Por: Eric Toussaint
Ernest Mandel fue un activista internacionalista y revolucionario que supo conjugar pensamiento y acción a lo largo de su vida.
A nivel intelectual, su extensa producción teórica, sus numerosos análisis de la situación económica y política, así como sus numerosos artículos influyeron en una importante generación de activistas, estudiantes, investigadores, líderes de organizaciones sindicales, sociales y políticas mucho más allá de la Cuarta Internacional en cuya dirección participaba. Mandel fue un constructor de organizaciones. Dedicó tanta energía a la construcción de la Cuarta Internacional y sus secciones nacionales como a la producción teórico-política. En cuanto a la segunda mitad del siglo XX, Mandel es uno de la veintena de intelectuales marxistas de talla internacional y entre ellos es uno de los pocos capaz de combinar permanentemente la acción y la elaboración intelectual creativa e innovadora, de caminar fuera de senderos trillados. Lo que sigue está escrito como testimonio.
Entre 1971, cuando fui elegido para la dirección de la sección belga de la Cuarta Internacional y hasta su muerte en 1995, estuve en contacto con Ernest Mandel. Los contactos se intensificaron a partir de 1980 cuando fui invitado a participar en la dirección de la Cuarta Internacional, llamada Secretariado Unificado (SU) que se reunía varias veces al año entre 3 y 4 días y el Comité Ejecutivo Internacional (CEI) que se reunía anualmente entre 5 y 6 días. La colaboración se intensificó a partir de 1988 cuando me convertí en miembro del Buró[1], un organismo permanente más pequeño que preparaba las reuniones del Secretariado Unificado y que se reunía al menos dos veces al mes en París. Seguí de cerca los contactos con movimientos sociales y revolucionarios en América Central, particularmente en Nicaragua y El Salvador, y más ampliamente en la región que va desde México hasta Colombia. En los últimos años de la vida de Ernest Mandel, nuestras relaciones se hicieron cada vez más regulares y estrechas, particularmente durante el período de la caída del Muro de Berlín en 1989, el fin de la Unión Soviética en 1991, la celebración del XIII Congreso Mundial de la Cuarta Internacional a principios de 1991 y la preparación y realización del XIV Congreso Mundial en 1995, que se reunió un mes antes de la muerte de Ernest Mandel. Mientras tanto, habíamos realizado juntos una misión en Nicaragua en 1992.
Conocí a Ernest Mandel (1923-1995) en 1970 cuando tenía 16 años. De hecho, fue un poco antes de los 16 años cuando decidí unirme a la Cuarta Internacional (CI), tras la intervención de los trotskistas belgas (la Joven Guardia Socialista y el Partido de los Trabajadores Valones) en una huelga de mineros del carbón en Bélgica, primero en la provincia de Limburg, que está en la parte flamenca del país, luego en la región de Lieja, que está en la parte francófona. Antes de ser miembro de la CI participé activamente en las luchas de la escuela secundaria, en la solidaridad con las huelgas de los trabajadores, en el movimiento contra la guerra de Vietnam, en solidaridad con la lucha de los afrodescendientes por los derechos civiles en los Estados Unidos, en apoyo a la revolución en Cuba,… Ernest Mandel fue uno de los líderes de la sección belga de la CI, también fue uno de los líderes de la CI como tal. Esto no lo sabía cuando decidí unirme a la CI. Creía que, dado lo que habían hecho las y los militantes de la CI en 1968, era en París donde debía ubicarse su dirección. Fue bastante intuitivo. Decidí, con un amigo de la misma edad que yo, hacer autostop a París en junio de 1970 para encontrarme con la CI. La primera noche dormimos bajo las estrellas bajo el Pont Neuf a orillas del Sena. Luego fuimos a conocer a la Liga Comunista. El mismo día, fuimos a París a tocar el timbre de la dirección de la CI, en el n.º 95 de la rue Faubourg Saint Martin. Quien nos abrió la puerta fue Pierre Frank, que había sido secretario de León Trotsky, especialmente durante su exilio en la isla de Prinkipo en Turquía en 1930, quenos recibió con gran entusiasmo. El diálogo con él fue fascinante. Sin duda, el hecho de que dos jóvenes adolescentes se presentaran para unirse a la CI le agradó mucho. No sabíamos que Ernest Mandel era uno de los líderes clave y que estaba en Bruselas y que, por lo tanto, si queríamos reunirnos con la CI, podíamos ir a llamar a su puerta.
Muy pronto nos dimos cuenta de que Ernest Mandel jugaba un papel importante, aunque no fuera, y eso es muy positivo, presentado como «el» líder de la CI. Posteriormente, pude ver por mí mismo que la dirección del CI funcionaba colectivamente. Ernest Mandel nunca afirmó ser su líder a diferencia de otras organizaciones. Nunca lo vi tomar medidas para afirmar algún tipo de liderazgo personal. No buscó beneficiarse de ningún privilegio, de ninguna prioridad a la hora de tomar la palabra. Su influencia fue el resultado de su acción y su contribución al análisis. Por supuesto, es por estar presente con él en más de cien reuniones entre 1970 y 1995 que lo afirmo sin dudar.
Vi a Ernest Mandel por primera vez en noviembre de 1970. Fue uno de los oradores en una importante conferencia por una Europa Roja. Dicha conferencia fue convocada por las organizaciones de la CI y se decía en aquel momento “vinculada al Secretariado Unificado de la CI” porque había varias ramas de la CI o varias organizaciones internacionales reclamando continuidad respecto a la IV Internacional fundada en 1938 con la participación de León Trotsky (ver Daniel Bensaid, Trotskismos, Madrid, 126 páginas, https://www.sylone.org/trotskismos-c2x18173129 ). La CI a la que me uní y de la que Ernest Mandel era un dirigente, era vista como el “Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional”, es decir, era el resultado de la reunificación que tuvo lugar en 1963 entre dos componentes principales de la CI: la mayoría de los militantes de la CI en Europa (animada por el trío Ernest Mandel – Pierre Frank – Livio Maitan) y la sección de los Estados Unidos, el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP)[2]. Estábamos en 1970 y el Secretariado Unificado de la CI había convocado una gran conferencia de dos días por una Europa Roja en Bruselas. Asistieron más de 3.000 jóvenes, venidos de toda Europa, especialmente de Francia[3]. Fue extremadamente inspirador, extremadamente combativo, dejaba entrever los desarrollos revolucionarios en Europa y Ernest Mandel, junto con otros oradores como Alain Krivine [4], el activista pakistaní Tarik Ali que vive en Gran Bretaña, Livio Maitan de Italia, hicieron intervenciones muy combativas y, para alguien como yo que tenía 16 años, todo ello me dio mucha convicción y, al mismo tiempo, fuerza.
