A los que se subieron al carro ni agua!
Uruguay entre la gloria y la horrenda miseria I
Desordenada y como me sale, tras volver de la celebración.
Efectivamente, el fútbol es un elemento identitario en el mundo de hoy. No solo para el caso de Uruguay, ni para el caso de cualquier deporte. Justo es decir que también he visto manifestaciones masivas y vitoreo en homenaje a sus jugadores en España y Holanda. La TV las emitió, y también queríamos que nuestro festejo fuera mejor, mas grande y emotivo que el de ellos. De Alemania no ví.
Puntos en los que se insiste por parte de la gente y los medios – en grueso paneo- son: la pequeñez del Uruguay, demográfica y económica, frente a tres potencias europeas, ser los únicos representantes de Latinoamérica que llegan a esa instancia, semifinales, de manera emocionante y lúdica a la vez, cumplir con nuesto pasado de hazañas futbolísticas que los gurises solo conocen por relatos de tiempos muy pretéritos. También es la historia de David y Goliat, de Pulgarcito y el Ogro, del goce de la desproporción cuando la victoria se pone del lado de los más vulnerables y débiles, formas poéticas de justicia, que otros escenarios no nos dan… los pequeños siempre “cobran” ..(Ahí vemos a Israel al acecho en éstas horas, para interceptar -otra vez!- la ayuda humanitaria a Gaza)
Nos la viven dando, y cuando nos toca ganar algo sobreviene, entonces, la euforia. Así sea un campeonato de Fútbol. O justo porque es fútbol. Entonces se disfruta “pintar”, vernos de golpe inesperadamente como protagonistas, vencedores, originales, únicos. Por eso “la mano de Dios”, y otras ocurrencias festivas, más allá de que el Fútbol también tiene su historia propia. Pasa a ser un plano simbólico donde tenemos la oportunidad de jugar de otra manera, y resarcirnos de nuestras frustraciones. También nos da la oportunidad de mirar a los otros como hermanos (de lo cual no tenemos mucha experiencia) y disfrutar, siquiera fugazmente, de esa proximidad y projimidad, que en otras zonas de nuestro ser no ha sido educada ni inculcada, sino todo lo contrario. En el fondo subyace un ansia de unidad y fraternidad, que ¿quién lo duda? para muchos es un interesante producto, y catalizador-canalizador, de furias, de anhelos, de pasiones y sentimientos que día tras día en la dura rutina no encuentran su hora de ser, su tiempo de pensarse y elaborarse. Tumulto emocional. Y a río revuelto, ya se sabe.
Pero siempre estaremos a tiempo de subir a la vereda, enrollar la bandera y empezar a pensar…
Los políticos siempre tratarán de obtener réditos de todo éxito, máxime si éstos éxitos tienen tal incidencia en el colectivo social como el fútbol en Uruguay, con su mística y su historia. Por poner un ejemplo, ahí teníamos a un Jaime Ross cuasi-lloroso por TV dispuesto a romper una promesa si nos coronábamos campeones del mundo. Así que los artistas y toda figura mediática aprovecha la media hora de fama. Subirse al carro, please, vieja historia, de acá y de todas partes. Ojo, no estoy diciendo que Jaime Ross necesite nada de eso para ser y haber sido la figura que es. Pero a todos nos gusta ser parte de la fiesta, y disfrutar de los logros.
Una pregunta que queda por hacerse es: ¿qué diríamos si -en un país de 3 millones y poco- donde nacimos y crecimos acunados por el Maracanazo y tutti cuanti, el gobierno hubiese permanecido ajeno, alejado, o al margen del festejo? ¡Eso sí habría sido censurado por muchos de los compatriotas y votantes!
No digo votantes ingenuamente. Recordemos que en éste país hay que convencer a más del 50 % para poder gobernar, donde entran sectores de derecha también en la alianza para conformar una cifra tan alta. Dichos sectores, ni ahora ni nunca, por más frente e izquierda que hayan votado, soltaron lágrimas por los presos y los niños muertos, ni por el frío ni por el hambre. ¿Cuándo ví yo -o hemos visto todos- manifestaciones contra las hambrunas y contra la hipotermia eterna de los pobres? ¿manifestaciones que no fuesen de un cierto sesgo ideológico?
Si en la nota de Fernando (RFU) el llamado es a la sensibilidad social, a la solidaridad, a la toma de conciencia, yo no puedo menos que estar de acuerdo. Muy de acuerdo. Porque creo que el egoísmo de los que tienen (para vivir y mucho más), el pasotismo y el individualismo, son contravalores muy extendidos en nuestra sociedad. Entonces celebro a los que participan alumbrando y creando conciencia. Así como también repudio a aquellos a quienes se les salen las balas por la boca, pero en el momento que hay que poner el cuero yo he visto (aún con mi poca historia) a mucho revolucionario reculando. Pero tenemos una idea muy inflada de nuestros valores democráticos, estilo de vida y convivencia. Esto es porque hemos creado el romance de nosotros mismos, de nuestra uruguayez levemente ondulada y democrática como la de nuestras llanuras.
