Cualquiera puede criticar a Hebe de Bonafini y Hebe de Bonafini también puede criticar a quien le parezca. Se puede estar de acuerdo con Hebe de Bonafini o pensar al revés que ella. Nadie está obligado a coincidir. Todos tienen la posibilidad de responder. Son aclaraciones obvias, casi elementales. Otra más: nadie va a ir preso por el juicio que hizo la Asociación de Madres de Plaza de Mayo; no se trata de un juicio penal que termina con una condena, no es una institución formal de la República. Se trata, y nadie lo oculta porque se hace con ese objetivo, de un acto político. Así lo tomará el público, las personas, la gente y así sacarán sus conclusiones.
Ninguno de los actos de Hebe de Bonafini a favor de los desocupados y piqueteros o de los cientos que ha convocado provocó tanto alboroto. La Asociación de Madres de Plaza de Mayo ha realizado otros juicios de este tipo, obviamente propagandísticos y políticos, a jueces o abogados y empresarios que colaboraron con la dictadura. Este que le hacen a periodistas no es el primero y, sin embargo, sí es el primero al que se lo escracha tanto públicamente.
La Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados, controlada por la oposición y cuyo principal mérito es oponerse a la ley de servicios audiovisuales, impulsó el repudio unánime de los diputados al acto de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Periodistas que viven de la libertad de expresión y una comisión legislativa que existe para preservarla, finalmente la terminan repudiando.
Es decir, la libertad de expresión es fantástica siempre que no afecte a los periodistas. En ese caso, la libertad de expresión afectaría a la libertad de expresión y hay que repudiarla. La libertad de expresión no somos los periodistas y menos las empresas que nos dan trabajo. Esa es una pequeñísima parte. Y una parte privilegiada en ese sentido, porque es la que tiene más recursos para expresarse y comunicar.
Esa confusión es peligrosa desde un punto de vista democrático y republicano. Y es más peligroso cuando los confundidos somos los periodistas y las empresas periodísticas. Los periodistas podemos ser criticados por cualquiera, incluso por otros periodistas.
Otra cosa son las amenazas anónimas o los actos de violencia. Eso no tiene nada que ver con la libertad de expresión. No es lo mismo el acto de Hebe de Bonafini que un cartel anónimo. Aunque el contenido sea similar (el cuestionamiento a algunos periodistas), en democracia el significado es totalmente opuesto. Uno es parte de la libertad de expresión (se coincida o no con él), pero lo anónimo y violento atenta contra ella. Por eso se equivocó el dictamen por mayoría de la Comisión de Diputados al mezclar todo. Porque de esa manera se corre el riesgo de montarse en una condena legítima y usarla para reprimir la expresión también legítima de otros ciudadanos con los que ellos disienten. Con lo que se podría llegar a un absurdo: la Comisión de Libertad de Expresión corre el riesgo de terminar coartando la Libertad de Expresión.
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Cada uno con su dictamen
Por Miguel Jorquera
El oficialismo y la oposición no lograron ponerse de acuerdo ayer en la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados. Los opositores asociaron el kirchnerismo con los escraches a periodistas y pidieron al Gobierno que detuviera el juicio ético que las Madres de Plaza de Mayo realizaron a los “cómplices” de la dictadura militar. Los legisladores del Frente para la Victoria se plegaron al repudio de los afiches anónimos contra periodistas del Grupo Clarín, pero se negaron a “censurar” y “prohibir” el acto que más tarde encabezó Hebe de Bonafini. Sin margen para consensuar un dictamen, cada uno presentó el suyo.
La iniciativa de las Madres de Plaza de Mayo dividió aguas entre legisladores oficialistas y opositores. “No quieren asumir responsabilidad, pero avalan ese juicio. Puede estar en riesgo la integridad de estos periodistas”, dijo la presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión, la radical Silvana Giudici, en referencia al “juicio ético y político” contra periodistas acusados de ser “cómplices con la dictadura”. Además de los radicales, firmaron el dictamen de la oposición los diputados del PJ disidente, la Coalición Cívica y el macrismo.
Dante Gullo, vicepresidente del cuerpo, dejó en claro que el oficialismo acompañaría el repudio a los afiches, pero no el rechazo al acto de las Madres: “Todos podemos hablar y aquellos que puedan sentirse afectados (por el juicio) tienen todos los elementos para expresarse. Las Madres pueden expresarse con libertad, esto es democracia. Yo estoy dando la cara, a mí no me tiembla la voz cuando digo que no nos vamos a dejar manejar por ciertos monopolios”, afirmó Gullo.
La decisión del oficialismo de emitir un despacho al margen de la oposición estuvo en línea con lo expresado al mediodía por Néstor Kirchner en su paso por la Cámara baja. Frente a los integrantes del bloque de diputados K explicó que no avala los denuncias anónimas y que cada vez que confrontaron con el Grupo Clarín, sobre todo después de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, lo han hecho “con nombre y apellido”.
Antes de fijar posición, los integrantes de la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara baja escucharon a los periodistas cuya independencia fue cuestionada a través de afiches anónimos. Varios de los invitados no dudaron en responsabilizar al Gobierno por los escraches.
Joaquín Morales Solá dijo que “no creo que el Gobierno no tenga nada que ver” en los afiches e ironizó que “no hacían falta porque para ofender ya lo tenemos al jefe de Gabinete (Aníbal Fernández) todas las mañanas en las radios”. Luego expresó su temor de que “los ataques” puedan crecer hasta llegar a tener “algún muerto”. “Tenemos los teléfonos pinchados”, denunció Gustavo Silvestre, mientras que Ricardo Kirschbaum pidió que el ministro Fernández utilice “los mismos servicios que actúan contra la prensa” para que “averigüen quién hizo los afiches”.
También participaron del encuentro Daniel Santoro, Marcelo Bonelli, Luis Majul, Edgardo Alfano, Fanny Mandelbaum y miembros del Foro de Periodismo Argentino (Fopea). Magdalena Ruiz Guiñazú cuestionó la iniciativa de las Madres: “No queremos que vuelvan a ocurrir hechos dramáticos en la Argentina”. Y volvió a reproducir ante los diputados la entrevista que le realizó en 1984 a Hebe de Bonafini -y que había emitido en su programa de la mañana-, en la cual la Madre de Plaza de Mayo agradecía la “difusión” de su tarea, a pesar de que ayer estaba incluida entre los periodistas “enjuiciados” por el organismo de derechos humanos.
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