También conocí a Ernest Mandel a través de mis lecturas.Como he dicho, me uní a la CI en el verano de 1970 y comencé a leer las obras de Mandel. Antes de eso, había leído varios de sus artículos en el semanario La Gauche, que él había ayudado a fundar en 1956. Lo que me convenció para adherirme a la CI, a nivel de análisis, además de la práctica y en particular esta intervención de los trotskistas belgas en la huelga de los mineros y en la lucha contra la intervención de los Estados Unidos en Vietnam, fue un texto de Ernest Mandel titulado «El nuevo ascenso de la revolución mundial». Este texto fue adoptado por el IX Congreso Mundial de la IV Internacional realizado en abril de 1969 en Italia. El informe introductorio de este texto de Ernest Mandel está disponible en francés aquí. El texto destacaba la dialéctica de los tres sectores de la revolución mundial. Se tuvo en cuenta lo ocurrido en 1968, es decir lo ocurrido en Francia y que tuvo repercusiones en el resto de Europa, pero también en Checoslovaquia con la Primavera de Praga de 1968 y la ofensiva del Tet de la noche del 30 al 31 de enero de 1968, cuando las y los revolucionarios vietnamitas lograron tomar temporalmente Saigón, la capital del Sur (lo que anticipó la derrota total de Estados Unidos en 1975). Este texto analizó el estado de las luchas y la interconexión entre los tres sectores de la revolución mundial (los países capitalistas más industrializados, los países del bloque del Este y los países del Tercer Mundo). Mayo del 68, el año 1968 y lo ocurrido en 1969-1970 fue la clara demostración de lo que estaba en un texto fundamental de la CI y qué intervención quería tener esta internacional.
Y luego, lo que me influyó mucho en 1970 fue la lectura del Tratado de economía marxista[5]. Devoré la edición en rústica de 4 tomos a fines de 1970, durante las vacaciones escolares de Navidad. Poco después leí con avidez otro libro de Ernest Mandel: La formación del pensamiento económico de Karl Marx, publicado en francés en 1967 por la editorial Maspero. Puede parecer muy temprano, pero hay que decir que leí el Manifiesto Comunista de Marx y Engels cuando tenía 13 años, en 1967, y a partir de ese año comencé a leer varios libros sobre revoluciones y en particular sobre la revolución china, concretamente en 1967 el libro Estrella roja sobre China (escrito en 1937, publicado en francés por Stock en 1964 y prestado de la biblioteca de mi pueblo) y en 1968 China en marcha de Edgar Snow. Al mismo tiempo leí La China de Mao. El otro comunismo escrito en 1966 por K.S. Karol. Después de incorporarme a la IV Internacional, entre junio y julio de 1971 leí la Historia de la revolución Rusa de León Trotsky. Este libro me impresionó profundamente y me convenció de la enorme capacidad de su autor para analizar los procesos revolucionarios.
En 1971 me impliqué por completo con la nueva sección belga de la CI. En junio de 1970 me había sumado a una organización juvenil llamada Joven Guardia Socialista (JGS), que era una organización dirigida por miembros de la CI y que había roto con el Partido Socialista Belga a fines de 1964 y principios de 1965, cuando la dirección de este último apoyó el fortalecimiento represivo del Estado belga. De 1968 a 1969, la JGS se vio a sí misma como una organización juvenil revolucionaria. Tenía el estatus de organización simpatizante de la IV Internacional. Esta organización había experimentado un desarrollo significativo durante las revueltas juveniles que comenzaron en 1968 y había reclutado a 150 o 200 jóvenes en diferentes ciudades de Bélgica. Activistas que jugaban un papel importante en su entorno, generalmente la Universidad o, como yo, estudiantes de secundaria pero también en la clase trabajadora. Esta organización se encontraba en 1970 en un proceso de fusión con la generación anterior organizada en la Confederación Socialista de Trabajadores (CST). Ernest Mandel, por supuesto, pertenecía a la generación anterior. Nació en 1923, entonces tenía 47 años, no era viejo, pero obviamente para gente joven como yo, de 16 o 17 años, Mandel era un anciano y un representante de la vieja generación. Una generación que había tenido toda una trayectoria de lucha durante la ocupación nazi en 1940-1945 y que luego había militado en una corriente de izquierda dentro del Partido Socialista Belga y su organización juvenil. Así pues, la JGS había entrado en un proceso de fusión con la organización de los mayores, que tenía una presencia significativa de trabajadores y trabajadoras en las fábricas, en particular en mi ciudad, Lieja, en la industria siderúrgica. A finales de 1970 había participado en el último congreso de JGS, que tuvo lugar en Gante y allí se validó la fusión[6]. En mayo de 1971 tuvo lugar el congreso de fusión, en Lieja, uno de los puntos más importantes de implantación de lo que sería la nueva sección belga de la CI. La Liga Revolucionaria de las y los trabajadores (LRT) nació así del encuentro de la JGS con la Confederación Socialista de Trabajadores que agrupaba a tres organizaciones: en Valonia, el Partido Obrero Valón, en Bruselas, la Unión de la Izquierda Socialista y Revolutionaire Socialisten en Flandes, con su periódico De Socialistische Stem (que luego se convirtió en Rood). En mayo de 1971 se llevó a cabo el congreso de fusión. Ernest Mandel estuvo activamente presente en este congreso de fusión. Asistieron delegados internacionales como Alain Krivine de la Liga Comunista, sección francesa de la IV y Livio Maitan miembro del secretariado unificado de la IV Internacional y de los Grupos Comunistas Revolucionarios, sección italiana de la IV
Éramos una organización de unas 350 personas(incluso podríamos considerar que éramos casi 500) con una importante implantación obrera industrial y una buena presencia en las universidades flamencas, bruselenses y francófonas, así como en los institutos. Fui elegido miembro del Comité Central, del cual era el miembro más joven. Todavía no tenía 17 años. Creo que éramos un poco más de 30 miembros en el Comité central. Había trabajadores industriales que se habían unido principalmente después de la gran huelga del invierno de 1960-1961. Hubo compañeros que se habían unido a la IV como Ernest Mandel antes de la Segunda Guerra Mundial y que habían tomado parte en la resistencia anti nazi: Emile Van Ceulen (1916-1987), ex curtidor que se unió a la organización trotskista en 1933 (delegado en 1951 al III Congreso Mundial de la Cuarta Internacional, vicepresidente nacional de la JGS tras haber superado en votos a la corriente proatlantista en 1954, invitado oficial en China por el PCC), René Groslambert, empleado (cofundador de L’Action socialiste en 1935 con Paul-Henri Spaak, cofundador de L’Action socialiste Révolutionnaire en 1936 con Walter Dauge y Léon Lesoil, arrestado en 1940 y deportado a Francia en el campo de Vernet, delegado al 2º Congreso Mundial de la Cuarta Internacional en 1948), Pierre Legrève (1916-2004), miembro de la organización trotskista desde 1933, docente que había sido elegido diputado de la Unión de la Izquierda Socialista de 1965 a 1968, muy activo en el apoyo a la revolución argelina[7] y en solidaridad con las y los presos políticos en Marruecos. Había trabajadoras y trabajadores industriales que desempeñaban un papel clave en la industria del acero en Lieja y en la industria del vidrio cerca de Charleroi y Mons. Había intelectuales de renombre. Junto a Ernest Mandel, estaba, por ejemplo, el jurista Nathan Weinstock, que había publicado en 1969 con la editorial parisina Maspero un libro notable y valiente titulado El sionismo contra Israel. Y el CC que se reunió 15 días, o tres semanas después de este congreso, me eligió para el Buró Político. Menciono esto porque fue en dicho Buró Político donde comencé a conocer directamente a Ernest Mandel y a su compañera, Gisela Scholz (1935-1982), una camarada alemana que jugó un papel importante en la IV Internacional. Mandel tenía en 1971 48 años; su compañera, doce años menor, pertenecía a la generación de la izquierda revolucionaria alemana, era amiga de Rudi Dutscke (1940-1979)[8], conocido como Rudi el Rojo.
