Por: Yago Álvarez Barba
El londinense Gary Stevenson, pasó de ser el ‘trader’ más rentable de uno de los mayores bancos del mundo a convertirse en un activista contra la desigualdad y contarlo todo en su primer libro.
La creciente desigualdad en todo el planeta está llegando a unos niveles que, incluso, ahora preocupa a aquellos que la han ignorado o promovido durante décadas, como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Cada crisis es una nueva oportunidad para que los ricos se hagan más ricos. Los grandes fondos engordan al mismo ritmo que adelgazan las cuentas corrientes de las familias y aumentan sus deudas. Los déficit y deudas públicas acaban incrementando las cuentas de resultados de las grandes empresas. Las nuevas generaciones no pueden ni soñar con comprarse una casa porque los precios de los activos siguen creciendo debido a que los ricos ya no saben qué hacer con tanto dinero y no cesan de comprar propiedades incrementando, más todavía, sus precios. La desigualdad acelera la desigualdad.
Este análisis se puede encontrar fácilmente en sectores de izquierda. Lo que no es tan común es que esas afirmaciones vengan del que llegó a ser el trader más rentable de uno de los bancos más grandes del mundo, el Citibank. Cuando pasó el primer susto de Lehman Brothers y Gobiernos y bancos centrales empezaron a bombear dinero al sistema financiero, los compañeros de planta de Gary Stevenson vieron una recuperación inmediata en aquellas pantallitas con líneas rojas y verdes que rodeaban sus escritorios. Pero él tenía otra cosa que sus compañeros nunca habían tenido: amigos de barrios pobres, del barrio del que él venía, que estaban perdiendo sus trabajos, sus casas y que no tenían dinero para consumir. Mientras tanto, los mercados de valores y el inmobiliario nunca dejaron de subir porque los ricos invirtieron su dinero para obtener más dinero todavía. Stevenson se dio cuenta de que la creciente desigualdad imposibilitaba que la economía se recuperara, apostó a que se seguiría hundiendo y que los bancos centrales tendrían que actuar bajando los tipos a cero… y ganó. Ganó mucho dinero para el Citibank y para él mismo.
Pero se cansó de estar rodeado de gente rica que “no entiende lo que le está pasando a la gente común”. Dejó el banco, se unió a un centro de investigación para luchar contra la desigualdad, abrió un canal de YouTube donde explica de forma didáctica cómo funciona la economía mundial y acaba de publicar El juego del dinero. Un intruso en la cima del mundo (Península, 2024), donde relata su vida, desde que su privilegiado cerebro para las matemáticas le abrió las puertas de una de las universidades más elitistas del mundo —y de uno de los mayores bancos del planeta— o cómo se convirtió en el trader más rentable del banco, hasta cómo decidió enfocar su vida a luchar contra lo que considera “el cáncer de la economía”: la desigualdad.
Stevenson recibe a El Salto con las mismas zapatillas medio rotas con las que acabó yendo a trabajar a la oficina de Londres o la de Tokio cuando ganaba tanto dinero para el banco que se podía permitir vestir y hacer lo que le diera la gana.
En tu libro explicas que te diste cuenta de que la crisis se iba a cronificar y a ser mucho más larga de lo que todo el mundo esperaba porque tenías un pie en la calle, porque tienes amigos que no podían pagar sus hipotecas o estaban perdiendo sus trabajos, cosa que los banqueros del Citibank o los economistas de la London School of Economics donde tú estudiaste no tienen. ¿Cómo es posible que la gente que controla la economía y la academia esté tan alejada del mundo real?
Creo que el origen de ese problema proviene de la economía como asignatura académica y la forma en que se enseña ahora en las universidades. Es una asignatura extremadamente matemática. Un estudiante de Economía pasará tres años de pregrado, o mucho más si hace un postgrado, memorizando básicamente modelos matemáticos muy complicados. Esos modelos son lo que llamaríamos modelos de agentes representativos. Son modelos muy complejos, pero no incluyen la distribución. No incluyen ningún tipo ni referencia a la desigualdad. Se centran en promedios que están calculados sobre los agregados. Así que, cuando obligas a esos estudiantes a dedicar cinco años a memorizar modelos muy complicados y de poca calidad, es casi como lavarles el cerebro para que no piensen nunca en la distribución. Para mí, ese es el origen: la forma en que se enseña economía en la universidad. Las personas que debaten sobre economía, o bien la estudiaron o la aprendieron de gente que la estudió, por lo que se ha convertido en una idea hegemónica. Piensan mucho en las políticas monetarias, a veces piensan en las políticas fiscales, pero muy pocas se preocupan por la distribución.
