Por: Margarita Labarca Goddard
“Si los bolivianos quieren mar, que lo vengan a buscar. Aquí los esperamos”, dijo Jaime Ravinet. Vaya declaraciones groseras y provocadoras en boca de un ex ministro de la Concertación -y también de Piñera, por cierto-. Son algo insólito. Pero, pobre, se habrá acordado con nostalgia de su infancia y se habrá comprado un uniforme de general. Porque es de suponer que no va a mandar a puros pelados a la guerrita que está organizando y que él se quedará en Santiago o Zapallar.
Pero hay una cosa que debería considerar: no tiene que ponerse uniforme de general, sino de almirante. Porque Evo no va a venir por los cerros del norte; es un indio muy astuto, además de buen mozo; no lo podemos negar aunque nos duela, amigos. Porque aquí se ha hablado de los “cholos bolivianos”, pero yo veo que este cholo o indio o lo que sea, es mucho más guapo que la mayoría de los políticos chilenos: un hombre alto, bien plantado, rostro enérgico sin ser agresivo, y nada de guata ni de papada. Y además, joven, en eso también les da cancha, tiro y lado a los políticos chilenos. No voy a dar nombres pero basta con que ustedes miren a su alrededor. Y para qué hablar del vicepresidente de Bolivia, que es un rucio -un güero, como dicen en México- guapísimo, requeteguapísimo, además de inteligente, culto, valiente y muchas cosas más. Es que las mujeres nos fijamos en esas cosas, no importa la edad que tengamos ¿verdad?, igual que los hombres se fijan en ciertas partes de la anatomía femenina, no se hagan los inocentones. Y yo, francamente, si tengo que ver la foto de un presidente o presidenta en los diarios, prefiero ver a uno o una que sea guap@, más que a uno que den ganas de salir arrancando. Y confesaré que las fotos de García Linera o de Evo Morales me ponen de mucho mejor humor que la de un señor Burgos que siempre tiene cara de enojado, por no decir de perro. ¿Alguien lo ha visto riendo o siquiera sonriendo? ¿O será que no tiene dientes? Hay gente así, que de puro miedo al dentista, pierde todos los dientes.
Bueno, volviendo al lío de Bolivia. Evo y sus huestes no van a ser tan ingenuos de venir por los cerros del norte de Tarapacá, claro que no. Como decía el chino Sun Tzu, que se las sabía todas, en la guerra lo más importante es la sorpresa. Entonces los bolivianos van a llegar por mar. Porque fíjense, Chile ha conseguido algo bastante difícil: enemistarse con todos sus vecinos. Ningún argentino se olvida de que ayudamos a Inglaterra en la guerra de las Malvinas, es decir los ayudó Pinochet pero ellos no hacen esas diferencias, desgraciadamente. ¿Y por qué creen ustedes que el Papa fue a Bolivia y no vino a Chile? Más claro echarle agua: un Papa argentino, peronista y montonero (mis amigos ex montoneros dicen que no están seguros, porque trabajaban muy compartimentados), en fin, montonero o no, el Papa apoya a Bolivia sin la menor duda, es decir que Argentina, Roma, el Vaticano y tutti-cuanti apoyan a Bolivia, sobre todo por aquello de Chile/matón de barrio, porque la mala fama se difunde rápido… Y por supuesto, todos sabemos que la flota argentina es bastante mejor que la chilena, ya que ahora se ha descubierto que nuestros milicos, la plata del cobre no la invertían en barcos y armas, sino en cosas más personales.
Entonces, señor Ravinet, vaya a esperarlos a Valparaíso o a San Antonio o a lo mejor a algún puerto que a nadie se le ha ocurrido. ¿Y por qué no a Zapallar, donde usted tiene su casa? A lo mejor por ahí viene la invasión. ¿No les digo que los bolivianos son muy inteligentes y han estudiado a Sun Tzu?
Por otra parte, estoy convencida que mientras más insulten y “choleen” a los bolivianos, peor le va a ir a Chile en la Corte Internacional de Justicia. Parece que nuestro hombre en La Haya no se atrevió a decirle al brillante ministro de Relaciones ni a nuestra presidenta, que muchos de los jueces de la Corte son bastante más morenitos que Evo. Porque sepan ustedes que la mitad de los ministros de esa Corte no son europeos, no son blanquitos sino africanos, chinos, indios y de todas esas razas despreciadas por los muy europeos chilenos, que siguen creyendo aquello de “Talca, París y Londres”. Están tan atrasados de noticias que no saben que ahora deberían decir “Talca, Berlín y Washington”, o a lo mejor en este caso “Cochabamba, Buenos Aires y El Vaticano”.
Si alguna vez Stalin preguntó burlonamente: “¡Ah, el Papa! ¿Cuántas divisiones tiene?”, ahora sabemos que Stalin se equivocó en todo y que a lo mejor el Papa no tiene divisiones armadas, pero las tiene dispersas por el planeta. Tiene montones de fieles que lo siguen y muchísimo dinero y muchos gobiernos amigos. En estos días, el Papa se ha convertido en una gran potencia política. Y por lo demás, no necesita divisiones armadas para convencer al mundo de que hay que darle mar a Bolivia. Porque fíjense bien: ¿conocen a alguna persona no chilena que no sea partidaria de Bolivia en este diferendo? Hagan la prueba, pregunten y verán.
Entonces, cuidado, que si siguen los insultos matonescos al pueblo boliviano, se convertirán en un boomerang contra Chile.
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