Fuente: La Terc3ra
Al menos 53 menores de edad colombianas fueron violadas años atrás por soldados y contratistas de EEUU, quienes grabaron los abusos y vendieron los videos como material pornográfico, según denuncia el “Informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas”.
Este estudio de 809 páginas, publicado en febrero pasado, fue encargado a 12 expertos, seis seleccionados por el Gobierno y otros seis por las Farc, en el marco de los diálogos de paz que llevan a cabo en La Habana desde noviembre de 2012.
En el apartado elaborado por Renán Vega Cantor, profesor titular del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, se recogen esos abusos que fueron cometidos en Melgar y Girardot, próximas a la base militar de Tolemaida, la más importante de Colombia.
En esas dos poblaciones, 53 menores fueron abusadas por soldados y contratistas norteamericanos en territorio colombiano durante la ejecución del Plan Colombia, entre 2003 y 2007, “quienes además filmaron y vendieron las cintas como material pornográfico”, siempre según el informe de Vega.
También en Melgar, un contratista y un sargento de Estados Unidos, cuyo nombre no facilita, violaron a una niña de 12 años en el 2007, agrega el informe, que no detalla las fechas en las que ocurrieron los otros abusos.
Vega asegura que hay “abundante información sobre la violencia sexual, en total impunidad” que cometieron los estadounidenses en Colombia, que califica como “imperialismo sexual” y considera que “forma parte de un comportamiento sexista y discriminatorio”.
“Esta impunidad es posible “gracias a los acuerdos bilaterales y a la inmunidad diplomática de los funcionarios de Estados Unidos”, según el profesor universitario.
“Tanto por las actividades que realizan (los estadounidenses), como por su estatus de inmunidad, contribuyen a la inseguridad de la población en zonas de conflicto, pero también en otras áreas en las que se concentran y están en contacto con la población civil”, concluye Vega.
El docente también destaca que más allá de esos ataques sexuales directos, “son frecuentes las violaciones y agresiones sexuales por parte del Ejército colombiano” tal y como refleja en una entrevista con un oficial de inteligencia de la Marina que recoge en el informe.
“Yo infiltré (en la guerrilla) a una pelada con un GPS así de grande (apuntando al mouse de un computador) en su vagina”, dijo el oficial citado en el informe. El profesor de la Universidad Pedagógica Nacional también menciona que se han producido “otros casos graves que involucran a soldados y mercenarios” e incluyen “homicidios, narcotráfico y venta de armamento a paramilitares”.
Esta información forma parte del apartado “La dimensión internacional del conflicto social y armado en Colombia: injerencia de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado”.
En él, Vega -quien contó con total libertad tanto para elegir el tema a tratar como en su redacción- hace un análisis del papel de los Estados Unidos en el conflicto armado de Colombia durante los últimos cincuenta años.
El texto inicia la documentación sobre las relaciones entre ambos países desde el momento mismo de la independencia de Colombia de España y hace un recorrido histórico durante el periodo de la Guerra Fría que marcó la segunda mitad del siglo XX.
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