Fuente: Terc3ra
La guardia fronteriza húngara ataca con gas pimienta a un grupo de refugiados sirios, incluidos niños, cuando intentaban ingresar al país desde la vecina Serbia.
Los agentes permanecieron impasibles observando detrás de las vallas de alambre de púas a los desplazados, que les suplicaban ayuda para dejarles cruzar la frontera, informa ‘The New York Times‘. Entre ellos había mujeres y niños.
Cuando los desplazados se acercaron a la verja la guardia fronteriza roció con gas pimienta a los inmigrantes indiscriminadamente mientras se les gritaba que regresaran a Serbia. Entretanto, los niños se retiraron entre gritos y lágrimas por los efectos del gas.
Este sábado las autoridades de Alemania y Austria decidieron abrir sus fronteras para los miles de refugiados que permanecían en Hungría y calificaron la política hacia los refugiados de este último país como “difícil de entender” y “no satisfactoria”. Por su parte, Budapest aseguró que la crisis que afronta con los refugiados es “consecuencia del fracaso de la política migratoria de la UE y de las graves e irresponsables declaraciones” de los políticos europeos.
Además, las autoridades húngaras pretenden cerrar en todo el país el corredor para los refugiados que se dirigen hacia Alemania y Austria, debido a que sus vecinos occidentales han creado “una incontrolable situación migratoria”, informa la agencia Tass.
fuente: RT
Hungría amenaza con mandar al Ejército a la frontera con Serbia desde el día 15 para frenar a los refugiados
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha anunciado que enviará al Ejército a la frontera sur del país a partir del 15 de septiembre
Septiembre 05 de 2015.- El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha anunciado que enviará al Ejército a la frontera sur del país a partir del 15 de septiembre para controlar el flujo de inmigrantes y refugiados si el Parlamento apoya esta medida. “Los cambios importantes vendrán después del 15 de septiembre (…). Vamos a controlar la frontera paso a paso”, ha explicado Orban en rueda de prensa. “Vamos a enviar a la Policía y después, si conseguimos la aprobación del Parlamento, enviaremos al Ejército”, ha indicado.
Orban se refería así a la entrada en vigor de las nuevas leyes aprobadas ayer por el Parlamento que penalizan con hasta tres años de cárcel el cruce de la frontera de forma ilegal y hasta cinco años si la persona entra armada o causa daños a la valla que se ha instalado en la delimitación meridional con Serbia.
Además, se aprobó la creación de zonas de tránsito a lo largo de las fronteras para realizar allí los trámites de inmigración. Las medidas fueron duramente criticadas por la oposición y por diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos. También la alambrada de metro y medio de altura que ha instalado Hungría en los 175 kilómetros de frontera con Serbia, así como una segunda valla más sólida y de cuatro metros de altura que está construyendo en el mismo lugar.
Orban, del partido Alianza Cívica Húngara (Fidesz), ha insistido en rechazar las cuotas obligatorias en un reparto del número de refugiados en toda la Unión Europea (UE), que piden países como Alemania, Francia o Austria. “Las fronteras europeas no solo deben de ser defendidas por Hungría, sino por todos, y la inmigración tiene que ser mantenida en un marco controlado”, dijo Orban antes a la emisora pública M1 desde Kötcse, a unos 150 kilómetros al suroeste de Budapest.
Firme opositor de las cuotas
Ayer, en una entrevista en la radio estatal Kossuth, el primer ministro conservador llegó a decir que la ola de inmigrantes y refugiados amenaza la existencia de Europa. “Si dejamos entrar a todos, eso significaría el fin de Europa (…) De repente podríamos observar que somos una minoría en nuestro propio continente”, dijo.
Hoy volvió a insistir en que decenas de millones de personas vendrán a Europa. Por otro lado, Orbán minimizó las diferencias en este tema con su homólogo austríaco, Werner Faymann, con quien dijo que se entrevistará en los próximos días.
Un punto de tensiones es el rechazo de Budapest a la propuesta de la Comisión Europea (CE) de repartir a los refugiados entre los países miembros de la UE mediante cuotas vinculantes, algo que sí quiere Viena. “¿Qué sentido tiene si repartimos a 150.000 personas, mientras llegan millones?”, se preguntó el líder magiar.
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