Por: Eduardo Galeano
Mientras tanto, el presidente Peña Nieto, recién regresado de China, advertía que esperaba no tener que hacer uso de la fuerza, en tono de amenaza. Además, el presidente condenó “la violencia y otros actos abominables cometidos por los que no respetan la ley ni el orden”, aunque no aclaró que esos maleducados podrían ser útiles en la fabricación de discursos amenazantes. El presidente y su esposa, la Gaviota por su nombre artístico, practican la sordera de lo que no les gusta escuchar y disfrutan la soledad del poder.
Muy certera ha sido la sentencia del Tribunal Permanente de los Pueblos, pronunciada al cabo de tres años de sesiones y miles de testimonios: “En este reino de la impunidad hay homicidios sin asesinos, torturas sin torturadores y violencia sexual sin abusadores”.
En el mismo sentido, se pronunció el manifiesto de los representantes de la cultura mexicana, que advirtieron “Los gobernantes han perdido el control del miedo; a furia que han desencadenado se está volviendo contra ellos”. Desde San Cristóbal de las Casas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, dice lo suyo: “Es terrible y maravilloso que los pobres que aspiran a ser maestros se hayan convertido en los mejores profesores, con la fuerza de su dolor convertido en rabia digna, para que México y el mundo despierten y pregunten y cuestionen”.
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