Por: David Brooks
El gobierno de Barack Obama, con el activo entusiasmo del sector empresarial estadunidense, está procediendo rápidamente a promover e implementar los históricos cambios en la política estadunidense hacia Cuba, ante los alaridos de protesta de políticos cubano-estadunidenses, quienes por vez primera ya no controlan la relación bilateral.
Obama calificó hoy el giro de la política hacia Cuba como uno de sus logros más importantes de este año, con lo cual estamos escribiendo un nuevo capítulo en nuestro liderazgo aquí en las Américas. En su conferencia de prensa de fin de año, el presidente rechazó las críticas sobre su decisión de proceder hacia la normalización de las relaciones diplomáticas y ampliar las comerciales con Cuba. Señaló que comparte las preocupaciones de activistas de derechos humanos de que el cubano es un régimen que reprime a su pueblo, y aseveró que el punto de normalizar las relaciones es que nos da una oportunidad mayor para influir sobre ese gobierno.
La mayoría (56 por ciento) de votantes estadunidenses apoya el giro de la política estadunidense hacia Cuba y sólo 27 por ciento se opone, según una nueva encuesta de Zogby Analytics. Entre el electorado latino, 70 contra 21 por ciento aprueba el cambio.
Modificaciones en marcha
Altos funcionarios informan que las modificaciones a una amplia gama de regulaciones, desde comercio e intercambio financiero, viajes, el proceso para establecer embajadas y más anunciados por Obama el miércoles pasado, ya se están impulsando.
Roberta Jacobson, secretaria asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, respondiendo a preguntas sobre cuándo se podría esperar la publicación de las nuevas regulaciones, comentó: Estoy bastante segura de que estamos hablando de días o semanas. Ciertamente, no meses.
El sector empresarial estuvo entre los primeros en elogiar el anuncio de Obama, con el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donohue, declarando casi inmediatamente: Creemos profundamente que un diálogo abierto e intercambio comercial entre los sectores privados estadunidenses y cubanos rendirán beneficios compartidos.
Algunos que trabajan con el sector privado y han promovido el fin del bloqueo elogiaron el anuncio y consideraron que las acciones prometidas por el presidente implican, en la práctica, el levantamiento del bloqueo; que a través de sus acciones bajo su autoridad ejecutiva lo dejará como un cascarón vacío.
Sin embargo, aún no están claros los mecanismos de la apertura económica. Las empresas estadunidenses esperan impacientemente las nuevas regulaciones del gobierno y conocer la estrategia de apertura económica de los cubanos para poder evaluar cómo pueden hacer business en el nuevo marco de la relación bilateral después de medio siglo.
Vale señalar que aún bajo las restricciones del bloqueo, el limitado comercio entre ambas naciones no es insignificante. De hecho, Estados Unidos es el cuarto exportador más grande a Cuba en el mundo, después de China, España y Brasil, reportó el New York Times.
Bajo una ley aprobada en 2000 se permitió la exportación de productos agrarios no procesados, aunque con condiciones estrictas. Algunas empresas estadunidenses han participado desde años en el comercio con Cuba, incluyendo las gigantes agroindustriales, como Cargill y Archer Daniels Midland, así como procesadoras de carne de pollo, entre ellas Tyson Foods y Pilgrim’s Pride. El año pasado, Estados Unidos exportó 359 millones de dólares en bienes a Cuba (en 2008 esta cifra alcanzó 711 millones, pero se redujo en parte por una mayor competencia y mejores condiciones de otros socios comerciales de Cuba como Brasil).
Muchas de estas empresas han expresado públicamente su deseo de que se anule el bloqueo, ya que no pueden competir con otros países por el mercado cubano por las restricciones actuales.
Ahora se suma a esa posición una amplia gama de empresas estadunidenses que no han tenido acceso a ese mercado y están ansiosas por evaluar las nuevas oportunidades. Los sectores atractivos incluyen el turismo, las telecomunicaciones y los servicios de Internet, así como equipo para agroindustria y construcción, bancos y aerolíneas. Además está el sector minero, ante el hecho de que Cuba tiene algunos de los depósitos de níquel más importantes del planeta.
Carnival Cruise Lines, los hoteles Marriott, el productor de maquinaria y equipo John Deere y Caterpillar, así como Coca Cola, entre otras, ya han expresado interés, y muchas empresas más están contemplando estrategias para participar en este nuevo mercado. Algunos suponen que industriales y compañías originalmente de Cuba –en los sectores de azúcar y ron, por ejemplo– también están interesados en regresar al mercado de la isla.
Por ahora, bajo los cambios anunciados, se permitirá a empresas estadunidenses exportar a Cuba equipo de telecomunicaciones, productos agrarios, materiales de construcción y materiales para pequeñas empresas no controladas por el Estado, y los bancos podrán abrir cuentas en bancos cubanos. Aunque aún no se abre de manera formal el turismo comercial, se espera que más estadunidenses serán autorizados a viajar y éstos podrán usar ahora sus tarjetas de crédito y débito en la isla, y regresar con hasta 100 dólares de puros y ron cubanos, entre otras cosas antes prohibidas.
Más aún: si Cuba, tal como se espera, es removida de la lista de estados patrocinadores del terrorismo, ello levantará sanciones que permitirán mayor interacción financiera para ambos países.
Gary Hufbauer, del Peterson Institute for International Economics y autor de un libro sobre las implicaciones económicas de una normalización con Cuba, afirmó al USA Today que el mercado potencial para exportaciones estadunidenses de bienes y servicios es significativo, aunque señaló que no es enorme por el tamaño de la economía isleña. Sin embargo, según sus análisis, en caso de una normalización económica plena –algo que aún está lejos de lograrse–, las exportaciones de bienes estadunidenses podría alcanzar 4.3 mil millones de dólares anuales y las importaciones desde Cuba podrían llegar a 5.8 mil millones.
Este amplio interés sugiere que los opositores a los cambios en el Partido Republicano y otros –quienes continuaron por segundo día denunciando el giro dramático de la política estadunidense hacia Cuba– no sólo necesitarán enfrentarse a Obama, sino a partes del sector más poderoso de Estados Unidos: el empresarial.
Mientras tanto, Obama comentó hoy que no tenía planes para visitar a Cuba por ahora, pero en su conferencia de prensa de fin de año ofreció algunos detalles de su plática amistosa con Raúl Castro por teléfono el martes, que incluyó hasta bromas. Obama dijo que cuando se disculpó por estar hablando tanto al concluir la llamada, Castro le respondió: Aún eres un hombre joven, y aún tienes la oportunidad de romper el récord de Fidel: él habló una vez siete horas sin cesar.
Poco después de su conferencia de prensa, el presidente y su familia se fueron de vacaciones a otra isla: Hawaii.
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