En este BP había una serie de jóvenes activistas, en comparación con la generación de Ernest Mandel. En esta joven generación, entre las figuras destacadas, se encontraban Francois Vercammen, Eric Corijn, Denis Horman y Jan Vankerkhoven. Había mujeres que habían superado la cuarentena: la abogada de Lieja, Mathé Lambert, la periodista de Bruselas, Doudou Neyens,… También estaba el médico urólogo Jacques Leemans. François Vercammen (1944-2015) y Eric Corijn (1947- ) eran unos diez años mayores que yo y cuando tienes 17 alguien de 27, es un ‘viejo’. Al igual que Gisela que tenía 36 años era una ‘vieja’ para mí. Así que teníamos un BP y un CC donde había 3 o 4 generaciones políticas diferentes y fue en este BP donde conocí mejor a Ernest Mandel. El Buró Político se reunía todos los sábados en Bruselas. Aprecié no solo su conocimiento histórico y político, su aporte teórico con un libro como el Tratado de Economía Marxista, sino también su comportamiento en un órgano de dirección de una organización en pleno desarrollo, frente a circunstancias de radicalización de capas enteras de la población, en la clase obrera industrial, en los servicios públicos y en la juventud y con métodos radicales de acción.
En la onda de Mayo del 68, las organizaciones de la CI eran capaces de defenderse de la represión policial, y por tanto prepararse para ella. Habíamos desarrollado una capacidad de autodefensa. También estábamos dispuestos, en ocasiones, a participar en acciones dirigidas contra símbolos muy claros del imperialismo, por ejemplo, Estados Unidos y su abominable papel en Vietnam. En 1970 Vietnam estaba bajo los bombardeos americanos, se usaba mucho el napalm pero también tuvimos intervenciones en relación a los símbolos de la dictadura franquista, los símbolos de la junta de coroneles griegos, hablo de 1970, 1971 y por tanto la España franquista estaba muy presente y había una comunidad española, en gran parte constituida por republicanos o hijos de republicanos, que habían salido de España entre 1936 y 1939, víctimas del franquismo y había también una comunidad griega, sobre todo entre los mineros del carbón, y que se opuso al régimen de los coroneles griegos. A fines de la década de 1960, en Argentina, una importante organización guerrillera se había unido a la IV Internacional: el Partido Revolucionario de los Trabajadores- Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), inicialmente conocido como PRT Combatiente (PRT Combatiente). Era una organización muy fuerte que se reclamaba de la Cuarta Internacional al igual que de Guevara y Castro, de las y los revolucionarios vietnamitas y de la revolución china. El principal dirigente del PRT-ERP fue Mario Roberto Santucho (1936-1976). Había estado presente en mayo de 1968 en París y en esta ocasión se había vinculado a la Juventud Comunista Revolucionaria que se convertiría en la Liga Comunista. En el cuarto trimestre de 1972, Mario Roberto Santucho mantuvo un largo encuentro con Ernest Mandel (en su casa de Bruselas), Daniel Bensaïd y Hubert Krivine. Santucho, que se había fugado cuatro meses antes de la prisión de Rawson en la Patagonia, regresaría a Argentina para retomar el liderazgo de la lucha armada[9]. Durante esta reunión, los participantes constataron que existían diferencias importantes sobre la forma de llevar a cabo la lucha armada y en octubre de 1973, el PRT-ERP anunció su separación de la Cuarta Internacional.
Un ejemplo del tipo de acciones en las que participé: en abril de 1970 hubo una gran manifestación en Bruselas para protestar contra la guerra de Vietnam, contra la OTAN y contra el arma atómica. Creo que había de 6 a 7.000 manifestantes y la JGS, la organización juvenil trotskista, había decidido convencer a un sector de esta manifestación de ir más allá del curso oficial de la manifestación, invadir la Estación del Norte en Bruselas y acercarse lo más posible por vía férrea a los edificios donde se encontraba oficinas de la OTAN para denunciar su actividad. En abril de 1970 aún no había cumplido los 16 años y ya participaba en las actividades de la JGS, en particular a raíz de la intervención de esta organización en la lucha de los mineros del carbón. Hay que decir que yo vivía en un pueblo de mineros del carbón, en la región de Lieja. Éramos varios cientos los que participamos en este desbordamiento, tal vez hasta 1000. Al final, no llegamos a los edificios de la OTAN, pero estuvimos muy cerca y cuando salimos de las vías del tren fuimos fuertemente reprimidos por las fuerzas de represión. Mientras ayudaba a otro joven que resultó herido en el hueso de la ceja y estaba perdiendo mucha sangre, fui fuertemente golpeado por la gendarmería y luego arrestado y llevado a una estación de policía. Finalmente, por mi parte, aunque había sido detenido por haber participado en una manifestación no autorizada y fui interrogado durante horas, no fui procesado porque no tenía 16 años en el momento de los hechos. En ese momento, no era posible procesar a un joven menor de 16 años por este tipo de «falta». Escapé de la condena a pesar de que los gendarmes me acusaron de golpear y herir a uno de sus compañeros, lo cual era completamente falso. A mí todo esto me enseñó cómo tratar con la policía cuando ésta me interrogó, me enseñó a tomar una actitud simple: firmar una declaración que decía que no tenía nada que informar. Esto es muy importante para tratar de evitar el enjuiciamiento. Menciono esta experiencia porque, leyendo la biografía[10] de Ernest Mandel, supe que Gisela Scholz, que tenía 35 años en abril de 1970, fue una de las organizadoras de este desbordamiento y de la manifestación contra la guerra de Vietnam y que estaba súper contenta por la capacidad que tuvimos para organizar esta dura acción, aunque lamentablemente no habíamos llegado a las oficinas de la OTAN. Esto es lo que escribió Gisela Scholtz a un compañero de estudios en ese momento comentando una acción similar en Bruselas que había tenido lugar un año antes: “Entonces los caballos, los carros, todo entró en acción. (…) Luchamos como pudimos y estamos orgullosos de haber contado entre nosotros solo algunos heridos. A lo sumo 40 heridos leves y uno grave (…) Dos gendarmes me tiraron por encima de un coche, pero por suerte pude frenar mi caída”[11].
