Por: Eugenio Montesino*
La actual derecha promueve discursos de odio y fuerte presencia en las redes sociales. Sin embargo, tienen diferencias importantes en el enfoque económico.
Una de las características del nuevo movimiento político dominante en Argentina y el mundo es su crecimiento en las redes sociales, espacio de surgimiento y expansión de sus comunidades y alianzas culturales en línea. Esta ideología política critica todo lo que se vincule con una mejor distribución social de los recursos, llámese keynesianismo, socialismo, progresismo o cualquier otra denominación.
La actual derecha en proceso de auge, defiende los valores de la propiedad privada, el liberalismo extremo y el orden social. En nuestro escenario nacional incluye un componente de fe religiosa y cuasi mesiánica dada por las “fuerzas del cielo” proclamando además la necesidad de una reconstrucción veloz e inmediata que haga regresar al país al tipo de sociedad que fue cien atrás, es decir de finales del Siglo IXX.
Esta idea coquetea con una realidad económica pretérita e idílica que se dio en condiciones sustancialmente diferentes a las que nos condicionan en el presente tanto a nivel nacional como mundial. Existen puntos coincidentes en este sentido en los slogans “hagamos a la Argentina grande nuevo” y “Make America Great Again” de la campaña de Donald Trump en Estados Unidos.
Además, estas expresiones de la actual derecha tienen como factor común la construcción de una hegemonía cultural en su discursiva publica como eslabón previo para acceder al poder formal, ejemplo de lo cual han sido las campañas mediáticas con fuerte activismo político en las redes sociales que incluyen la utilización de imágenes, memes, videos entre otras herramientas digitales y que han sido usadas tanto por Javier Milei como por Donald Trump.
Esos instrumentos continúan ocupando un rol predominante en el estilo comunicacional de nuestro presidente aun después de su llegada al poder ejecutivo y hasta el presento.
Diferencias
Sin embargo, también existen sustanciales diferencias en política económica entre estos dos exponentes políticos de la actual derecha. Trump practicó en su anterior gobierno y planea para su próxima gestión si llega nuevamente a la Casa Blanca, una política proteccionista con impulso en la creación de empleosy con vacilaciones hacia el orden liberal internacional. El gasto en infraestructura es otro de los posibles gastos que puede llegar a ser prioritario en su nueva gestión. Es decir, se aposta a políticas públicas de presencia y regulación del Estado en la economía y la sociedad.
Argentina se encamina en otro sendero en su política económica que lejos de aplicar herramientas de protección a la industria y economía interna va camino a la liberación del comercio internacional tanto para sus importaciones como exportaciones mediante la supresión de los actuales mecanismos de control. Nuestro nivel de empleo se reduce a medida que la economía se adentra en un ciclo recesivo generado por las severas medidas de ajuste fiscal que se están llevando a cabo y en donde el gasto de infraestructura y las erogaciones para jubilaciones y pensiones, son las partidas que mayores contracciones muestran tanto en términos nominales como reales.
La propuesta reforma laboral procurará minimizar la contención del Estado en las relaciones empleado – empleador, para que sea más fácil deprimir el costo de los salarios convirtiendo al trabajo en una mercancía más que pueda ser comprado al mínimo precio posible y con lo que se profundizaría la reasignación regresiva de recursos. Se profundizaría el ajuste neoliberal con la limitación del gasto público social casi a su mínima expresión.
A nivel global las ideas de la extrema derecha argumentadas sobre la base de la eficiencia económica, el rendimiento y la utilidad procuran desplazar velozmente y sin gradualismos las bases de solidaridad, justicia y equidad social que benefician a los sectores más débiles. Sus políticas incluyen llevar al mínimo las políticas antirracistas, de defensa de la diversidad de género y el feminismo entre otras. Sus acciones, en muchos casos, coquetean con los límites de las estructuras y acuerdos democráticos.
Política, cultura y sociedad
Sus representantes se postulan públicamente como alejados de la política normal y fuera del “sistema”. Están impregnados de un enfoque de agresividad híbrida y dinámica que no pretende tanto el consenso sino más bien la radicalización y polarización con el objetivo de desacreditar, desautorizar y destruir al contrario, y a quien además se le atribuye las culpas de todo lo que está “mal” y por tanto se necesita transformar. Quienes se oponen, más que adversarios son enemigos, sean artistas, medios de comunicación, organizaciones sociales, intelectuales o políticos. Esta oposición la califican de socialistas, comunistas, marxistas.
En muchos casos los exponentes de la derecha vigente provienen “fuera del sistema” político y por esto se consideran habilitados para los insultos y particular lenguaje en sus comunicaciones incluyendo sus intervenciones en las redes sociales. Se da una batalla cultural y de ideas entre la gente de bien y los “otros”. También propician un cambio de hábitos sociales y económicos.
Perry Anderson acerca del neoliberalismo comentó que este nació como una reacción teórica y políticamente vehemente contra el Estado de bienestar. Por otro lado, Friedrich Hayek – exponente de la escuela austriaca, la cual es una de las referencias de Javier Milei – y colega de Milton Friedman y de Karl Popper, criticó vehemente toda “limitación” sobre los mecanismos de mercado ejercida por el Estado, cuestionándolo como mecanismo de redistribución de los recursos en bienestar de los sectores más vulnerables de la sociedad. Estos autores neoliberales no compartieron la necesidad de modificar la distribución “libre” de recursos de los mercados. El escenario mundial es altamente complejo en lo económico, político y social. y cualquier semejanza con nuestra realidad nacional no es pura coincidencia.
* Docente en la UBA y en UNQ en Economía y en Impuestos.
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