Ha causado negativa admiración académica la afirmación de varios investigadores estadounidenses al manifestar que el cambio climático pudo provocar el estallido de la ‘primavera árabe’ en Siria, debido a lo inverosímil de la afirmación y la tozudez en ajustar un fenómeno de geopoder a las determinantes geográficas, aspecto ya superado hace siglos. Pese a ello, los científicos de la Universidad de Columbia —Nueva York— y de la Universidad de California, tras haber analizado datos ambientales de la región, alegan que la sequía de 2007-2010 pudo contribuir al inicio de la guerra civil en Siria.
Según los expertos la sequía pudo contribuir al colapso de la agricultura y el desplazamiento de los granjeros desfavorecidos de los pueblos hacia las grandes ciudades, cuya población antes de que empezara el conflicto aumentó considerablemente. Por tanto, sobrepoblación y problemas sociales gatillaron en parte el estallido de la guerra civil agravados por la sequía y falta de agua debido a los cultivos de algodón. Concluyen, obviamente, que el calentamiento global provocará nuevos conflictos en el futuro.
Al respecto, además de insistir en que en Siria no existe una guerra civil, es decir, sectores nacionales que se disputan el país y su gobierno debido a la proporcionalidad relativa en las fuerzas, sino una intervención terrorista provocada desde el exterior por potencias occidentales, países limítrofes y monarquías, no se puede negar que el cambio climático es un factor que agrava la situación, pero no es un desestabilizador básico. El calentamiento global, muy peligroso por cierto, puede contribuir en el aumento de los índices de pobreza, degradación ambiental, sin embargo, por sí mismo no es un factor determinante de la inestabilidad política y tensiones sociales, así como no es un creador de condiciones favorables para actividades terroristas y otras formas de violencia.
La reflexión sobre lo anterior es un indicador preocupante del estado actual de la ciencia política y social en el ámbito euroestadounidense, especialmente al detenerse la producción interpretativa después de que se sentenció que el mundo había llegado a su fase mayor con el capitalismo y el fin de la historia dinámica. También inquieta que de este pensamiento poco sistemático y riguroso se desprendan las políticas que se aplican en la actualidad, tales como la visión antiética de las sanciones a diversas naciones por su carácter soberano, la declaratoria de Venezuela como amenaza mundial o simplemente la hilarante afirmación de la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, diciendo que EE.UU. nunca ha participado en golpes de Estado.
Al respecto de la información ideologizada y la debilidad argumental, después de hacerse público que la Unión Europea son simplemente tres Gobiernos sumisamente inclinados ante Barak Obama, y la mayoría de naciones en su calidad de sirvientes ideológicos cuestionados en sus pueblos al pretender embarcarlos en una guerra fratricida en el continente, los análisis comienzan a centrarse en la supuesta solvencia académica de la ciencia que proponen como sustento de sus actuaciones. El estudio de ello deja perplejo a cualquiera.
Los autoproclamados éxitos en las ciencias humanas y sociales por la propaganda occidental muchas veces son simplemente artificios que no poseen ningún fundamento investigativo y solo representan una intencionalidad en tanto deseo, lo que hace absolutamente pueriles dichas afirmaciones ‘investigativas’. Por ejemplo, el intento de atribuir a los ‘Aliados’ el éxito ante la invasión nazi en Europa es una tergiversación bastante evidente que hace que los fundamentos científicos sean desvirtuados por una visión geopolítica falaz. Ello es demostración de la debilidad conceptual de esta disciplina tal como se muestra en la práctica habitual y, por tanto, no creíble.
Así, los niveles de alcance científico en el área de las ciencias humanas euroestadounidenses, especialmente la geopolítica, son cada vez más insuficientes y las metodologías no alcanzan ni siquiera a describir con algunos acercamientos objetivos la realidad que vive el planeta hoy, intentando ocultarla más que investigarla.
Complementariamente, en el campo bioquímico u otros del espectro natural, algunas afirmaciones obvias las convierten en ‘científicas’ por medio de la publicidad de los supuestos éxitos investigativos, a través de lenguajes que complican la comprensión aunque no cambian lo fundamental. Por ejemplo, es reconocido desde la antigüedad que la tensión nerviosa en sus diversas manifestaciones, hoy conocida como ‘estrés’, afecta a procesos cognitivos como aprendizaje y memoria, es decir, no se puede resolver adecuadamente la racionalidad y el recuerdo. Si se agrega la parte ‘científica’, lo que no altera en nada lo anterior aunque sí complica la comprensión, podemos decir que se debilita el hipocampo o región del cerebro donde se forma y consolida la memoria. Así, ya adquiere un nuevo carácter y es realizado por los estudiosos occidentales como un logro extraordinario… pese a ser un resultado obvio.
Una razón de la desvalorización de la visión científica de las ciencias sociales y humanas es que su concepto de ciencia ha sido relacionado con la publicación de artículos en revistas científicas cuyo mercado lo maneja una élite determinada y para hacerlo se requiere de un contacto estrecho, como lo han demostrado diversos documentos. Sin embargo, conceptualmente, simplificar la ciencia al ‘descubrimiento’ de lo ya existente solo por ser soportado en cifras o datos estadísticos, si no en eslóganes, se diferencia de la investigación científico-social como un proceso en búsqueda de las esencias, del significado profundo, de la prognosis certera, etc., elementos que dan consistencia a la producción académica en el campo geopolítico.