Una anécdota significativa sobre mi relación con Ernest Mandel y los temas de represión y seguridad. En septiembre u octubre de 1973 fui convocado a Bruselas a casa de un antiguo militante de la IV Internacional para responder a preguntas sobre la seguridad de la sección belga. Estuvieron presentes en esta reunión Ernest Mandel y Hubert Krivine, el hermano gemelo de Alain Krivine. ¿Qué ocurría ? Mandel y Krivine me preguntaron si estaba poniendo en peligro a la organización consumiendo y vendiendo drogas. Les dije que no y todo salió muy bien, sin el menor nerviosismo ni tensión.
¿Cómo decidieron Mandel y Krivine convocarme a una reunión en un lugar discreto cuando estaban muy ocupados con cuestiones tan serias como la orientación del PRT-ERP en Argentina, la ilegalización de la Liga Comunista en Francia en junio de 1973, la expansión de la IV Internacional? He aquí mi explicación: desde 1972 estaba en el punto de mira de los servicios policiales belgas. Estaba directamente relacionado con mi participación en la dirección de la LRT. En febrero de 1972, en el salón académico de la Universidad de Lieja, presidí una conferencia de la LRT donde le dimos la palabra a un representante del Ejército Republicano Irlandés (IRA Irish Republican Army) a pesar de la decisión del Ministro de Justicia y Gobierno socialista, Alfons Vranckx[12], de impedirnos hacerlo. La LRT había organizado cinco reuniones en las cinco principales ciudades universitarias y en ninguna de ellas la policía logró arrestar al camarada irlandés que reaparecía al día siguiente en otra ciudad[13]. En Lieja había más de 500 personas. Habíamos logrado evitar el arresto del camarada irlandés a pesar de una impresionante intervención de la policía que por ello se sintió humillada por una pandilla de jóvenes y estaba completamente molesta con nosotros y especialmente conmigo.
En septiembre de 1972, unas semanas después de cumplir 18 años, me citaron en la Policía Judicial de Lieja. El agente de la PJ que me recibió me amenazó con enjuiciarme por la violación de una menor. La acusación no se tenía en pie: yo tenía una relación amorosa con una chica unos meses más joven que yo y manteníamos relaciones sexuales. Cuando llegué a la mayoría de edad, los 18 años, «automáticamente» me convertí en potencialmente culpable de violación de una menor porque una menor no podía dar su consentimiento. Ante mis protestas, el oficial de la PJ me dijo que era el Ministerio Público quien le había pedido que me citara e investigara un caso en mi contra por violación sexual por pertenecer al buró político de la LRT y a la dirección del Socorro Rojo Internacional, considerados como organismos que atentaban contra la seguridad del Estado.
Este oficial afirmó que si colaboraba para dar información confidencial sobre estas dos organizaciones, se retiraría el cargo de violación. Me negué a convertirme en informante y cuando salí de su oficina me amenazó furiosamente y dijo que me arañaría (¡sic!). Al día siguiente la policía fue a la casa de mi hermano, luego a la de mis padres y luego a la de un amigo periodista para intimidarnos. Lo informé en el diario La Gauche del 22 de septiembre de 1972, página 3. Presenté una denuncia por invasión a mi intimidad y la PJ no me volvió a citar. Mis abogados cometieron el error de no pedir una compensación económica, lo que permitió que la fiscalía no diera seguimiento a mi denuncia. A finales de 1972 – principios de 1973 me convertí en líder y portavoz de un movimiento de secundaria muy poderoso. Según cifras policiales, 160.000 estudiantes de secundaria se declararon en huelga y se manifestaron en todo el país contra un plan para hacer el servicio militar a partir de los 18 años. El mismo tipo de medida produjo unos meses después de Bélgica un gran movimiento de protesta en Francia (conocido como el movimiento contra la ley Debré). El gobierno y su Ministro de Defensa Nacional acusaron a la LRT de manipular a estudiantes de secundaria. Dado mi papel en el movimiento junto con otros miembros de la LRT, aumentó la intención de las fuerzas del orden de causarme problemas. En la primavera de 1973 me enteré por un viejo amigo que no tenía nada que ver con la LRT que la policía estaba tratando de denunciarme por tráfico de drogas. Este amigo me reveló que era informante de la policía.
La policía le tenía atrapado por un caso de drogas y amenazó con retirarle los derechos de visita a sus hijos, él me dijo que la policía estaba tratando de hacerle testificar en mi contra. Agregó que durante las detenciones, la policía mostró mi foto a jóvenes capturados por consumo de drogas y detenidos temporalmente en prisión para que me denunciaran como traficante. Dio la casualidad de que un miembro de la LRT era trabajador social y asistía a los interrogatorios en la prisión. Al ver mi foto entre las de los traficantes, realmente pensó que estaba poniendo en peligro a la organización y que tal vez yo mismo era un traficante. Le había pasado la información a la organización sin decírmelo. Por eso tuve que informar a Ernest Mandel y Hubert Krivine. Considero que Ernest y Hubert se portaron muy bien conmigo cuando se dirigían en mi contra acusaciones sin fundamento. Posteriormente, la policía, en particular la BSI (Brigada de Seguridad e Investigación) nuevamente intentó convertirme en informante ofreciéndome darme información confidencial sobre grupos neonazis en mi región con la condición de que diera información sobre la LRT y la Cuarta Internacional. Y luego se dieron por vencidos, pero me mantuvieron en el punto de mira todo el tiempo. Sería demasiado largo resumir varias aventuras posteriores.
Hay que tener en cuenta que el ministro socialista de Justicia Alphons Vrankx estaba resentido con los trotskistas que habían sido expulsados del Partido Socialista Belga en 1965 y sobre todo que, durante viajes a Estados Unidos para estrechar la colaboración entre los servicios de seguridad, había sido convencido por la administración Nixon de que había una conexión entre las organizaciones de extrema izquierda y el narcotráfico.
El Tratado de economía marxista
Realmente es muy importante señalar que su libro El tratado de economía marxista fue una alternativa a los tratados de economía marxista que dominaban el pensamiento “marxista” o “comunista” de la época, es decir, los textos de economía política o los manuales que venían de la Unión Soviética, o que se editaban en Beijing, que eran a la vez dogmáticos y pobres en pensamiento y método.
El Tratado de economía marxista,publicado en francés en 1962, adoptó un planteamiento genético, es decir, recorrió la historia de la humanidad desde las primeras etapas conocidas de la humanidad y trató de ver la evolución de las relaciones humanas y cómo se construye la economía de las distintas sociedades, en los distintos lugares de la humanidad. Está muy claro que, para las y los marxistas críticos, no hay 5 o 6 etapas por las que habrían pasado todas las sociedades, del comunismo primitivo a la sociedad esclavista, luego al feudalismo y la pequeña producción de mercado para llegar al capitalismo y finalmente al socialismo, incluso eventualmente al comunismo. Esta idea de las etapas por las que pasan todas las sociedades es ajena al pensamiento de Marx, que Mandel prolongaba. Esto está claro en las obras de Marx de las décadas de 1850 y 1860, en los Grundrisse y otras obras de Marx, especialmente en su correspondencia de 1881 con Vera Zassoulitch.