Hay que convencer, conformar y cumplir! Y desde muchos lugares se lo exigen al gobierno!
El discurso conformista de ciertas capas sociales que no padecen ahora el infortunio -agregadas a otras que no lo han padecido nunca- ha dominado hegemónicamente la autocomplacencia de nuestro analfabetismo político ( a pesar de las loas al civismo que cantamos, por nuestro voto cada cinco años.)
Pero no hay lectura consistente que pueda hacerse si pensamos que ésas otras clases, las más desdichadas, postergadas y marginalizadas son las que más disfrutan el triunfo deportivo, y no los recién llamados por la gloria y las pantallas de plasma.
Muy mal vería el pueblo (dirían los romanos “il popolo grasso”) la frialdad e indiferencia de sus representantes.
Ahora bien, y haciendo un apunte sobre el tema de los presos: ¿Cuánto se rasgaban las vestiduras por las condiciones horripilantes de los presos -quiénes- cuando la ominosa década de la dictadura?¿No convivíamos con el horror y las torturas, con la muerte, el hambre, la desesperanza? Y luego, cuántos teniendo la oportunidad de anular una ley de impunidad han dejado de hacerlo? Yo me pregunto: ésas cosas, son inconexas? ¿O también se relacionan como la gloria y la miseria del martes 13 de julio 2010…? Hay que ver cuánto de aquella, y luego ésta insensibilidad, perviven y se retroalimentan. ¿Cuánto me importa el otro, el compatriota desgraciado, el perdedor, el feo-sucio-malo?
¿Hasta dónde no seguimos diciendo: “Si está preso algo habrá hecho”, y con esa frase nos desligamos de cualquier asunto tocante a derechos humanos? Habría que hacer un rastreo de las actitudes más nefastas que tenemos y que hunden sus raíces en 12 años de un régimen fascista, éste ya sin que haya discusión sobre su condición de tal…
También me pregunto: ¿Dónde están los vociferantes periodistas o simplemente opinólogos, que hace 90 días se jalaban los cabellos y se abrían las venas por el “preso de conciencia” cubano Orlando Tamayo? Yo les exijo (Se lo exijo al rubor de sus mejillas, si existiese tal) que ahora se movilicen, que hablen, que si no quieren ser acusados de flagrante hipocrecía organicen una cruzada por el salvataje de los 16 mil presos uruguayos que están hacinados en cárceles construídas para 2 mil seiscientos! Quiero ideas, críticas, recursos, quiero artículos en Montevideo Portal, en 180, quiero ver ciertas caras que la emprendieron ferozmente contra Cuba por el preso que hacía huelga de hambre. Ahora mismo tenemos a los presos de Rocha y de Canelones haciendo huelga de hambre por los 12 muertos calcinados. Quiero ver a los adalides de la democracia y de la libertad, y los que creen que todo se arregla con cuatro palabras bien hiladas, y que tronaban a fatalidades cuando la suelta de presos en el gobierno de Vázquez. ¿Olvidamos eso?
Vayamos a otro punto, también vidrioso:
¿Quién ha pagado los costos del festejo? ¿Rentas generales? Ah, pero nadie protesta por el gasto, hoy.¿Cómo es que nadie pregunta nada sobre el financiamiento de la celebración?? Hoy tiramos la casa por la ventana porque son los quince años de la nena.
La expresión del presidente, en mi opinión, puede ser interpretada de dos maneras: es lo que ciertos sectores quieren escuchar, y les da el dulce. Y/o también podemos creer que es otra de las varias bobadas del Pepe, entusiasmado por la convergencia de camiones reventados, atestados de planchas, y la chetada de pocitos y punta gorda, que celebra porque siempre tiene motivos para celebrar, y éste era uno muy bueno. Narcicismo, claro que sí. Para todos lados. Y nos quedamos sonrientes ante el espejito que dice: “Tú eres el más bello del mundo”.
De todos modos cabe refutar la poco feliz noción que esas palabras enuncian, cabe recordar, como lo he hecho, la canción de Serrat, porque vivimos en una sociedad de clases, y nuestras desigualdades pautan toda nuestra vida. ¿O por qué siempre se queman los ranchitos, se recalientan estufas, se derriten enchufes, estallan garrafitas y artefactos caseros, y los innundados e incendiados son siempre de un cierto estrato social…?
En fin, yo veo también muy claramente el contraste que dice Fernando Gutiérrez, y tantos otros…
De la dicha compartida rescato el hecho de que ella sea metáfora de una fraternidad humana que nuestros tiempos nos impiden realizar, y de la que nuestro espíritu sufre inmensa nostalgia, pero lo cierto es que pasó ya ese instante mágico :
“se despertó el bien y el mal,
la zorra rica al rosal,
la zorra pobre al portal,
y el avaro a las divisas
por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual…”
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