Política, pensamiento y acción. En esos tres conceptos se puede resumir el último compendio de entrevistas realizadas aNoam Chomsky que ahora se publica bajo el título de Autoridad ilegítima (Altamarea, 2024). En más de 350 páginas, aspectos como la política estadounidense, la guerra de Ucrania, la pandemia y la crisis climática adquieren un cuerpo propio repleto de referencias y acertados análisis. Sobre esta última cuestión, el también lingüista centra sus palabras en la poca ambición de la política institucional ante tamaño reto ambiental, pero también aporta fuertes golpes esperanzadores que viene de la mano del internacionalismo, la solidaridad y el activismo callejero. Todo ello para –como él mismo repite una y otra vez– lograr un mundo mejor.

El pensador norteamericano, en una entrevista publicada en abril de 2021, defendía que «la supervivencia de la humanidad pasa por un nuevo pacto verde». Centrado en la necesidad de una acción política firme y determinante, Chomsky asegura que, «aunque sabemos lo que debe y puede hacerse, la distancia entre la voluntad de emprender la tarea y la gravedad de la crisis que se avecina es grande, y no queda mucho tiempo para remediar este profundo mal de la cultura intelectual y moral contemporánea». Además, defiende que la frase «internacionalismo o extinción» no es una exageración, realizando así una llamada a la solidaridad y a la lucha conjunta de los diversos pueblos del planeta.

En este sentido, el eminente politólogo también afirma que «el sur global no puede hacer frente a la crisis por sí solo», y añade que proporcionar ayuda sustancial es «una obligación para los ricos», además de por propia supervivencia, como «obligación moral» por el expolio cometido en el pasado. Esta entrevista finaliza con la asunción de que «es importante reconocer también que impulsar un nuevo pacto verde mundial es fundamentalmente una propuesta sin pérdida, siempre que incluya un generoso apoyo a la transición para los trabajadores y las comunidades que dependen de los combustibles fósiles».

Chomsky, a lo largo de sus reflexiones, siempre tiene muy presente la capacidad de cambio de las acciones conjuntas, no solo en lo que a materia ambiental se refiere. En otra conversación publicada en julio de 2021, el pensador no pierde la fe y aporta un gran mensaje esperanzador: «La humanidad está claramente perdiendo la guerra, pero la guerra está lejos de haber terminado. Un mundo mejor es posible, sabemos cómo conseguirlo, y hay mucha gente buena participando activamente en la lucha. El mensaje crucial es alarmarse ahora, pero no desesperar».

En esta entrevista, Chomsky da algunas pinceladas de cómo el internacionalismopuede ser una herramienta fundamental en la lucha contra el cambio climático y por una transición verde justa y equitativa. En este caso, se decanta por realizar un paralelismo con lo ocurrido durante la pandemia de la COVID-19: «El acaparamiento de vacunas por parte de los países ricos no solo es moralmente obsceno, sino también autodestructivo. El virus mutará en economías no dominantes y entre quienes se nieguen a vacunarse en los países ricos, lo que supondrá graves peligros para todos los habitantes de la tierra, incluidos los ricos».

En este punto, añade que «lo que es mucho más grave es que el calentamiento del planeta tampoco conoce fronteras», por lo que «no habrá ningún lugar donde esconderse mucho tiempo».

En una entrevista publicada en agosto de 2021, Chomsky abordó la necesidad de que las medidas más urgentes contra el cambio climático no procedan del sector privado. Así lo explica: «No podemos tener fe en las estructuras de poder y en lo que harán, a menos que presione con fuerza un público informado que prefiera la supervivencia al beneficio a corto plazo de los ‘amos del universo’».

Todas estas conversaciones, ubicadas temporalmente en torno a 2021 y 2022, tuvieron como telón de fondo la COP26, celebrada en Glasgow. En torno a esta cuestión giran algunas de las intervenciones más significativas del prestigioso pensador. Publicada en octubre, en una entrevista Chomsky llegó a asegurar que el impulso de la ciudadanía se torna crucial: «Existe una comprensión generalizada de las medidas que pueden tomarse de forma realista para evitar el desastre inminente y avanzar hacia un mundo mucho mejor».

La cuestión obrera también tiene un espacio en este debate. Planteada como un signo esperanzador, Chomsky señala que «el movimiento obrero se ha recuperado de los golpes asestados entre el Estado y las empresas, que fueron seña de identidad de los años neoliberales desde el inicio y hunden sus raíces en los orígenes de dicha doctrina». Asimismo, enfatiza que la «conciencia de clase es esencial para sobrevivir, en casa y en el extranjero».

En una conversación que vio la luz en noviembre de 2021, Chomsky retoma la ya mencionada cumbre de la COP26 celebrada en Escocia: «La ‘última y mejor esperanza’ en Glasgow no era la conferencia de ciento veinte líderes mundiales, sino el combate que tenía lugar en las calles de fuera. Los participantes en esas protestas son quienes pueden obligar a los poderosos de gobiernos y corporaciones a moverse con rapidez y utilizar las herramientas disponibles para detener la carrera hacia la destrucción y crear un mundo mejor», desarrolla.

Ya en mayo de 2022, Chomsky dio una entrevista en la que el postulado principal era que la ética y la inteligencia deben ir de la mano para hacer frente a la crisis climática. Ante dicho extremo, el pensador concluye que «cuando las crisis se vuelven existenciales, no hay grandes cambios; prevalecen los intereses a corto plazo. La lógica es clara en los sistemas competitivos, como los mercados no regulados. Los que no participan en el juego quedan pronto fuera de él».