Pensemos lo que ocurrió durante la covid. Desde el comienzo sabíamos que habría enormes déficits gubernamentales en todos los países. En España, Reino Unido, en todos los países. Para mí, como alguien que estudia la distribución, eso plantea una pregunta obvia: ¿quién acabará obteniendo ese dinero si la deuda pública aumenta? Si la deuda aumenta en un billón, hay personas que están recibiendo ese billón; si el Gobierno se empobrece un billón, alguien recibirá ese billón, lo que volverá a cambiar la distribución de la riqueza. Pero lo peor no es que dicha distribución cambie, sino que sabíamos de antemano que iba a cambiar y ¡nadie dijo nada ni habló sobre ello! Para mí ese es el hecho más interesante de los últimos cinco años. No es que la desigualdad haya aumentado enormemente, sino que era extremadamente obvio de antemano y nadie hablaba de ello. Y esto, para mí, ilustra perfectamente el problema; que nadie piensa siquiera en la desigualdad de distribución.
La desigualdad, igual que un cáncer, no para de crecer si se le deja y no se actúa
De hecho, dices en el libro que “las desigualdades son el fin de la economía, son un cáncer”.
Exacto. Porque la desigualdad, igual que un cáncer, no para de crecer si se le deja y no se actúa. ¿Qué significa que la desigualdad crezca? Significa que la gente común no tenga bienes. La gente común tiene deudas. Significa que los ricos tienen enormes cantidades de activos. Los ricos son enormes acreedores. Entonces, podemos decir que cada aumento de la desigualdad es un euro más en rentas, dividendos o intereses pagados por la gente común y corriente, pagados por el Gobierno a los ricos. Por lo tanto, a medida que aumenta la desigualdad, también aumenta el flujo de caja de la gente común hacia los ricos, que utilizarán para comprar el resto de activos. Por lo tanto, cuanto mayor es la desigualdad, más rápido aumenta la desigualdad. Desde una perspectiva puramente matemática, es extremadamente inestable, no se autoestabiliza. Así que creo que el cáncer es una metáfora muy buena de cómo funciona la desigualdad en la economía.
La deuda parece que sea la principal herramienta de ese capital extractivo: las hipotecas y los préstamos de las familias. ¿Qué podemos hacer con la deuda privada?
Lo más importante son los impuestos. A veces la gente de la izquierda habla de la cancelación de las deudas, y no creo que sea necesariamente incorrecto. Pero el problema con eso es que hay un grado de aleatoriedad, un grado de arbitrariedad, porque no todas las personas ricas tienen deudas y no todas las personas pobres están endeudadas. Los impuestos son la mejor herramienta que se puede utilizar porque, si se utilizan bien, realmente pueden dirigirse a los más ricos.
Los impuestos son la herramienta para atajar la desigualdad
En los últimos cinco años, la deuda pública ha aumentado enormemente. Se habla de este fenómeno como si el dinero desapareciera. Mucha gente común cree que en la idea de que cuando un Gobierno gasta dinero es como si quemara leña y el dinero desapareciera. Pero el dinero no funciona así. Si el Gobierno se endeuda, alguien, en alguna parte, acumula crédito. Lo que significa que se puede reducir, de manera muy factible, encontrando a las personas que aumentan su crédito y cobrándoles impuestos. Los impuestos son la herramienta para atajar la desigualdad.
Quiero volver a la primera pregunta. Has explicado que el primer problema es cómo se estudia la economía como disciplina, pero también veo que hay un fuerte componente de clase. Ninguno de tus compañeros de la London School of Economics o de la planta de trading del Citibank donde tú trabajabas conocía a alguien que fuera a perder su casa o su trabajo, como sí que ocurría en tu caso con los amigos de tu barrio. O sea, las personas que manejan el mundo nunca tienen problemas económicos.
