Por: Juan Torres Rodríguez
O cómo darle rienda suelta al pensamiento mágico-religioso.
Hoy mi deber era cantarle a la patria,
alzar la bandera, sumarme a la plaza.
Y creo que, acaso, al fin lo he logrado soñando tu abrazo,
volando a tu lado.
Silvio Rodríguez
Seguramente, y a pesar de la voracidad que mostro por la lectura, Chávez no leyó “El cristianismo hedonista”, porque de haberlo hecho, seguro estoy que, antes de repetir aquella tan popular frase de Gramsci en su original ceñuda sequedad de ortodoxia marxista, nos la hubiera repetido con las palabras de Onfray:“Lo que caracteriza la época es una superposi-ción de civilizaciones: la antigua muere, pero todavía no lo sabe, y la nueva se hará con el poder, pero también lo ignora.”, que es igual pero no es lo mismo, parafraseando a Silvio. Aunque lo importante no es como Chávez construyera la frase o la citase, lo importante es que la conocía y reconocía la verdad que la justifica como válida (para algunos, se entiende).
Sabía Chávez muchas cosas por lo visto: que para lograr el socialismo había que explorar vías alternas a las trajinadas, que había de prestar atención a las particularidades concretas del país (citada mil veces, nunca aplicada)que no se podía pretender el cielo por asalto -la intentona de Febrero de 1992 dejo grabada con plomo su lección de sangre¬-, ante un enemigo mejor armado la lucha no puede ser frontal (abc de la contiendaguerrillera), y por ello plantea obligatorios caminos más largos y difíciles por su carácter pacífico.Pero por sobre todo a Chávez le inquietó lo complejo del panorama que con sínica sonrisa le preguntaba: ¿cómo lograrás el bloque de “poder hegemónico” gramsciano antes de que la escalada fascista contrarrevolucionaria logre sus objetivos?
Consideremos válido o no el acercamiento de Gramsci al problema del período transicional entre el capitalismo y la sociedad que lo cuestiona y supera, debemos reconocer, en principio, el esfuerzo del teórico italiano por salvar una contradicción históricamente planteada, y por otra parte, el valor de Chávez en asumirlo1 como válido dado como respuesta (única respuesta, por ahora) a la fallida experiencia del socialismo soviético aparte de la responsabilidad que significa echarse sobre su espalda un proceso histórico sobre supuestos intangibles como son el sentimiento de amor y la paz como substrato donde aquel germine y de los frutos oximorónicos de utopía realizable.
Al igual, estemos de acuerdo o no con la versión de Onfray, aunque sutil, nos remite al nudo central del proceso de transición: tiempo. ¿Por qué tiempo? Cuánto puede tardar una persona en comprender un proceso histórico social, en reconocerse como factor de poder 2. ¿Y una clase toda? ¡Nadie lo sabe! Y aventurar pocas décadas podría ser un error fatal… Bueno… algunos creen saberlo todo y desesperan,desean ver sólo el lado de la naturaleza roja, en dientes y garras. Quieren ver a Maduro en la Av. Bolívar mandando a los gringos al carajo como en su momento lo hizo Chávez. Oír una y otra vez el audio de aquel discurso del 2008 en Puerto Cabello donde el Presidente Chávez llamaba “yanquis de mierda” a los diplomáticos norteamericanos, les emociona, los excita, el orgasmo es total, la petite mort pues.
No ver a Maduro haciendo sombras, todo halterófilo él, full testosterona ante “las masas” enfebrecidas colmando la Bolívarles desconcierta, lo ven agüevoneao y sienten que la “masa” se afemina y que todo se ha perdido. Son incapaces de ver el más mínimo cambio en la correlación de fuerzas, incapaces de sortear las contingencias del momento, son expertos en el black and white (¿o mejor catadores?). Para ellos todo es lineal (no se les puede pedir peras al horno, sobre todo cuando lo que se ha metido en éste son pelotas de mierda). Para ellos todo es progresivo y la NEP es la primera evidencia de traición al “legado original”.Lamentablemente sólo tienen una forma de salvar su “prestigio de analistas de izquierda”: sembrar compulsivamente dudas por doquier y frustrar a muchos.
¡Y lo arrecho es que lo están logrando! Es increíble cómo pueden influir en gran número de persona y llenarles la sesera de incongruencias que las llevan a renunciardecepcionadas porque Maduro no se levanta a las tres de la madrugada a leer Aporrea y tomar nota de las pavadas que escribimos (y que con tanta benevolencia Aporrea nos publica) para diseñar la política nacional e internacional y poner de rodillas al imperio norteamericano ¡Por favor! Quien escriba en éste portal con la pretensión de enmendarle la plana a Maduro o a cualquiera del Ejecutivo por creerse el más revolucionario y el que tiene la verdad porque le ha sido revelada, no sólo está pelando una bola, sino pisándose la otra (con el perdón de las damas que también aquí escriben, bien saben que no hay metáfora equivalente y además, en esta sociedad es un problema de prepotencia machista, que afortunadamente las excluye)
Para los otros que dramatizan despidiendo a los que renuncian para dejar por sentado una condición de revolucionarios imprescindibles, levantando una espantapájaros que el autor de tal falacia sólo asoma sabiéndola improbable por espuria, les aconsejo (¡Por Dios![Esto es sólo una expresión porque soy ateo hasta los huesos],¿quién soy yo para aconsejar?):que sigan escribiendo tranquilos y no se metan en hondurastratando de ser más papistas que el papa. Por ejemplo, ¿puedes probar Juan Requena lo que afirmas sobre la supuesta traición de Maduro al “tira[r] por la borda lo que tanto costó a nuestro comandante eterno lograr”. El problema no es el tener dudas, al final todos las tenemos a montón y eso es saludable. El problema es descubrir quién nos la siembra, para qué y cómo actuamos en consecuencia.
Con todo y sus dudas entre lo que se desea y la tozudez de lo real, parece que Silvio si sabe de prioridades, lástima que no escriba en Aporrea.
1 A contrapelo de los que endiosan a Chávez pero que siempre lo consideraron un milico ignorante, sin
saberlo y sintiendo complejo ante ellos, fue a mi juicio, un intelectual de primera línea.
2 Cuando ven a la señora que ha recibido una casa de la GMVV que se manifiesta contra el gobierno y apoya a la MUD y de paso vota por Capriles su adiposo cerebro no le da más que para decir que el pueblo (o mejor: la “masa”) es “malagradecida”.
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