La obra de Ernest Mandel es una obra en ruptura crítica respecto a la forma en que se practicaba hasta entonces el marxismo. Obviamente no fue el único, pero no muchos de ellos siguieron el mismo enfoque y como resultado, tuvo un eco muy importante para toda una generación, la generación que me precedió, es decir la generación de los años 1963-1964 a 1968. Yo pertenezco a la generación del 68, una generación que tuvo la suerte de vivir grandes movilizaciones que ponían la revolución de nuevo en la agenda. Esta generación, al igual que otras que la precedieron, se sumergió en el marxismo para tratar de entender la sociedad que nos rodea, para tratar de destruir el capitalismo y construir una sociedad libre de toda forma de opresión. Para destruir el capitalismo, era necesario entender exactamente cómo funcionaba y Ernest Mandel ayudó poderosamente a muchos y muchas militantes en esta dirección. Su Tratado de economía marxista, que en el cuarto volumen contenía un análisis de las sociedades en transición al socialismo, trató de comprender y transmitir la realidad del «socialismo real» y sociedades como la Unión Soviética y Europa del Este, la degeneración de una sociedad en transición al socialismo en una dictadura de la burocracia sin restauración capitalista. En el tercer volumen, trató y logró explicar cómo era la sociedad capitalista de los años 50 y 60, por tanto, la sociedad heredera del período de gran crecimiento económico que siguió a la Segunda Guerra Mundial, presentado como los “Treinta Gloriosos”. Mandel, muestra las características y contradicciones de la sociedad capitalista después de la Segunda Guerra Mundial, para demostrar que las crisis seguían siendo una constante de la sociedad capitalista y que ésta requería una perspectiva de superación del capitalismo y una salida revolucionaria. Para conocer más sobre el Tratado de economía marxistaen la obra de Mandel, recomiendo leer el Capítulo 5 de la biografía en francés de Ernest Mandel de Jan Willem Stutje, páginas 153 a 169.
Cuando conocí a Ernest Mandel como miembro de la dirección belga en 1971, él estaba enseñando en la Universidad Libre de Berlín, donde iba todas las semanas a dar lecciones ante 1000 estudiantes.[14] Acababa de terminar su tesis doctoral, que escribió y defendió en alemán. Recuerdo muy bien que nos lo anunció con entusiasmo en una reunión del Buró Político de la LRT en el verano de 1971. La edición alemana se publicó en 1972, con el título Spätkapitalismus. Esto dio lugar a un libro publicado en francés en 1976 con el título Le troisième âge capitalisme. Se publico en español en 1979 bajo el titulo El capitalismo tardío por la Editorial ERA. Ernest Mandel estaba en su apogeo intelectual. Tenía muchos contactos, trabajaba mucho, eso lo pudimos constatar. También fue profesor de ciencias políticas en la Vrije Universiteit Brussel (la Universidad Libre de Bruselas, sector de habla holandesa). Trabajaba en términos de lectura, escritura y acción una gran cantidad de horas cada día.
La influencia de Ernest Mandel en los sindicatos
Mandel tenía eco en el mundo sindical, en el mundo laboral y en la juventud estudiantil. En el mundo del trabajo, particularmente en Bélgica, su eco se remonta a la década de 1950, pues fue uno de los estrechos colaboradores de André Renard, el principal dirigente sindical belga del ala radical del sindicalismo en el que se encontraban los militantes socialistas, comunistas, trotskistas, es decir la Federación General del Trabajo de Bélgica (FGTB) que contaba con más de un millón de afiliados. Dos congresos en 1954 y 1956 sobre el tema de Holdings y Democracia Económica introdujeron la idea de reformas de las estructuras anticapitalistas[15]. Mandel fue una de las personas inspiradoras. Para André Renard escribió una gran cantidad de documentos y fue invitado a dar una gran cantidad de conferencias en fábricas, en secciones sindicales, intervenir en congresos sindicales. Tenía una gran habilidad para comunicar cosas aparentemente complicadas de una manera sencilla y comprensible. También tenía la capacidad de tratar de mostrar a su audiencia que era necesario actuar para cambiar la realidad y por eso muy a menudo tomaba ejemplos de cómo actuar como delegación sindical para luchar en una empresa transnacional, qué contactos hacer con trabajadores y trabajadoras de otras sedes de las fábricas, cómo comunicarse, cómo tratar de realizar acciones conjuntas. Y la cuestión de la autoorganización, del control obrero era un elemento absolutamente central[16].
Para Ernest Mandel no se trataba simplemente de explicar el funcionamiento del capitalismo, se trataba de mostrar cómo los trabajadores, a partir de ejemplos concretos y luchas concretas, podían llegar a ser capaces de controlar lo que hacían los patronos, en particular imponiendo la apertura de los libros de cuentas, imponiendo el control de la jornada laboral, imponiendo la reducción del tiempo de trabajo, cuando se recurría a las huelgas, organizándose para que la huelga fuera lo más efectiva posible, para obtener concesiones de los patrones lo más rápido posible. Una huelga puede extenderse como una mancha de aceite, puede conducir a la conquista de derechos importantes para las y los trabajadores, puede llegar hasta una huelga general, o incluso una huelga insurreccional y por eso intervino en las asambleas obreras sobre estos temas. Y, por supuesto, daba cursos de formación a activistas anticapitalistas, a activistas revolucionarios dentro de la LRT, de las secciones de CI. Era un comunicador apasionado, un formador de muy alto nivel. Seguí muchos cursos dados por Mandel y me ayudaron a convertirme en formador. Muchas y muchos activistas recordarán sus cursos, la formación que impartió sobre la revolución alemana, sobre la revolución rusa, sobre qué es una huelga general, cómo pasar de una huelga general a una huelga activa con ocupación, una huelga general que conduzca a la creación de órganos de poder obrero, a partir de las experiencias más avanzadas del Mayo del 68 en Francia, el Mayo rampante en Italia, pero también de la experiencia de los consejos obreros italianos de 1920-21, los consejos húngaros de 1918-19, por supuesto de los soviets de la revolución en Rusia, de los órganos del poder popular u organizaciones de obreros y campesinos en la revolución española de 1936-1938/39. Mandel tenía un conocimiento de la historia de las luchas por la emancipación, no solo de los siglos XIX y XX, sino de la larga historia de la humanidad a escala planetaria, un conocimiento profundo y una voluntad de comunicar a las generaciones más jóvenes lo mejor que se podía aprender de estas experiencias.