Las dificultades para relacionar estructura y sociedad, procesos y fenómenos, categorías y conceptos, análisis profundo y reflexión crítica, son desconocidos en toda su dimensión. El regreso a la metafísica y el estudio no dialéctico son rasgos preponderantes de la investigación actual. Un resumen de las ‘investigaciones’ en el campo de la salud y psicológicas son de antología en sus conclusiones.
Informe Stratfor: el juego de los engaños
Como una verdadera prueba de la debilidad científica de las investigaciones occidentales está el informe Stratfor, realizado por la Agencia Central de Inteligencia, donde se encontrarían los más conspicuos estudiosos de la realidad mundial y en procesos permanentes de búsqueda (requisitos para la verdad dialéctica).
Ante el irracional informe que expresa el deseo de un actor de ser el dueño del barrio llamado tierra, supuestamente basado en la mejor ciencia occidental de análisis, demuestra una superficialidad enorme. En el titular dicen que el informe es para el período 2015-2025 y luego se contradicen al decir que EE.UU. tendrá una grave crisis interna dentro de 15 años, por lo que quedaría fuera del período de estudios. Hay manipulación, han traducido mal el texto o el período del análisis a futuro no solo comprende el período 2015-2025.
Dentro de las ‘extraordinarias’ conclusiones destacan tres: Polonia será un centro político europeo desplazando prácticamente a la poderosa Alemania, Rusia se irá desintegrando hasta perder su unidad territorial en forma similar a la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la Unión Europea entrará en una crisis lo que la afectará sensiblemente.
Lo desenfocado es que el actual Gobierno polaco desea convertir a Polonia en una nación ideologizada y amante del conflicto, lo que le impedirá ser un referente importante; obviamente Rusia, al igual que Latinoamérica, está mucho más sólida y con unidad multipropósito lo que conduce a no solo estar en compañía internacional sino que hacen parte de un número cada vez mayor de países que establecen la Dignidad Patria como fundamento nacional; se requiere una simple observación para darse cuenta de la debilidad que embarga a la Unión Europea y la importancia que adquiere Grecia, España en perspectiva, Portugal u otros, en la medida que consideren a sus Estados independientes.
Un epitafio a la ciencia occidental lo marca el informe elaborado el año 2000 por el Consejo Nacional de la Inteligencia de EE.UU., el cual realizó una prognosis hasta el año 2015, complementado por el pronóstico global para el 2030. Los errores fueron excesivos: según este, Rusia se volverá débil e insignificante en la escena mundial, solo capaz “de asustar con su arsenal nuclear a sus vecinos”. En 2015, Rusia debería estar sufriendo una “recesión sin precedentes“ y perder su peso político en la escena mundial debido a la falta de coincidencia de sus proyectos políticos y los recursos disponibles, siendo incapaz de mantener tropas regulares, menos aún de desplazarlas. Lo que explicaría en parte el ejercicio militar que se realizará esta semana, con 150 soldados en unconvoy militar formado de 40 vehículos, exhibiendo en seis países europeos (Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Alemania ) la rapidez y eficacia delEjército de EE.UU. en los desplazamientos armados… ‘asustando terriblemente’ a aquellos que no respetan su poderío.
Una de las afirmaciones más absurdas propias de los ‘estudiosos’ es que “Rusia seguirá siendo internamente débil… (y) no será capaz de formar una coalición de contrapeso a la hegemonía estadounidense”, confirmando mucho más sus deseos, ilusiones, esperanzas, de que ello ocurra por fuera de la sistemática realidad.
Una constatación final
Definitivamente casi todas las previsiones científicas occidentales han fracasado pues no se ha sido riguroso en el análisis de las condiciones objetivas y se ha dejado en manos de lo subjetivo e inestable la definición de los procesos sociales.
Los crasos errores en Ucrania, donde la única fase que se cumplió, el golpe de Estado, finalizó dividiendo la región (justo lo no deseado), perdiendo Crimea y formándose un nuevo Estado, Novorussia, junto a una masacre impensable por parte de Kiev; en Libia, destruida, lo único logrado es la política de ‘Caos Controlado’, categoría empírica absolutamente ilógica; en Siria, ni se obtuvo el Gobierno y sus riquezas minerales: por el contrario, hoy se fortalece una nación cada vez más digna; en América Latina el empeño de derrocar a Dilma Rousseff o Maduro, desestabilizar Argentina, entre múltiples muestras de un odio relativamente descontrolado, son testimonio del desenlace poco afortunado de esta cientificidad.
La recomendación es que la inversión económica de la Academia e institutos de inteligencia debe estar dirigida a formar verdaderos investigadores más que propagandistas, puesto que del análisis riguroso se puede constatar el futuro desarrollo de los acontecimientos. Solo con la ciencia aplicada correctamente es factible comprender que la única solución para las problemáticas humanas está en una correcta interpretación, seria y congruente, de cómo llevar a cabo la Humanización como esencia del ser humano.
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