Por: Seth Borenstein
Según un nuevo estudio, la Tierra ha sobrepasado siete de los ocho límites de seguridad establecidos científicamente y se encuentra en “la zona de peligro”, no sólo por el recalentamiento del planeta, que está perdiendo sus zonas naturales, sino por el bienestar de las personas que viven en él.
El estudio del grupo científico internacional Earth Commission, publicado el miércoles en la revista Nature, examina el clima, la contaminación atmosférica, la contaminación por fósforo y nitrógeno del agua debida al uso excesivo de fertilizantes, las reservas de aguas subterráneas, las aguas dulces superficiales, el entorno natural sin construcciones y el medio natural en general, y el construido por los humanos. Sólo la contaminación atmosférica no alcanzó el punto de peligro a nivel mundial.
Según el estudio del grupo sueco, la contaminación atmosférica es peligrosa a escala local y regional, mientras que la climática supera los niveles nocivos para los seres humanos en grupos, pero no llega a sobrepasar la pauta de seguridad para el planeta como sistema.
El estudio encontró “puntos calientes” de zonas problemáticas en toda Europa del Este, el sur de Asia, Oriente Medio, el sudeste asiático, partes de África y gran parte de Brasil, México, China y parte del oeste de Estados Unidos, en gran parte debido al cambio climático. Alrededor de dos tercios de la Tierra no cumplen los criterios de seguridad del agua dulce, dijeron los científicos a modo de ejemplo.
“Estamos en una zona de peligro para la mayoría de los límites del sistema terrestre”, afirmó Kristie Ebi, coautora del estudio y profesora de clima y salud pública de la Universidad de Washington.
Si el planeta Tierra se sometiera a un chequeo anual, similar al examen físico de una persona, “nuestro médico diría que la Tierra está realmente muy enferma en este momento y que lo está en muchas áreas o sistemas diferentes, y que esta enfermedad también está afectando a las personas que viven en la Tierra”, declaró en una rueda de prensa Joyeeta Gupta, copresidenta de Earth Commission y profesora de Medio Ambiente de la Universidad de Ámsterdam.
No es un diagnóstico terminal. El planeta puede recuperarse si cambia, entre otras cosas, el uso que hace del carbón, el petróleo y el gas natural y la forma en que trata la tierra y el agua, señalaron los científicos.
Pero “nos estamos moviendo en la dirección equivocada en básicamente todos estos aspectos”, dijo el autor principal del estudio, Johan Rockstrom, director del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania.
“Se trata de un documento convincente y provocador, científicamente sólido en su metodología e importante para identificar las dimensiones en las que el planeta se está acercando al borde de los límites que nos lanzarían a estados irreversibles”, afirmó en un correo electrónico Indy Burke, decana de la Escuela de Medio Ambiente de Yale. Ella no participó en el estudio.
El equipo de unos 40 científicos creó límites cuantificables para cada categoría medioambiental, tanto para lo que es seguro para el planeta como para el punto en que se convierte en perjudicial para grupos de personas, lo que los investigadores denominaron una cuestión de justicia.
Rockstrom considera que esos puntos establecen “una valla de seguridad” fuera de la cual los riesgos son mayores, pero no necesariamente mortales.
Rockstrom y otros científicos han intentado en el pasado este tipo de medición holística de los diversos ecosistemas interconectados de la Tierra. La gran diferencia en este intento es que los científicos también se fijaron en los niveles local y regional y añadieron el elemento de la justicia.
La parte de justicia incluye la equidad entre generaciones jóvenes y viejas, entre diferentes naciones e incluso entre diferentes especies. Con frecuencia, se aplica a condiciones que perjudican más a las personas que al planeta.
Un ejemplo de ello es el cambio climático.
El informe utiliza el mismo límite de 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) de calentamiento desde la época preindustrial que los líderes internacionales acordaron en el acuerdo climático de París de 2015. Hasta ahora, el mundo se ha calentado alrededor de 1,1 grados Celsius (2 grados Fahrenheit), por lo que no ha cruzado ese límite de seguridad, dijeron Rockstrom y Gupta, pero eso no significa que la gente no esté sufriendo daños.
“Lo que intentamos demostrar con nuestro artículo es que incluso a 1 grado centígrado (1,8 grados Fahrenheit) se está produciendo una enorme cantidad de daños”, dijo Gupta, señalando las decenas de millones de personas expuestas a temperaturas extremadamente altas.
La barrera de seguridad planetaria de 1,5 grados no se ha traspasado, pero sí el límite “justo” de 1 grado en el que la gente sale perjudicada.
“Sostenibilidad y justicia son inseparables”, afirmó el jefe de estudios medioambientales de Stanford, Chris Field, que no participó en la investigación. Dijo que querría límites aún más estrictos. “Las condiciones inseguras no necesitan cubrir una gran fracción de la superficie de la Tierra para ser inaceptables, especialmente si las condiciones inseguras se concentran en y cerca de comunidades pobres y vulnerables”.
Otra experta externa, la Dra. Lynn Goldman, catedrática de salud ambiental y decana de la facultad de salud pública de la Universidad George Washington, afirmó que el estudio era “bastante atrevido”, pero no era optimista respecto a que se tradujera en muchas medidas.
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