Por: Alejandro García Abreu
Sonido y movimiento
La trompa moderna es un instrumento de metal de válvulas con una boquilla larga en forma de embudo y un tubo cónico y enrollado que se expande y crea un pabellón acampanado, especifica Roy Bennett –editor en la Universidad de Cambridge– en Léxico de música (traducción de Bárbara Zitman, Akal, Madrid, 2003). Se conoce como “trompa francesa” porque surgió en el país galo en la sexta década del siglo XVII.
Fue el instrumento que tocó Gunther Schuller (Nueva York, 1925-Boston, 2015). El compositor, arreglista, director de orquesta e intérprete colaboró con Miles Davis (Alton, Illinois, 1926-Santa Mónica, California, 1991) de 1950 a 1958. Artista de formación clásica, fue miembro de la cofradía Birth of the Cool –hermandad homónima del álbum– y fundador del movimiento Third Stream [tercera corriente], un acoplamiento del jazz a singularidades del clasicismo armonioso de los años cincuenta. Confluyó con Davis en Birth of The Cool (realizado entre enero de 1949 y marzo de 1950), The Complete Birth Of The Cool (cuya grabación comenzó en septiembre de 1948 y fue lanzado hasta 1998) y Porgy and Bess (grabado entre julio y agosto de 1958). Schuller acuñó el término “tercera corriente” para catalogar una metodología.
En su faceta de escritor Schuller publicó, en 1968, Los comienzos del jazz. Sus raíces y desarrollo musical (traducción de Francisco López Martín y Vicent Minguet, Acantilado, Barcelona, 2023), libro en el que se decantó por la cadencia, permaneció a la escucha y se concentró en el análisis sonoro. “La improvisación de jazz constituye un work in progress”, enfatizó en la travesía. Supo que algunas eminencias nunca ofrecieron su mejor versión de una pieza decisiva en el estudio. “Aun así, en un arte improvisado, la grabación es lo único a lo que podemos acudir.” Sus meditaciones continuaron: “una página de una partitura es un objeto concreto; puede estudiarse al ritmo que uno quiera, igual que un cuadro; no desaparece. Sin embargo, la música interpretada, aunque esté grabada, sólo existe en el tiempo; pasa en un instante; está en movimiento y no puede congelarse en el tiempo, a diferencia incluso del fotograma de una película.”
Interesado en la plástica y en la literatura, Schuller creó Siete estudios sobre temas de Paul Klee (1959) y puso en escena dos óperas: La visitación (1966), basada en El proceso de Franz Kafka, y El pescador y su esposa (1970), con un libreto de John Updike, una adaptación del relato de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm.
Ritmos que flotan
Ted Gioia (Palo Alto, California, 1957) –pianista, compositor, catedrático, historiador, crítico y productor discográfico– encomió a Gunther Schuller en Historia del jazz (traducción de Paul Silles, Turner, Madrid, 2015): “habla de la dificultad de integrar improvisación y composición. Ciertamente es un asunto no desdeñable”.
El profesor en la Universidad de Stanford manifestó: “Schuller comparó a Ellington con Bach, Beethoven y Schönberg.” El volumen de 1968 fue dedicado a Duke Ellington (Washington DC, 1899-Nueva York, 1974), “cuya música ha aportado tanta felicidad y belleza a la vida de todos nosotros.”
El intelectual nacido en Palo Alto fue categórico: “sólo Miles Davis ofrecía competencia a [Charles] Mingus (Nogales, Arizona, 1922-Cuernavaca, México, 1979) en la labor de redefinir continuamente el vocabulario de los conjuntos de jazz moderno”. Gioia reflexionó sobre la “evocadora cualidad vocal de los instrumentos de viento, los ritmos que flotan en libertad.”
En una sesión, rememoró el crítico, Thelonious Monk (Rocky Mount, Carolina del Norte, 1917-Englewood, Nueva Jersey, 1982) presentó algunas de sus obras más complejas. Gunther Schuller alabó Criss-Cross (1963) por su nivel de exigencia. El ejecutante y escritor neoyorquino relacionó la composición con la pintura abstracta. Pensó en un creador que llena el lienzo “con amplios brochazos.” Creo que Schuller y Gioia coincidieron en que una melodía es un “desplazamiento rítmico de un motivo cambiante”.
Contrastes
El artista de la trompa francesa disertó sobre su perspectiva en Los comienzos del jazz: “Al analizar el elemento swing del jazz, descubrimos dos características que por lo general están ausentes en la música clásica: un tipo específico de acentuación e inflexión con el que se tocan o se cantan las notas, y una continuidad –o direccionalidad que impulsa la frase musical– que une cada uno de los sonidos entre sí.” Se acercó a distintos conceptos. Gunther Schuller enalteció la innovación estilística e imaginó, a la manera de Stéphane Mallarmé, el universo y sus astros ideados como un concierto.
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