Las provocaciones del gobierno colombiano, hacia el pueblo y el gobierno de Venezuela, son como la antesala de una posible agresión política, ideológica y militar por parte de los narcos gobernantes del hermano país. Ante la cercana presencia de las bases norteamericanas en suelo colombiano, el gobierno de Álvaro Uribe se retuerce en un estertor de amenaza porque se siente guapo y apoyado.
Santander, está vivo en las pretensiones hegemónicas, de un gobierno que ha perdido toda legitimidad desde el mismo instante en el cual Álvaro Uribe se reeligió ilegalmente a un segundo periodo a la presidencia. Recordemos que don Álvaro utilizó todo el poder de las fuerzas paramilitares para obligar a la gente a punta de fusil y sierras eléctricas a votar por la reelección.
Ojala y nunca más los grupos paramilitares entren a Venezuela a delinquir y hacer sus actos terroristas. Que no vengan nunca más los narcotraficantes, que día a día llegan con su mercancía maldita a territorio venezolano, salvando de manera extraña todos los controles militares, policiales y aduanales en el hermano país. Que se queden en Colombia los contrabandistas que se llevan los alimentos, lubricantes y los combustibles al hermano país.
Que se queden por allá los que vienen a delinquir en suelo venezolano, burlándose de la justicia y los cuerpos de seguridad del estado neogranadino. Que no viajen a nuestro país quienes vienen a sabotear y a espiar nuestras industrias, cuarteles, bases militares, instalaciones de PDVSA y plantas generadoras de energía eléctrica.
Que se vayan los grandes capos de la droga, que vienen a lavar dólares en la industria de la construcción y de servicios en complicidad con honorables empresarios venezolanos y con políticos de la oposición. Que se vayan quienes financian las campañas electorales de los partidos contrarrevolucionarios.
El quince por ciento de la población venezolana, está compuesto por gente colombiana que han venido a nuestro país a trabajar honradamente, a construir con nosotros patria, esto sin contar a quienes han venido huyendo al conflicto armado de mas de cincuenta años de duración en el país de Don Álvaro. Esos se quedaran y se han hecho ya parte de nuestra gente, porque han sido recibidos con cariño y solidaridad de manera ejemplar como lo han reconocido organismos internacionales como la UNESCO y la ACNUR.
Le pedimos a Dios, que no venga Uribe, Jaime Bermúdez ni Juan Manuel Santos, a esos no los queremos, ni a los hermanos Castaño Gil, ni los Mancuso, los Tovar Pupo, los Duque Gaviria, los eternos Santander, entre otros y otras vinculados estrechamente al partido del Presidente Uribe y de su entrenado Juan Manuel Santos, y que se queden con Pedro Carmona estanca y su séquito de conspiradores, asesinos y terroristas.
Uribe y todos los dirigentes del partido de la U, están vinculados con los narcos paramilitares, lo triste de esto es que el gobierno de los Estados Unidos, El Presidente Obama, la Secretaria de Gobierno Hillary Clinton y el comandante del Comando Sur y de la Cuarta Flota lo saben, y se hacen de la vista gorda, por la conveniencia ideológica y geopolítica en los actuales momentos. Todo esto hasta que les sea útil y puedan después darle el mismo destino que le dieron al General Noriega de Panamá.
El mal agradecimiento de la canalla es notable, Venezuela ha sido refugio para millones de ciudadanos y ciudadanas de Colombia. Muchos de venezolanos y venezolanas son de origen colombiano. Es notable que el Occidente de Venezuela es usado como corredor seguro de los desplazados en transito que huyen del ejercito y las fuerzas publicas colombianas y de los grupos paramilitares vinculados a sectores políticos y oligárquicos uribistas.
La generosidad y respeto con los cuales el gobierno revolucionario venezolano les ha tratado, se diferencia del trato que por décadas recibieron de los gobiernos adecos y copeyanos que están en complicidad con el gobierno de Colombia y con el departamento de estado norteamericano para desestabilizar a Venezuela.
Los colombianos eran maltratados, vejados, chantajeados por funcionarios públicos que tenían su hacienda personal con grupos de indocumentados que representaban una entrada económica extra y muchas veces en complicidad con funcionarios de la propia embajada y consulados colombianos.
Todo el occidente de Colombia, vive del comercio con el occidente de Venezuela, el combustible barato con el cual se mueve Colombia proviene nuestro país, y los alimentos que se consumen en las ciudades del oriente colombiano es producto del contrabando de extracción que practican grupos organizados colombianos en contra de la Soberanía alimentaria de nuestro país.
El Canciller colombiano ha decretado un cierre técnico de la frontera, contradiciendo así el su propio discurso cuando eran ellos quienes acusaban al gobierno de Venezuela de cerrar la frontera entre nuestros países. Ellos lanzan acusaciones infundadas contra nuestro gobierno, repotenciadas por la canalla mediática de los grandes medios de Comunicación venezolanos, con la finalidad de tener una excusa para agredir ideológica, mediática y hasta militarmente a nuestro país
Colombia la nación mas violenta de America Latina, acusa a Venezuela de ser un país violento e inseguro. Un país con más de cincuenta años de guerra civil, en el cual todos los procesos de mediación y represión han fallado, ahora se presenta como modelo de democracia y convivencia en nuestro continente. En verdad que estamos ante la falsa realidad del mundo al revés de Galeano.
Además, todo esto es parte de un complot preelectoral que tiene como fin vulnerar el voto duro chapista entre la masa de votantes de origen colombiano en nuestro país y ante la opinión publica mundial.
Venezuela, debe asumir el reto que esta terrorista declaración del canciller colombiano ha lanzado, debe proceder a cerrar la frontera por un tiempo de quince días en los cuales no entren al occidente de Colombia combustible, alimentos ni ningún tipo de mercancía, para ver caer la economía en el país neogranadino, para bajarle los humos a los señores de la Casa de Nariño. En protesta por esa declaración tan irresponsable el gobierno debe frenar el flujo de gente, mercancía, alimentos, servicios y combustible al hermano país. Cierre la frontera presidente.
¡Atrévase presidente!
Maracaibo – Venezuela.
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