Por: Dora Villanueva
Las grandes potencias se han rezagado en su contribución al crecimiento de la economía mundial frente a países emergentes, pero la estructura financiera sigue afianzada en lo tradicional. Más de 90 por ciento del volumen de reservas internacionales se encuentra en monedas de Canadá, Estados Unidos, Japón, Reino Unido y la oficial en 20 países de la Unión Europea.
En los últimos siete años, no obstante, se ha registrado un reacomodo en los activos financieros que los bancos centrales invierten en el exterior. El avance del renminbi como divisa de reserva, así como de otras monedas de países emergentes, han desplazado la cuota de 95.1 por ciento que tenían a inicio de 2016 el euro, el yen japonés, la libra esterlina, los dólares canadienses y, sobre todo, los estadunidenses.
Las reservas internacionales son activos financieros que los bancos centrales invierten en el exterior. Su característica principal es la liquidez, la facilidad de uso para saldar rápidamente obligaciones de pago. Son un estabilizador de precios cuando disminuyen los flujos comerciales o de capital de la balanza de pagos, por desequilibrios macroeconómicos y/o financieros (internos o externos).
Concluido 2020, las proporción de reservas en dólares estadunidenses en manos de los bancos centrales cayó a 59 por ciento (en ese momento su nivel más bajo en 25 años), según la Encuesta sobre composición monetaria de las reservas oficiales de divisas (Cofer por su sigla en inglés) que realiza el Fondo Monetario Internacional (FMI). En esa proporción se mantienen dos años después.
De acuerdo con la Cofer, al primer primer trimestre de 2023, la proporción de reservas en dólares estadunidenses fue de 59 por ciento. Siete años atrás, en los tres primeros meses de 2016, antes de que se empezara a registrar el peso del renmimbi, los bancos centrales del mundo reportaron haber tenido 65.5 por ciento de los activos de reserva en el billete verde.
El trecho que cayó el dólar ha sido tomado no sólo por la moneda China, que de cero pasó a 2.6 por ciento de la cuota de reserva en el mismo periodo. Otras monedas como el yen japonés, los dólares canadienses y australianos, la corona sueca y el won surcoreano, han replegado al dólar.
El movimiento se puede explicar porque esas monedas combinan rendimientos más elevados con una volatilidad relativamente menor; además que las tecnologías financieras, como la creación automática de mercados y los sistemas automatizados de gestión de la liquidez, abaratan y facilitan la negociación de monedas de economías más pequeñas.
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