Por: Raúl Rejón
El último día de negociaciones se dirime una grieta entre los que demandan más financiación para los Estados en desarrollo y los que quieren concretar el abandono de los combustibles fósiles: no son procesos desconectados, pero en Bakú lo parece
La primera propuesta de acuerdo que remitió la presidencia de la COP29 se hizo esperar hasta este jueves y no gustó a nadie. Evidenció la brecha que ha tenido atascadas las negociaciones en Bakú. Los países pobres quieren una cifra concreta de dinero que los Estados desarrollados deban transferirles. Los países ricos eluden un número y demandan que se hable más de cómo recortar emisiones de gases invernadero.
Desde los extremos de esa grieta se negocia en el último día del programa de conversaciones de la cumbre. De un lado tiran quienes piden más millones (en realidad billones) de dólares. Y del otro, los que requieren centrarse en inyectar menos gases a la atmósfera. No son procesos separados, pero en Bakú lo parecen. “No hay acción climática sin financiación climática”, repite la experta en transición ecológica de Alianza-Action Aid, Isabel Iparraguirre.
La última etapa de esta partida ha comenzado así: “La propuesta [sobre financiación] es desequilibrada, inaceptable e impracticable”, según la descripción del representante de la Unión Europea, Wopke Hoekstra. Pocos adjetivos más podía adosarle al borrador creado por el equipo del presidente de las negociaciones, Muhktar Babayev. Pero el enviado especial de Estados Unidos, John Podesta, sí hallaba más cosas que criticar: “Todas las partes con capacidad deben estar entre los que aporten fondos”. Traducido: quieren que China, que oficialmente es un país en vías de desarrollo, ponga dinero a esa financiación para Estados pobres.
En estas condiciones, esos países empobrecidos se han mostrado dispuestos a bloquear cualquier acuerdo si no se escribe una cantidad mínima concreta de dinero en el texto final de la COP29. A esa cantidad se le llama quantum y los expertos financieros no bajan su cálculo de lo que es necesario del billón de dólares. “La cantidad debe reflejar las necesidades de los países en desarrollo”, según la delegación de Zambia.
“No podemos salir de Bakú sin un quantum”, han repetido grupos como el G77+China. Tal y como ha planteado las cosas el jefe de la cumbre, “se rechaza el texto en su totalidad”, han expresado los estados del Grupo Africano.
El texto sobre mitigación de emisiones: “vacío”
Si el dinero ha sido desde el principio la prioridad número uno de Azerbaiyán, los países más desarrollados –que se han mostrado imprecisos sobre cuánto están dispuestos a poner– empujan para que se concreten más pasos a la hora de abandonar los combustibles fósiles (la causa principal de las emisiones de CO2 que provocan el cambio climático).
La directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, describía gráficamente el texto sobre mitigación: “Está vacío de contenidos”, ha dicho al conocer la propuesta y antes de acometer de nuevo las negociaciones. “Confirma el miedo que teníamos: no se están dando señales políticas potentes para que los siguientes planes climáticos de los países estén en línea con mantener el tope de calentamiento global en los 1,5ºC”. Una de las cosas que quiere la Unión Europea es que esas señales indiquen dónde hay que gastar el dinero: “Inversiones que vayan a las renovables para abandonar los combustibles fósiles”.
Pero aquí reside la fricción. Si grupos como el europeo o EEUU no satisfacen las expectativas de los países en vías de desarrollo en el ámbito financiero, ese bumerán se les vuelve en contra a la hora de conseguir que esos Estados se olviden de usar el petróleo o el carbón para impulsar sus economías. “Esta propuesta de mitigación de emisiones es un paso atrás”, ha criticado el enviado de Australia. “Nada de lo que se consiguió en Dubái [acordar la “transición lejos de los fósiles”] está aquí”, han remachado los estadounidenses. Los primeros son grandes exportadores de carbón. Los segundos son el principal vendedor de gas natural licuado y el 75% de sus importaciones son crudo.
La sempiterna última hora
Y en ese campo enrarecido, los grandes productores de petróleo encuentran todo tipo de grietas por las que colarse. Arabia Saudí, en nombre del grupo árabe, ha dicho públicamente –en la sesión plenaria de este jueves, no entre bambalinas– que nunca aceptarán “que se señalen sectores concretos como son los combustibles fósiles”. Además, se han colgado del “objetivo de financiación para los países en desarrollo” para defender sus productos que son, en definitiva, el corazón del problema climático.
Las opciones de acuerdo que ha ofrecido la presidencia de la COP29 han generado “decepción general”, cuentan los observadores en la cumbre. Además, han llegado muy tarde, tras diez días de conversaciones y cuando quedaban 48 horas para, en teoría, cerrar la cumbre. Una vez conocidos estos borradores, se ha celebrado un pleno con innumerables intervenciones –todos querían dejar claro el malestar– para luego pasar la jornada en negociaciones a puerta cerrada.
Muchos veteranos de estas negociaciones argumentan que solo al contemplarse el abismo de un final sin acuerdo, las partes negocian de verdad. A eso, el portavoz de la delegación de Panamá ha contestado: “Así se llega a textos muy débiles”. El tiempo planeado apremia, aunque la tendencia habitual es a prorrogar la cumbre horas o, incluso, algún día.
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