron entre otros, los que sufrieron más sañudamente la furia fascista. Ello resulta natural: con todos sus errores, aquella organización era la única que tenía algunas posibilidades de enfrentar, desde la clandestinidad, el terror blanco. Estos son algunos nombres de las más conocidas víctimas de la primera ola represiva fascista en Bolivia:
ROBERTO ALVARADO DAZA.
JOSÉ CARLOS TRUJILLO OROZA.
ENRIQUE ORTEGA HINOJOZA.
JORGE HELGUERO SUAREZ.
IVO STAMBUK.
CECILIA AVILA.
OSCAR NUÑEZ.
LISIMACO GUTIÉRREZ.
PEDRO MORANT SARAVIA.
DANIEL ARROYO.
OSVALDO UCASQUI.
NICOLÁS DORSA.
ROBERTO SÁNCHEZ OTAZO.
ELENA AMALIA SPALTRO.
RAINER IPSEN CÁRDENAS.
CANCIO PLAZA ASTORGA.
AGUSTÍN CARRILLO CARRASCO.
CARLOS LOPEZ,
GUILLERMO VELIZ.
JAIME VIRRUETA.
CARLOS BAYRO.
JOHNNY MONCADA.
FÉLIX MELGAR.
RODOLFO QUINTEROS.
ALCIDES SANDOVAL MORÓN.
FÉLIX SANDOVAL MORÓN.
PEDRO SILVETTI GARCÍA.
GERARDOERMÚDEZ
TORTURAS SISTEMÁTICAS
Las mujeres que, por su condición de tales, habían sido respetadas siempre por los regímenes del pasado, fueron y son las principales víctimas de los nuevos hitlerianos que se han apoderado de nuestra pobre patria. Los recintos utilizados para la tortura de mujeres son inmuebles especiales que, como dijimos anteriormente, fueron apropiados o simplemente ocupados por los torturadores.
Después de la conocida “Masacre del Valle”, que como vimos tuvo su origen en el alza de los precios de los artículos esenciales, el gorila mayor reunió un grupo de campesinos en el Palacio Quemado y les dijo:
«….A USTEDES HERMANOS CAMPESINOS VOY A DARLES UNA CONSIGNA COMO LÍDER. EL PRIMER AGITADOR COMUNISTA QUE VAYA AL CAMPO, YO LES AUTORIZO, ME RESPONSABILIZO, PUEDEN MATARLO. SINO ME LO TRAEN AQUÍ PARA QUE SE ENTIENDA CONMIGO PERSONALMENTE. YO LES DARÉ UNA RECOMPENSA………» ”
Juzgue el pueblo boliviano y la opinión internacional al gobernante que desgraciadamente ha tenido BOLIVIA.
Este breve recuento histórico es un apretado resumen del terror fascista banzeriano inaugurado en agosto de 1971, hacen 42 años. Los genocidas continúan en la impunidad.
(*) EL fascismo en Bolivia. Fondo Editorial “Liberación”. Pág. 132.
Jorge Echazú Alvarado Julio Llanos Rojas José Tirado Victoria López
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