Sus escritos sindicales
Ernest Mandel, en relación con el movimiento obrero en su país, Bélgica, y más en general en Europa y en el resto del mundo, estuvo sistemáticamente atento a las luchas que se desarrollaban. Allí intervino. Produjo una enorme cantidad de artículos en el semanario que había fundado con otros activistas anticapitalistas de la izquierda del PS, el periódico La Gauche que creó en 1956 con el apoyo del sindicalista que mencioné antes, André Renard, con quien mantuvo relaciones cada vez más tensas a medida que Renard adoptaba una posición cada vez más moderada. La Gauche «tenía» también una versión en Flandes (Links = la izquierda) en la que también jugó un papel importante. Escribió cientos de artículos y también escribió en muchas revistas en otros idiomas, en periódicos y revistas leídos por sindicalistas y académicos. En Bélgica produjo informes muy importantes para el sindicato FGTB, sobre la estructura del capitalismo en Bélgica, cómo una serie de grandes empresas capitalistas, en particular holdings, controlaban la economía de Bélgica.
Elaboró un folleto de unas sesenta páginas que me parece extremadamente importante titulado «Le socialisme par l’action» (El socialismo por la acción) que fue firmado por André Renard y se distribuyó en decenas de miles de copias, si no cientos de miles de copias. Fue leído por decenas de miles de delegados sindicales en Bélgica y les influyó mucho en la segunda mitad de la década de 1950. También hay que tener en cuenta que, en ese momento, Bélgica había experimentado huelgas muy grandes. En primer lugar, durante la Segunda Guerra Mundial hubo numerosas huelgas en las fábricas y una resistencia armada contra los ocupantes nazis en la que participó el joven Ernest Mandel (lo que le llevó a ser arrestado 3 veces por las autoridades nazis y escapar dos veces). Hubo la huelga general por la república, por la abdicación del rey, en 1950. Hubo una muy importante huelga de mineros en los años 50 a fin de obtener la nacionalización, y una muy importante huelga de las y los trabajadores siderúrgicos y metalúrgicos, por la decimotercera paga. Hubo la huelga general del invierno de 1960-61, con más de un millón de trabajadores y trabajadoras en huelga, en un país de diez millones de habitantes. Él estaba allí como pez en el agua, sus vínculos con el movimiento obrero eran muy estrechos, una de sus prioridades era estimular una dinámica de autoorganización.
Después de 30 años de militancia en condiciones difíciles, la segunda mitad de la década de 1960 marcada por una profunda radicalización de la juventud y de la clase obrera en los países de Europa, la creación en 1971 de la nueva sección belga de la CI, la LRT, que tuvo una influencia real en las fábricas, Ernest Mandel pudo ver en cierto modo que estas propuestas encontraban una expresión concreta en la práctica del control obrero en varias fábricas importantes de Bélgica, en particular la siderúrgica Cockerill en Lieja y la fábrica de Glaverbel en Gilly, una fábrica de vidrio en la región de Charleroi.
Mandel y la juventud
He indicado la influencia que tuvo en la clase obrera de Bélgica en los años 50 y 60. Esta influencia se extendió a otros países a medida que activistas obreros, hombres y mujeres, y líderes sindicales escuchaban las propuestas de Ernest Mandel en Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña en este momento y más tarde en el estado español y Portugal. También incidió en la juventud estudiantil radicalizada de Alemania con el movimiento estudiantil anticapitalista e internacionalista, SDS[17], uno de cuyos líderes fue Rudi Dutschke, con quien mantuvo estrechas relaciones, desde 1966-1967, es decir antes de mayo del 68. Se casó en 1966 con una de las líderes de este movimiento estudiantil, Gisela Scholz. Y por supuesto tuvo un impacto en los jóvenes trotskistas franceses, incluidos los hermanos gemelos Alain y Hubert Krivine, Daniel Bensaid, Pierre Rousset, Janette Habel, Catherine Samary, Josette Trat y Janine, su hermana gemela, quienes fundaron la Juventudes Comunistas Revolucionarias, tras su expulsión de la Unión de Estudiantes Comunistas (UEC) de Francia. Y entonces, en Bélgica, tuvo un impacto en la juventud estudiantil radical, parte de la cual ingresó o lideró la JGS, que se fusionó con la Confederación Socialista de Trabajadores para formar la LRT en mayo de 1971.
En 1971, como indiqué anteriormente, cuando había completado su tesis doctoral en la Universidad Libre de Berlín, se convirtió en profesor en la Universidad Libre de Bruselas, en la sección de habla holandesa, por lo tanto, la Vrije Universiteit Brussel. Yo estaba viviendo en Lieja. Bajo la presión del movimiento estudiantil y de maestros marxistas progresistas, Mandel fue invitado a dar un curso de economía marxista en la Universidad de Lieja, en 72-73-74, cuando yo mismo comencé a estudiar allí, junto con otros estudiantes de mi generación. Cito entre ellos a Luc, uno de los dos hermanos Dardenne que se convirtieron en cineastas de Lieja de reputación internacional, ya que obtuvieron dos veces la Palma de Oro en Cannes, en particular por la película Rosetta. Luc Dardenne y yo seguimos los cursos impartidos por Ernest Mandel en la Universidad de Lieja.
Ernest Mandel en debate con otros intelectuales marxistas frente a grandes audiencias
Es necesario subrayar el eco de las intervenciones de Ernest Mandel en el período 1967-finales de los años 70. Es importante señalar que EM tuvo al mismo tiempo eco con sus escritos. Debatió con grandes autores marxistas como Perry Anderson, como Ernst Bloch, como Herbert Marcuse, Roman Rosdolsky, Lucien Goldman, como Jean- Paul Sartre. Discutió con grandes historiadores, economistas o filósofos del Partido Comunista Francés como Charlkes Bettelheim, Jean Ellenstein, Louis Althusser en debates públicos. Y, cuando hablaba en ciertas reuniones, cuando se anunciaba su presencia, había, en todo el período entre 1967 y finales de los 70, 1.000, 2.000, 2.500, 3.000 personas escuchándole. Esto fue cierto en Alemania, en 1967-68. Esto volvió a ser cierto en Alemania, de manera muy importante en 1988-89, con debates con líderes comunistas críticos como Gregor Gysi con 3.000 personas, 4.000 personas en Berlín y, si hablamos de la época de mayo del 68, una gran reunión el 9 de mayo, la noche de las barricadas, en París, una reunión organizada por la JCR, con 2.500 personas, un discurso en el 71, para la conmemoración del centenario de la Comuna de París, cerca del cementerio de Père Lachaise, debería haber cerca de 15.000, 20.000 personas; reuniones en Portugal justo después de la Revolución de los Claveles, en 1974-75 con 2.000, 2.500 personas; reuniones en España, a la caída del franquismo, también con 2.000 o 3.000 personas; una gran reunión de la que hablé para la Europa Roja, en noviembre de 1970, en la Universidad Libre de Bruselas, un mitin europeo de la CI, con 3.500 participantes. Mandel fue un orador con un eco de masas en la vanguardia radicalizada y supo hablar tanto a estudiantes como a trabajadores. Hablaba con mucha soltura en alemán, en francés, en holandés, pero tampoco dudaba en hacer discursos en español en España y en América Latina, en portuñol (mezcla de portugués y español) en Portugal, en italiano cuando iba a Italia. Combinó una gran fuerza analítica con una capacidad impresionante para transmitir en las intervenciones públicas un análisis, un mensaje, una energía, y apelar en cada ocasión al anticapitalismo, al internacionalismo, al proyecto emancipador y revolucionario.
