Fuente: Terc3ra
Con un artículo a página completa y llamado en portada, el diario Granma recuerda hoy el aniversario 55 de la nacionalización de las empresas estadounidenses en Cuba.
El 6 de agosto de 1960 y en respuesta a la decisión del gobierno del presidente Dwight D. Eisenhower de rebajar la cuota azucarera cubana, el Consejo de Ministros de Cuba aprobó la Ley de Nacionalización, por vía de expropiación forzosa, de los bienes o empresas propiedad de personas naturales o jurídicas de Estados Unidos.
También de las empresas en que tengan interés o participación dichas personas, aunque las mismas estén constituidas con arreglo a las leyes cubanas.
En el acto de clausura del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes, efectuado en el capitalino Estadio del Cerro (hoy Latinoamericano), el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, dió lectura a la legislación, por la cual quedaron nacionalizadas las empresas y los bienes de las compañías eléctrica y de teléfonos.
Asimismo, las empresas de la Texaco, de la Esso y la Sinclair; y los 36 centrales azucareros que tenía Estados Unidos en Cuba.
“Al decir de Fidel (Castro), esa ley pretendía ’arrasar la economía de nuestro país, rendirnos por hambre y doblegar a nuestro pueblo”, apunta Granma.
El líder de la Revolución cubana respondía así a la aprobación de la ley que daba poderes al presidente norteamericano para decretar rebajas de la cuota azucarera cubana, como instrumento de coacción y represalia.
El artículo de Granma reproduce partes importantes de la Ley de Nacionalización, así como el hecho de que en ese acto Fidel Castro perdió la voz por unos minutos y al recuperarla dió lectura al texto de la legislación.
Rememora que cuando el líder cubano mencionaba el nombre de cada una de las empresas norteamericanas que pasaban a propiedad del estado cubano, los miles de presentes en el Estadio, entre ellos los delegados al Congreso Latinoamericano de Juventudes, coreaban “Se llamaba”.
Apunta que “ese día, antes de concluir el histórico acto, se tomó la decisión de que cada uno de esos centrales azucareros “que habían sido propiedad de la Compañía Atlántica, de la United Fruit Company, y otras empresas norteamericanas”, a partir de ese momento llevaran el nombre de una república de Nuestra América como muestra de nuestra unidad inquebrantable con los pueblos hermanos del continente”.
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