Fuente: InfoLibre
- El presidente de Colombia recoge en Oslo (Noruega) el premio Nobel de la Paz, un galardón que es “de todo el pueblo colombiano”
- “Hoy en el mundo hay una guerra menos y es la de Colombia”, señala durante su discurso
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, recibió este sábado en Oslo el premio Nobel de la Paz con el que fue galardonado el pasado octubre por firmar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), informa Europa Press.
“Hoy en el mundo hay una guerra menos y es la de Colombia”, dijo un emocionado Santos en el discurso que pronunció tras recoger el diploma y la medalla que lo acreditan como Nobel de la Paz en una ceremonia celebrada en el Ayuntamiento de Oslo ante más de mil personas.
Santos destacó que Colombia ha “hecho posible lo que parecía imposible” porque “hace tan solo seis años los colombianos no se atrevían ni a imaginar el final de una guerra que han padecido por más de medio siglo”. “Muy pocos –casi nadie– recordaban cómo era vivir en un país en paz”, enfatizó.
El nuevo Nobel de la Paz destacó que con el fin de la guerra en Colombia acaba también el último conflicto armado del hemisferio occidental. “¿Por qué no pueden algún día los dos hemisferios estar libres de guerra? Tal vez hoy, más que nunca, podemos atrevernos a imaginar un mundo sin guerra”, aseveró.
Santos recibió este premio con “orgullo”, aunque insistiendo en que “la paz no es de un presidente, ni de un gobierno, sino de todo el pueblo colombiano, pues se tiene que construir entre todos”. “Por eso lo recibo en nombre de 50 millones de colombianos, mis compatriotas, que ven por fin terminada una pesadilla de más de medio siglo”, subrayó.
Además, hizo una mención especial a los más de ocho millones de víctimas “cuyas vidas han sido devastadas por el conflicto armado”. Santos pidió a las siete víctimas que viajaron a Oslo en representación de todas –incluidas la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt y su ex asesora Clara Rojas– que se pusieran en pie para “recibir el homenaje que merecen”, a lo que el público contestó con una gran ovación.
El jefe de Estado no desperdició la oportunidad de señalar que “la gran paradoja” de este proceso de paz ha sido que, “mientras muchos que no han sufrido en carne propia el conflicto se resisten a la paz, son las víctimas las más dispuestas a perdonar, a reconciliarse y a enfrentar el futuro con un corazón libre de odio”.
Apoyo internacional
Santos confesó que el Nobel de la Paz “llegó como un regalo caído del cielo”, pocos días después de que los colombianos rechazaran con un estrecho margen el acuerdo firmado entre el Gobierno y las FARC, lo que obligó a las partes a volver a la mesa de negociaciones para ajustarlo con las propuestas del sector crítico.
“En un momento en que nuestro barco parecía ir a la deriva, el premio Nobel fue el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: el puerto de la paz“. “Gracias, muchas gracias, por este voto de confianza y de fe en el futuro de mi país”, declaró.
El mandatario colombiano reiteró que el apoyo de la comunidad internacional ha sido fundamental para el éxito del proceso de paz. A este respecto subrayó la importancia del respaldo regional y reconoció que ha tenido que acercarse a “gobiernos de países vecinos” con los que tiene “profundas diferencias”.
Santos se mostró seguro de que el proceso de paz en Colombia puede servir de “modelo” para acabar con otros conflictos armados, entre los que mencionó Siria, Yemen y Sudán del Sur. “El sol de la paz brilla, por fin, en el cielo de Colombia. ¡Qué su luz ilumine al mundo entero!”, proclamó.
Entre sus principales innovaciones apuntó a la justicia transicional –”las víctimas quieren justicia pero sobre todo quieren verdad”– y a la inclusión del problema del narcotráfico, aprovechando asimismo para insistir en la necesidad de cambiar la estrategia global de lucha contra las drogas.
Afirmó que “es mucho más difícil hacer la guerra que hacer la paz” e indicó que el primer paso es “dejar de ver a la contraparte como un enemigo”. “En un mundo en el que las guerras y los conflictos se alimentan por el odio y los prejuicios, tenemos que encontrar el camino del perdón y la reconciliación”, defendió. “Nuestro pueblo se llama mundo y nuestra raza se llama Humanidad”, zanjó.
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