Exacto. Si nos fijamos en las estadísticas sociales sobre economía, se ve que la economía es una de las materias menos representativa de los niveles de clase general, en toda la academia. Sobre todo a nivel de doctorado y en el nivel de grado avanzado. Muy, muy pocas personas de entornos pobres terminan estudiando economía a un nivel superior. Pero, para ser honestos, creo que va más allá de la economía. No sé muy bien cómo funciona en España, pero en el Reino Unido todos los niveles de la sociedad de élite, especialmente en los medios de comunicación, tienen una pésima representación de clase.
Tras el banco, volví a Oxford para hacer un máster entre 2017 y 2019. Recuerdo estar allí sentado en una clase de 80 estudiantes de Economía. Cada uno de ellos, incluso todos los profesores, provienen de un entorno rico. Y esto es absurdo. La economía no es como la física, que si arrojas a una persona rica y a una persona pobre por la ventana caerán a la misma velocidad. Sin embargo, los ricos y los pobres tienen una economía totalmente diferente. Permitimos que el debate económico esté dominado por ricos y eso nos conduce a una idiocracia. Eso es una locura porque esas personas ricas simplemente no entienden lo que está pasando en la vida de la gente común.
A lo largo de todo el libro se puede respirar esa conciencia de clase, eso que te empuja a seguir compitiendo y a querer llegar a una cima que no está hecha para la gente pobre, que te hace preguntarte por qué esa gente puede llegar y los chicos de barrio como tú no. Pero también hay un momento del libro muy gracioso en el que explicas que te diste cuenta de que la gente rica espera que los pobres sean tontos. ¿Por qué crees que los ricos creen eso?
Sí, para mí fue muy divertido porque vengo de una familia pobre. Crecí en una zona pobre, pero fui a una grant school en primaria. Son unas escuelas del sistema educativo británico. Todos los niños de 10 años, hace 30 o 40 años, hacían un examen y, si aprobabas, ibas a una de estas escuelas privadas pero subvencionadas. Un sistema para que algunos niños pobres puedan competir con los niños ricos. Pero, en realidad, cuando llegas allí te dabas cuenta de que la mayoría de las personas que estaban para pasar el examen también son bastante ricas porque sus padres pagaron, por ejemplo, la formación para el examen. Esa fue la primera vez que ya me encontré siendo el más pobre de la gente que me rodeaba. Pero enseguida el resto de chicos se dieron cuenta de que yo era el más listo de la clase, por lo que nunca hubo esta asociación entre ser rico y ser inteligente o ser pobre y ser estúpido. Pero la cosa fue diferente cuando llegué a la London School of Economics. Ahí fue donde experimenté eso por primera vez. Me di cuenta de que toda esa gente piensa que los pobres somos estúpidos. Fue muy interesante para mí, muy divertido, pero también un poco molesto. Aquello se convirtió en una gran fuerza motivadora.
Pero, sinceramente, creo que esta creencia es realmente importante para mantener el statu quo social, porque creo que así es como los ricos viven consigo mismos y viven con la desigualdad y la pobreza. No pueden creer eso de que son ricos porque sus padres son ricos. Necesitan creer que son ricos porque son mejores y necesitan creer que los pobres son pobres porque son estúpidos.
Todas esas crisis condujeron a una creciente desigualdad de riqueza porque los ricos responden a ellas comprando más activos
Hay un momento del libro en el que estás narrando un debate sobre economía con un rico trader australiano en la oficina del Citibank en Tokio. Él defiende que es imposible que la economía vaya mal porque las bolsas de valores están subiendo y hay una enorme cantidad de dinero inyectada en el sistema financiero. A lo que tú le respondes que “cuando la economía se va la mierda, es bueno para los mercados”. ¿Es bueno para el Ibex35 que la economía española se vaya a la mierda
Estoy 100% seguro y es algo cada vez más evidente para los traders. Mira lo que ocurrió en 2008, en 2011 y luego en 2020 con la covid. El instinto inicial de los mercados es la caída. Sin embargo, el efecto a largo plazo es un aumento masivo de los precios de las acciones. Cada una de esas crisis provocó un aumento masivo de los precios de las acciones y un aumento masivo de los precios de las viviendas. Pero eso se debe a que la respuesta sistémica a la crisis actual en el mundo occidental consiste en imprimir dinero para reducir las tasas de interés. Pero creo que hay algo más profundo que eso, y es que cuando se aumenta la desigualdad, los activos suben y los salarios bajan. Y esto se debe a que la gente común compra bienes y servicios y la gente rica compra activos. Todas esas crisis condujeron a una creciente desigualdad de riqueza porque los ricos responden a ellas comprando más activos y estos acaban siendo extremadamente caros. Se devalúa el dinero, bajan los tipos de interés y aumenta la desigualdad porque los ricos se hacen con más activos, que suben de precio.
