Por: Sergio Martín Carrillo
CELAG
El 6 de agosto, Bolivia cumplía un nuevo aniversario llegando ya a los 191 años desde que proclamó su independencia. Bolivia, al igual que el resto de países latinoamericanos y caribeños, estuvo desde su mismo nacimiento como República a merced de los intereses económicos foráneos. Su inserción subordinada en la economía-mundo capitalista, lejos de ir atenuándose con el paso de las décadas, siempre fue profundizándose. A pesar de su condición de mediterraneidad, los capitales extranjeros no tuvieron grandes impedimentos en hacerse con el control de las principales materias primas bolivianas, que alimentaban el proceso productivo de la economía mundial sin dejar prácticamente réditos en la sociedad boliviana.
Todo esto cambió a partir del año 2006 cuando Evo Morales llegó a la presidencia. Fue necesaria la refundación del país, creándose el Estado Plurinacional, y cambiando las lógicas que hasta ese momento habían movido a la economía boliviana. Así se comenzó a despegar asentando los cimientos para la segunda y definitiva independencia en aras de romper con las cadenas de subordinación de los mercados internacionales.
En la celebración de la independencia de este año 2016, que esta vez se celebraba en Tarija, el Presidente Morales centró buena parte de su discurso en las cifras económicas. Esta fijación por lo económico se realizó teniendo en cuenta la difícil coyuntura que atraviesan los países suramericanos y que también afecta a Bolivia. El discurso del Presidente comenzó haciendo referencia a la fuerte caída de los precios internacionales de las materias primas en los dos últimos años. Esto, que ha afectado fuertemente a los países de la región, muestra que la dependencia no se rompe de la noche a la mañana. El camino para modificar la inserción internacional de las economías es largo y sinuoso. Sin embargo, y a pesar de algunos datos negativos, Bolivia ha sabido resistir mucho mejor que otros países del entorno a la coyuntura internacional adversa.
La caída de las exportaciones entre 2014 y 2015 fue de 4.173 millones, y el déficit comercial en los primeros 6 meses del año 2016 ha alcanzado el 8%. A pesar de esto, que además ha supuesto una caída en la disponibilidad de divisas del 50%, la economía boliviana sigue mostrando unos niveles de crecimiento, y además crecimiento con equidad, por encima del resto de países de la región. En el primer trimestre de este 2016, la economía boliviana creció al 4,9%, manteniendo los niveles de crecimiento de la última década que alcanzan un promedio anual del 5%.
¿Cómo consigue estos resultados Bolivia? Pues a pesar de la coyuntura internacional adversa, ha seguido fortaleciendo sus programas de lucha contra la pobreza, los mismos que permitieron bajar la pobreza del 39% al 18% en la última década. Esto, apoyado en una fuerte participación estatal en la economía, lo que llevó a pasar de una inversión pública de 600 millones de dólares en el año 2005, a una inversión pública que va a alcanzar los 8.200 millones de dólares en este año 2016.
¿Cómo se ha conseguido aumentar la inversión pública a pesar de la caída de las exportaciones? Hay tenemos dos claves que también aparecieron en el discurso del Presidente Morales en el día de ayer. Por un lado, los grandes esfuerzos que se han realizado durante la última década para el fortalecimiento del mercado interno. Esto permite ir rompiendo poco a poco la total dependencia de la coyuntura internacional. Sin embargo, a pesar de los grandes avances de la última década, el camino que queda por recorrer es aún largo. Y la otra clave han sido las grandes Reservas Internacionales acumuladas durante la última década, que alcanzaron su máximo en el año 2014 con más de 15.000 millones de dólares (52,8 del PIB), y que ante la coyuntura actual han permitido la obtención de recursos sin la necesidad de acudir a los mercados internacionales y quedar bajo la voluntad política de organismos poco bondadosos. Bolivia ha podido echar mano a estas reservas para superar sus desajustes sin “ajustar”, es decir, sin necesidad de sacrificar sus programas de inversión pública o sus programas sociales. En este caso, Bolivia no ahorró Reservas por el mero hecho de tenerlas como muchas veces presionan los organismos internacionales. El objetivo fue otro: pensar en el momento de vacas flacas, y usarlas para reactivar el desarrollo económico interno reduciendo el efecto negativo de un frente externo adverso.
Bolivia en el año 2016, el año de su 191 aniversario, se alza con la medalla de oro por sus indicadores económicos que no sacrifican la lucha contra la pobreza ni la búsqueda de la equidad. A diferencia de otros países, Bolivia no apuesta por el crecimiento empobrecedor, sino todo lo contrario: se trata de estabilidad macroeconómico con bienestar microeconómico e inclusión social. ¡Felicidades Bolivia!
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