La Cuarta Internacional
Ernest Mandel se unió a la CI a la edad dieciséis años, en 1939, justo antes de la guerra. Participó en la resistencia desde el inicio de la ocupación alemana, fue arrestado tres veces por los nazis. Cuando su segundo arresto estaba distribuyendo folletos a los trabajadores del acero, en Lieja, el 29 de marzo de 1944. Fue arrestado por el ejército alemán, llevado a juicio en la prisión de St Léonard en Lieja, condenado a años de trabajos forzados. Tuvo la «suerte» de ser condenado por el ejército alemán como un resistente político y no por la Gestapo. Si hubiera sido condenado por la Gestapo, simplemente habría sido enviado a un campo de exterminio o ejecutado en el acto. Deportado a Alemania a principios de junio de 1944, escapó de uno de los primeros campos en los que fue encarcelado gracias a su capacidad para despertar la simpatía de dos carceleros, ex militantes del partido socialista uno y del PC el otro. Rápidamente fue atrapado y trasladado a diferentes campos. Fue encarcelado sucesivamente en seis campos en la Alemania nazi. Fue liberado en marzo de 1945 por el ejército estadounidense en el campo donde se encontraba. La lista de campos donde estuvo internado se encuentra en los archivos alemanes e incluida en su biografía por Jan Willem Stutje[18].
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Ernest Mandel se convirtió en dirigente de la CI. Participó en la primera conferencia clandestina europea para relanzar la CI, durante la ocupación y antes de su segundo arresto, se reunieron delegados belgas y franceses de la CI en una granja en St Hubert en las Árdenasbelgas en febrero de 1944. Luego participó en el renacimiento de la CI después de la liberación. Allí se convirtió, junto a Michel Pablo, en uno de los líderes más importantes de la CI. Cuando lo liberaron, tenía 23 años. Su papel como líder de la CI en las décadas de 1940 y 1950 hasta principios de la década de 1960 fue muy importante y discreto. Era conocido como economista marxista por la publicación de su Tratado de Economía Marxista, fue fundador del semanario belga francófono La Gauche, fue periodista del diario socialista Le Peuple y luego se convirtió en periodista del diario sindical de la FGTB en Lieja, La Wallonie. Fue a finales de la década de 1960 y tras su exclusión del Partido Socialista Belga a mediados de la década de 1960, en la onda de Mayo del 68, cuando apareció públicamente como líder de la CI y, como tal, dado su papel en el movimiento revolucionario estudiantil y obrero internacional, se le negó el acceso a varios países por parte de diferentes gobiernos, como el gobierno francés que le prohibía el acceso a territorio francés, así como del gobierno de los Estados Unidos, de los gobiernos de Suiza, Alemania y Australia.
En el caso alemán, es especialmente escandaloso ya que había resistido contra el poder nazi, tenía una medalla otorgada por las autoridades alemanas después de la Segunda Guerra Mundial por su participación en la resistencia antinazi, pero se le prohibió entrar en territorio alemán, a pesar de que tenía una tesis doctoral y de que los intelectuales alemanes antinazis, así como, por supuesto, el movimiento estudiantil protestaron contra esta prohibición y exigieron el levantamiento de esta medida. También recuerdo que Ernest Mandel me pidió que hablara en Lieja cuando el canciller socialista alemán Helmut Schmidt fue recibido en la Universidad de Lieja. Quería que yo interviniera para protestar públicamente contra su prohibición de entrar en territorio alemán. Estas prohibiciones no le impidieron cruzar fronteras. Ernest Mandel viajó mucho y, en particular, a pesar de su prohibición en Francia, cruzaba la frontera con mucha regularidad, especialmente recuerdo muy bien, como miles de manifestantes franceses, su llegada a la conmemoración de la Comuna de París, en mayo de 1971, convocada por la Liga Comunista y Lutte Ouvrière. Fácilmente éramos diez o quince mil manifestantes y Ernest Mandel llegó a hablar, desde la parte trasera de una motocicleta, conducida por Hubert Krivine. A veces era detenido por las autoridades francesas, llevado de vuelta a Bélgica y, como cuenta su biógrafo holandés en una ocasión, cuando fue deportado a Bélgica a su llegada al aeropuerto Roissy Charles de Gaulle, un camarada de Bruselas le llevó de vuelta a París el mismo día por una ruta discreta porque había una reunión de la dirección de la CI en París.
Post scriptum:
Después de terminar la redacción de este testimonio recibí el comentario siguiente de parte de Rafael Bernabe,profesor universitario y senador en Puerto Rico: “Cuando hablas de figuras o polémicas con las que Mandel tuvo que ver también se podría incluir la polémica con Martín Nicolaus (traductor al inglés del Grundrisse) sobre el imperialismo americano (publicada en español por Anagrama y también en colección de ERA Ensayos sobre neocapitalismo); la polémica con Baran y Sweezy sobre El capital monopolista (recogida también en Ensayos sobre el neocapitalismo); la polémica con Nicolás Krassó sobre el marxismo de Trotsky, originalmente en New Left Review y luego en español en Cuadernos Pasado y Presente, que fue muy leida; sus reseñas de Solzhenitsin y luego de La alternativa de Rudolf Bahro, también publicadas originalmente en New Left Review. Y claro, las respuestas a los eurocomunistas (Berlinguer, Carrillo, Marchais, Claudin) son brillantes.
3. Yo destacaría que entre El tratado y Capitalismo tardío Mandel insistió en su tesis (contra gente del mainstream y de izquierda) que ni los monopolios, ni las medidas keynesianas o de bienestar, ni la planificación «indicativa», ni la supuesta «economía mixta», ni las instituciones de Bretton Woods, etc. habían permitido ni permitirían al capitalismo superar sus contradicciones fundamentales y que, por tanto, el boom de posguerra llegaría a su fin, como todos los booms anteriores. Con lo cual vendría un ataque renovado a las conquistas de la clase obrera. Un análisis que se comprobó correcto a partir de la crisis generalizada de 1974-75, o poco antes.
4. Pienso que un rasgo distintivo de Mandel fue que evitó dos extremos 1. Los que veían en el boom capitalista de posguerra como una refutación del marxismo y 2. Los que con tal de defender el marxismo negaban la realidad del boom. Contra uno y otro Mandel defendió y desarrolló un marxismo dinámico (ortodoxo, pero no dogmático, diría él) que era capaz de explicar los nuevos desarrollos del capitalismo a partir de sus categorías fundamentales. No había ni que negar la realidad del boom o el capitalismo en su nueva etapa ni que abandonar el análisis marxista. Al contrario, el marxismo podía explicar el primero, tanto su surgimiento como sus límites.
Por supuesto, creo que Mandel confiaba en una respuesta más amplia y enérgica de la clase obrera a la ofensiva patronal… Lo cual después de 1980 o antes no se materializó como era su expectativa… y seguimos en esa lucha
Ahí mis comentarios, en lo que puedan ayudar.