Al final los tipos de interés sí que acabaron subiendo por la crisis de inflación. Se habla mucho de que la era de los tipos de interés cero ha acabado. ¿Qué opinas? ¿Crees que la economía va a resistir?
Los mercados no esperan que las tasas de interés vuelvan a cero. En primer lugar, siempre hay que mirar las expectativas de los mercados y los mercados creen que se ha acabado, que los tipos cero no van a volver.
¿Qué piensas tú? Que, al fin y al cabo, ya demostraste una vez que los mercados se equivocaban precisamente en esto.
No creo que vayamos a tener tasas de interés reales persistentemente altas. Pero creo que se pueden tener dos equilibrios diferentes de tipos de interés cero. Uno es el que teníamos en la década de 2010, que es literalmente tipos de interés cero en un entorno de inflación baja. Pero también tenemos lo que se conoce desde hace mucho tiempo en los países pobres del mundo, que son tasas de interés altas, pero con una inflación alta, que es otro tipo de tasa de interés cero. Así que lo que predije después de 2008, que aposté a que las tasas llegaran a cero en 2010, no fue lo mismo que hice durante la covid. De hecho, tenía bonos antes de la covid. Y cuando las tasas bajaron a cero pensé que debía deshacerme de estos bonos. No quiero tener bonos y una tasa de interés cero, porque sabía que los ricos acumularían ese dinero que inyectaba el Gobierno. Y pensé que había una gran posibilidad de que tuviéramos una crisis de inflación, porque creo que los grandes déficits públicos son inflacionarios.
Pero lo que tenemos ahora es una situación en la que la pobreza es mucho mayor y la deuda pública también. Por lo tanto, pone a los Gobiernos en una situación difícil, porque necesitan gastar más porque hay más pobreza, pero están más endeudados. Y creo que es posible que entremos en el tipo de situación que se ha estado produciendo durante mucho tiempo en lugares como Brasil, India, Turquía o América Latina, donde están las tasas altas pero la inflación es más alta. Pero lo realmente efectivo es que la tasa de interés real sigue siendo cero. Sin embargo, creo que es más probable que volvamos a un entorno de tipos de interés muy bajos. Pero estoy indeciso en esto ahora mismo. No voy a apostar por ello. Lo único en lo que confío es en que los precios de los activos aumentarán mucho.
Así que sigues invirtiendo.
Es lo que paga mis facturas.
¿Y no sientes una barrera ética? ¿No crees que es contradictorio seguir formando parte de ello al mismo tiempo que luchas contra ello?
No, porque personalmente no creo que el trading sea inmoral. No creo que invertir sea inmoral. Creo que tenemos, en mi opinión, una pequeña complicación moral en la izquierda, que se muestra como una especie de resaca cristiana, que consiste en combinar las decisiones personales con las políticas. Yo todos los días me levanto y trato de luchar contra la desigualdad. Llevo haciendo eso diez años. Todos los días me despierto y ya sabes, creé una web, trabajé para un centro de estudios, fui a la universidad, ahora tengo un canal de YouTube y escribí este libro. Todos los días me levanto e intento detener la crisis. Pero no creo que tenga la obligación de volverme pobre por ello. Creo que es una pregunta desde una extraña moral cristina, lo de “¿cómo te atreves a intentar mejorar la sociedad sin empobrecerte personalmente?”. Creo que es posible que, como individuos, queramos ganar dinero y, al mismo tiempo, querer evitar que nuestras sociedades se derrumben. No creo que haya ningún dilema moral en ello. Cuando invierto, gano dinero. ¿Mejora la economía? No. ¿Empeora la economía? No. Lo que hace que la economía sea mejor o peor son nuestras acciones políticas. Creo que se puede ser rico y tener conciencia.
En mi opinión, es complicado diferenciar mis acciones financieras o de consumo de las políticas.
