Fuente: Terc3ra
La guerra declarada por Arabia Saudí en el mercado petrolífero podría volverse contra ella, señala el diario The Washington Post.
“La próxima víctima que caerá en la guerra de los precios desencadenada por Arabia Saudí podría ser su propia economía”, estima Matthew O´Brien, un analista del Post.
En un momento en el que sus rentas petrolíferas disminuyen, Riad está a un paso de cometer el mismo error que Europa, el de diseñar su presupuesto sin modificar los tipos de interés en vigor para atenuar el golpe económico.
“Con el fin de dañar a sus competidores (como Irán y Rusia y los productores del petróleo de esquisto de EEUU), Arabia Saudí ha inundado el mercado de petróleo barato y esto se convierte en algo cada vez más problemático para el reino”, señala O´Brien. Él recordó que la producción de petróleo y gas de esquisto puede lograr ser rentable incluso a precios más reducidos.
Según O´Brien, teniendo en cuenta el agravamiento del déficit saudí, que alcanza ya el 15% del PIB del país, Riad ya no puede permitirse gastar dinero para mantener bajos los precios del petróleo. Sin embargo, si actúa para alzar los precios esto podría llevar a que los productores de petróleo de esquisto salgan de su hibernación y quiten a Arabia una parte importante de su cuota de mercado energético.
Otro hecho importante es que Arabia se verá obligada a mantener políticas de austeridad que golpearán duramente al pueblo saudí rompiendo así su contrato social con la población -altos salarios y beneficios sociales a cambio de fidelidad al sistema monárquico absolutista impuesto por la familia Al Saúd-. En este sentido, O´Brien considera que la política saudí de austeridad no va a funcionar.
“Riad no puede permitirse gastar el 13% de su PIB en subvencionar los combustibles y la gasolina ni puede permitirse dañar la economía mundial todavía más de lo que ya ha hecho debido a la bajada de los precios del petróleo”.
El problema esencial es que el riyal está pegado al dólar. Por ello, Arabia Saudí está obligada a aumentar sus tipos de interés siguiendo a la Reserva Federal de EEUU, lo que llevará a un alza en la cotización de su moneda nacional mientras que la economía del país precisa, por el contrario, de una devaluación. Si los precios del petróleo no suben, Arabia Saudí podría verse obligada a despegar su moneda del dólar y proceder a una devaluación.
Otro problema para el país es que sus aliados del Golfo Pérsico, como Kuwait, los EAU y Omán, están comenzado a protestar porque sus economías se están también resistiendo debido a la política de Riad de mantener los precios bajos.
Según el diario The Independent, existe también inquietud en los sectores económicos occidentales por el posible cambio en la dirección del Ministerio del Petróleo saudí. El veterano ministro del Petróleo, Ali al Naimi, (en el cargo desde 1995) va a retirarse pronto. Él está considerado como un tecnócrata y no es miembro de la familia real.
Su sustituto podría ser Abdulaziz bin Salman, otro de los hijos del rey Salman, cuyo hermano Mohammed bin Salmán, que ocupa el puesto de ministro de Defensa y segundo príncipe heredero, es visto ahora como el poder real en el reino. Él es considerado el responsable de la guerra de Yemen, que ha estado desangrando los recursos del país.
Jane Kinninmont, de la Chatham House de Londres, cree, en este sentido, que los países occidentales dudan sobre si el nuevo miembro de la familia real seguirá los pasos de su hermano y comenzará a usar el petróleo como arma política.
Esto podría llevar al reino a perder el apoyo de EEUU, lo cual “hundiría a la Casa de Al Saúd”.
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