Creo que habría que hacer en algún momento unas obras completas de Mandel, es un legado militante-intelectual impresionante.
Último punto, también me parece admirable su constante disposición hasta el final a dedicar tiempo a redactar textos de iniciación al marxismo, siempre pensando no en los grandes intelectuales sino en los militantes que están comenzando (desde Introducción al marxismo, que círculo mucho en América Latina hasta El lugar del marxismo enla historia, que fue el último y es muy bueno.)”
Notas:
[1] El Buró de la IV entre 1988 y 1991 estuvo integrado por Ernest Mandel, Livio Maitan, Claude Jacquin, Gilbert Achcar, Janette Habel y Daniel Bensaïd y yo. Penny Duggan estaba presente a todas las reuniones. Después del 13º Congreso Mundial a principios de 1991, formé parte también del nuevo Buró que fue elegido por el Secretariado Unificado. Según las memorias de Livio Maitan, este Buró estaba compuesto por Gilbert Achcar, Janette Habel, Phil Hearse, Claude Jacquin, Livio Maitan, Ernest Mandel, Braulio Moro y yo mismo (ver Livio Maitan, Pour une histoire de la Quatrième Internationale, La Brèche-IIRE, Paris, 2021. 475p.).
[2] En la reunificación también participaron activistas de América Latina, como el líder indígena y campesino Hugo Blanco (1934-2023) en Perú, quien en el momento del Congreso acababa de ser encarcelado en su país. También hubo activistas muy activos en Bolivia. Sobre el Congreso de Reunificación de la IV Internacional, vert Livio Maitan, Pour une histoire de la Quatrième Internationale, La Brèche-IIRE, Paris, 2021. 547 pages ISBN 9782955816851 p. 146 à 159. Lire également la revue Quatrième Internationale, Le Congrès de réunification de la Quatrième Internationale, Numéro spécial 3e trimestre 1963, Paris, 72 pages.
[3] Leer la revista Quatrième Internationale, n°47, janvier 1971, Paris, p. 14 à 20.
[4] Ver el vídeo de Usul, Ostpolitik realizado para Blast : « ALAIN KRIVINE : LE TROTSKISME PERMANENT » https://www.youtube.com/watch?v=8Zent93oWko et lire dans dictionnaire Maitron https://maitron.fr/spip.php?article136624
[5] Está disponible en español en https://www.nodo50.org/ciencia_popular/articulos/Mandel2.html
[6] En el congreso de la JGS de 1970 había apoyado con otras personas una proposición consistente en llamar a la nueva organización Liga Socialista Revolucionaria, en vez de Liga Revolucionaria de los Trabajadores. Sigo convencido de que esto hubiera sido mejor.
[7] Pierre Le Grève fue objeto de una tentativa de asesinato mediante paquete bomba en el marco de su actividad en favor de la Argelia independiente por la organización La Mano Roja en 1960 directamente ligada a los servicios secretos franceses. Los trotskistas belgas han sido muy activos en el apoyo a la lucha por la independencia de Algeria al final de los 1950 hasta la victoria de la revolución en 1962.
[8] Rudi Dutschke tuvo numerosos debates públicos con Ernest Mandel ante grandes asambleas en Alemania. Pasó dos semanas en casa de Ernest Mandel y Gisela Sholtz en septiembre de 1968 tras haber sido víctima de un atentado. Ver Jan Willem Stutje, Ernest Mandel Un révolutionnaire dans le siècle, Editions Syllepse, Paris, 2022, 454 pages. P. 278 à 286.
[9] De estos hechos se informa en la biografía de Mandel de Jan Willem Stutie, Ernest Mandel. Un révolutionnaire dans le siècle, Paris, Syllepse, 2022, p. 319.
[10] Jan Willem Stutje, Ernest Mandel. Un révolutionnaire dans le siècle…
[11] Gisela Scholtz à Ray, 13 mars 1969, Archives Ernest Mandel, dossier 652 cité par Jan Willem Stutje, Ernest Mandel. Un révolutionnaire dans le siècle p. 322.
[12] Ver su retrato en La Gauche del 11 de febrero de 1972, p.2
[13] Ver el acta de las tres primeras conferencias (500 personas en Lieja, 1500 en Bruselas, 1000 en Lovaina) en La Gauche del 11 de febrero de 1972, p.5 y la entrevista exclusiva de Jerry Lawless (parte 1) p. 4 y 5 y la parte 2 en La Gauche del 18 de febrero de 1972, p. 4 y 5. Hay que señalar que la prensa cotidiana tanto de derechas como de izquierdas había dado un amplio eco a esas conferencias.
[14] Jan Willem Stutje, Ernest Mandel. Un révolutionnaire dans le siècle, p. 235
[15] A propósito de las reformas de estructuras neocapitalistas versus anticapitalistas, leer Ernest Mandel, La stratégie des réformes de structure, 1965 http://pinguet.free.fr/mandel1965.pdf
[16] http://www.ernestmandel.org/new/ecrits/article/controle-ouvrier-et-strategie et http://www.ernestmandel.org/new/ecrits/article/autogestion-occupations-d-usines http://biblioteca.andalucia.ccoo.es:8080/intranet-tmpl/prog/local_repository/documents/15363_8353.pdf
Ver el libro de Ernest Mandel: Control obrero, consejos obreros, autogestión (antología), Ediciones ERA, Mexico, Páginas: 450 p. En este libro, Mandel recopila textos teóricos de Marx, Lenin, Kaustky, Trotsky, Gramsci, Pannekoek, Luxemburgo, Kuron y documentos de experiencias de soviets en Argelia, Alemania, Bolivia, Hungría, Indonesia, Checoslovaquia y Francia en 1968 y otros países, donde restituye a los consejos obreros su función originaria. Reúne un corpus teórico que supera la crítica de la burocratización y sirve de fundamentación del gobierno obrero.
– Análisis de las variedades de participación obrera conocidas como cogestión, autogestión, consejos obreros, derivadas de la experiencia de los soviets rusos de 1917 y del pensamiento de Marx. Tags:autogestion en argelia , autogestion en yugoslavia , autogestion y estado , bolchevismo y control obrero , cogestion, autogestion obrera , comites de huelga , Comuna de Paris , consejos de fabrica en italia , consejos obreros , control obrero en bolivia , gobierno obrero y soviets , mayo de 1968 en francia , méxico , sindicalismo y soviets , soviets , soviets de petesburgo , soviets en china , soviets y comites de fabrica , soviets y postguerra , soviets y revolucion rusa. Temas:consejos obreros y la revolucion hungara, control obrero de la produccion, dictadura del proletariado y soviets, programa de transicion y soviets
[17] Sozialistischer Deutscher Studentenbund (Unión Socialista Alemana de Estudiantes).
[18] Jan Willem Stutje, Ernest Mandel… nota 142, p. 79.
En la segunda parte hablaré de la relación de Mandel con la revolución cubana y Che Guevara.
Eric Toussaint es doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, es el portavoz del CADTM internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Traducido por Alberto Nadal Fernández
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