Bueno, creo que es algo muy parecido a lo que ocurre con el cambio climático, donde personalizamos las acciones y decimos cosas como que hay que dejar de usar bolsas de plástico, dejar de comer carne, etc. Sin embargo, siendo realistas, la diferencia se marca en la arena política. Lo que veo aquí, en esencia, es cómo el capitalismo está matando la política al decir “no seas político, céntrate en tus elecciones de consumo”. Con el cambio climático estamos ahora mismo en una situación de guerra de clases. Cuando hablamos de clase, da igual si compras comida orgánica o no. Creo que nos estamos obsesionando con nuestras acciones individuales, como consumidores, pero nos hemos olvidado de los individuos como agentes políticos, cuando son cosas muy diferentes. Si quieres vivir una vida de lujo pero me ayudas en mi lucha política, me importa un carajo. Vive tu vida. Haz lo que quieras. Pelea conmigo. Eres un individuo. Toma sus decisiones de consumo, eso depende de ti. Pero también eres una actor político. No confundas esas dos cosas.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación en todo esto?
Oh, un papel enorme, absolutamente enorme. Mi sincera opinión es que la situación económica empeorará cada vez más de una manera muy real. Significa que nuestros hijos y nuestros nietos tendrán dificultades para comprar casas, conseguir buenos trabajos y tener familias decentes. Ya sabes, en el Reino Unido ahora, siendo realistas, la mitad del país no puede darse el lujo de alimentar a sus hijos y utilizar la calefacción en invierno simultáneamente. Eso se convertirá en la norma. Es algo serio, muy grave. Pero la única razón por la que la gente lo acepta es porque se les sigue diciendo que las cosas mejorarán.
Hay una narrativa muy común en los medios de comunicación del Reino Unido, que no sé si tenéis algo parecido aquí, y es la que dice que la razón por la que los niños no van a poder comprarse casas es porque van a Starbucks y porque comen tostadas de aguacate.
Mi mensaje a los españoles es que vuestros hijos no estarán bien en el futuro a menos que toméis medidas contra esta creciente desigualdad
Sí, aquí en España les dicen que es porque salen mucho a beber cerveza y tienen Netflix.
Exacto, es lo mismo. Es un mito. La realidad es que en el Reino Unido mucha de la gente mayor ya tiene su economía asegurada y toda esa gente mayor vota al Partido Conservador, o casi toda. Protegen a las personas mayores, pero están matando a los jóvenes. ¿Por qué lo aceptan esas personas mayores? Porque los medios de comunicación les dicen que no se preocupen, que sus hijos están haciendo tonterías, que están bebiendo demasiado café, que un día crecerán, serán sensatos y les irá bien. Y no es que la gente mayor sean despiadadas, no quieren que sus hijos sean pobres, pero los medios les están convenciendo de que sus hijos van a estar bien. Mi mensaje a los españoles es que vuestros hijos no estarán bien en el futuro a menos que toméis medidas contra esta creciente desigualdad.
Se trata de reducir los parámetros de lo que se considera aceptable y posible en una economía. Y esto es, sin duda, reforzado por los medios de comunicación
También es verdad que esto que explicas es parte de un consenso neoliberal y los grandes medios nunca ponen en duda ese consenso y sus medidas económicas.
Los medios de comunicación hablan de economía desde una perspectiva muy pequeña y cerrada. Por ejemplo, si yo digo que necesitamos cobrar más impuestos a los ricos, me dicen que soy comunista. Hace 50 o 60 años, en mi país, teníamos un impuesto de sucesiones del 95%. Hasta The Beatles hablan de ello en su canción “The Taxman”. Las tasas impositivas del impuesto sobre la renta eran mucho más altas. Ahora es el 40% y los ricos pagan el 0%. Y cuando digo que quiero aumentar los impuestos a los ricos, me llaman comunista. Se trata de reducir los parámetros de lo que se considera aceptable y posible en una economía. Y esto es, sin duda, reforzado por los medios de comunicación.
¿Qué opinas de los nuevos mercados que están atrayendo a muchos jóvenes como el de las criptomonedas?
