Israel y emires en la OTAN

                                           

El mismo día (4 de mayo) que se instaló en la OTAN el nuevo Comandante Supremo en Europa –el general estadounidense Curtis Scaparotti, nombrado, al igual que sus 17 predecesores, por el presidente de Estados Unidos–, el Consejo del Atlántico Norte anunció la apertura en el cuartel general de la OTAN de una misión oficial israelí bajo la dirección del embajador de Israel ante la Unión Europea.

De esa manera, Israel se integra aún más a la OTAN, a la que ya estaba estrechamente vinculado a través del «Programa de Cooperación Individual». Ratificado por la OTAN el 2 de diciembre de 2008, tres semanas antes de la operación «Plomo fundido» contra Gaza, ese programa incluye principalmente la colaboración entre los servicios de inteligencia y la conexión de las fuerzas israelíes, incluyendo sus fuerzas nucleares, al sistema electrónico de la alianza atlántica.

Junto a la misión oficial israelí se abren la del reino de Jordania y las de Qatar y Kuwait, «socios muy activos» que se integrarán aún más a la OTAN, para lo cual han acumulado méritos. Jordania alberga varias bases secretas de la CIA, donde –según documentan el New York Times y Der Spiegel [1]– se han entrenado militantes islamistas de al-Qaeda y del Emirato Islámico para participar en la guerra secreta en Siria y en Irak.

Qatar participó en la guerra de la OTAN contra Libia infiltrando, en 2011, alrededor de 5 000 comandos en ese país, como declaró al Guardian el jefe del estado mayor qatarí, Hamad bin Jassim Al Thani, quien habla de operaciones qataríes y sauditas como de «interferencias» en Siria, realizadas con el aval de Estados Unidos.

A través del «Acuerdo de Tránsito», Kuwait permite a la OTAN crear su primera escala aeroportuaria en la región del Golfo, no sólo para el envío de fuerzas y material militar a Afganistán sino también para la «cooperación práctica de la OTAN con Kuwait y con otros socios, como Arabia Saudita», socios a los que Estados Unidos respalda en la masacre de civiles que están perpetrando en Yemen.

Kuwait también participa en esa masacre con unos 15 cazabombarderos. Y ahora Italia le entrega 28 cazasEurofighter Typhoon de nueva generación, fabricados por el consorcio conformado por [la empresa italiana] Finmeccanica y varias industrias británicas, alemanas y españolas. Se trata de un contrato de 8 000 millones de euros, el más grande que haya firmado nunca Finmeccanica, que recibe alrededor de la mitad de esa suma. El contrato fue firmado en Kuwait, el 5 de abril, por el ministro de Defensa Khaled al-Sabah y por el administrador delegado de Finmeccanica, Mauro Moretti. La madrina de ese acontecimiento fue la ministra Roberta Pinotti, eficiente representante del comercio de armas (basta con recordar la venta a Israel de 30 cazas M-346 de entrenamiento avanzado).

                                                                 

Los Eurofighter Typhoon, aviones que Kuwait utilizará para seguir perpetrando masacres en Yemen y en otras partes, incluso pueden llevar bombas nucleares… como las que ya tiene Arabia Saudita [2]. La fuerza aérea italiana garantiza el entrenamiento de los pilotos, fortaleciendo así el «el papel fundamental de estabilizador regional que desempeña Kuwait». Esto es todo un éxito de la ministra Pinotti, quien, una semana después de haber vendido esos cazabombarderos, recibió de la Unione Cattolica Stampa Italiana (Unión Católica de la Prensa Italiana) el premio «Napoli Città di Pace 2016» (Nápoles Ciudad de Paz 2016).

Durante la ceremonia, el cardenal Crescenzio Sepe definió la accion de la señora Pinotti como «un compromiso al servicio de la política como la más alta forma de amor, que siempre gira alrededor de la protección y la dignidad de la vida humana», proponiendo por ello «que se cambie la denominación del ministerio de Defensa por la de ministerio de la Paz».

¿Qué pensará de eso el Papa Francisco?