Los jóvenes, especialmente los hombres jóvenes, viven ahora en un mundo donde son muy juzgados por sus resultados financieros. El tema de la meritocracia, ya sabes, si eres rico es porque eres un genio, porque has trabajado duro. Si eres pobre es porque eres idiota, porque eres vago. Pero la realidad es que es una cuestión de quiénes son tus padres. Y cada vez es más imposible para los jóvenes de entornos pobres y ordinarios hacerse ricos y tener seguridad financiera. ¿Qué les hace esto a los jóvenes de estos orígenes pobres? Que les sea imposible hacerse ricos. Y se les dice que si no te haces rico, eres un perdedor, eres un fracasado, eres un idiota. Esto los pone en una situación desesperada. Es un desastre para su salud mental, significa que necesitan una solución que no tienen. Y si estás en esa situación, eres muy vulnerable. Cualquiera que venga y diga: “Tengo un plan para ti. Puedo hacerte rico”, lo vas a aceptar porque lo necesitas.
Creo que las criptomonedas van a ser un desastre. Creo que, a la larga, los precios caerán a cero
Una vez conocí a un chico en Londres y le pregunté a qué se dedicaba. Él dijo: “Trabajo en un bar, pero tengo un plan”. Le pregunté cuál era el plan y me dijo “voy a ser millonario gracias a las criptomonedas”. Es un sueño, un sueño que la gente necesita. Y se han aprovechado de las personas vulnerables. Al final del día, trabajas duro, obtienes dinero y lo usas para comprar una moneda inventada, que fue creada sin costo alguno por un multimillonario en San Francisco. Creo que las criptomonedas van a ser un desastre. Creo que, a la larga, los precios caerán a cero.
¿Crees que las criptos caerán a cero?
Mira, si vas a hacer una inversión tienes que investigar un poco. Pregunta número uno que te tienes que hacer: ¿existe? Las criptomonedas no existen. Son, literalmente, puntos en internet. Y creo que se derrumbará. Creo que es una clásica burbuja como la de los tulipanes. Y cuando se derrumbe, mucha gente común perderá mucho dinero. Y no serán los multimillonarios de San Francisco. Ellos vivirán el sueño, ya sabes, será igual que los operadores de crédito de los bancos en 2008. Ellos ganaron el dinero, tú lo perdiste. Si publicas esto, muchos chicos jóvenes se enfadarán conmigo. Porque les estoy diciendo que su único camino para salir de la pobreza es un fraude, y ellos necesitan ese camino. Confían totalmente en ese camino y se enfadarán.
¿Qué opinas de lo que pasó con GameStop? ¿Crees que se puede luchar contra los grandes fondos y los mercados jugando a su propio juego?
Creo que narrativamente, o incluso espiritualmente, esta es una historia interesante porque es una historia que te dice que la forma de luchar contra el poder es tratar de hacerte rico. Que, además, creo que es lo mismo que ocurre con las criptomonedas.
Yo creo que lo que nos dice esta historia es que tenemos que luchar unidos.
Pero luchar por hacerse rico [ríe]. Creo que es el Robin Hood de esta nueva era, que en lugar de robarle a los ricos para dárselo a los pobres, robo a los ricos para que me lo den a mí. Pero en ese caso concretamente no creo que funcione. Yo no me opongo a que la gente se haga rica, soy una persona rica, si ven la oportunidad de hacerse rico. Yo por lo menos he sido pobre. Sé lo que es ser pobre y no le voy a decir a nadie que no intente hacer dinero. Pero no te convenzas a ti mismo de que tratar de hacerse rico personalmente es librar una batalla política. En cierto modo, es lo contrario de lo que dijimos antes. La gente de la izquierda dice que es inmoral intentar ganar dinero. Yo creo que es una tontería.
De alguna forma, esa gente sí que estaba librando una batalla política. Querían defender una cadena de tiendas de videojuegos con las que se identificaban de los grandes fondos bajistas.
Sí, los chicos de las criptomonedas creen lo mismo.
Algunos de ellos
Muchos creen lo mismo. En una sociedad que está obsesionada con el individualismo, nuevamente, tenemos una confusión entre lo individual y lo político. Tratar de ganar dinero es un objetivo muy sensato para ti como individuo. Pero no es político. Existes como individuo y existes como actor político. Y si quieres ganar dinero, es genial. Ya sabes, si quieres comprar una casa, tener una familia, es genial. Si quieres ganar dinero para ir de vacaciones a Las Vegas, está bien. No es político. La política es lo político. La desigualdad es política. Y, en mi opinión, debemos tener cuidado con no confundir esas dos cosas.
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