Fuente: InfoLibre
- “No voy ni a reír ni a llorar”, declara el expresidente de Brasil, que mantiene abierta la posibilidad de volver a presentarse a las elecciones
- El antiguo responsable de la constructora Odebrecht asegura que Lula recibía dinero que se pagaba a cambio de la adjudicación de contratos públicos
El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha tachado de “inverosímiles” e “irreales” las acusaciones de varios directivos de Odebrecth y que aluden al supuesto cobro de sobornos. “No voy ni a reír ni a llorar“, ha declarado el antiguo mandatario, que mantiene abierta la posibilidad de volver a presentarse a las elecciones.
El levantamiento del secreto del sumario sobre los acuerdos de delación alcanzados en la trama de la constructora Odebrecht ha sacado a la luz acusaciones directas contra Lula, que tiene varios frentes abiertos con la justicia.
El expresidente siempre ha negado cualquier irregularidad y este jueves, en una entrevista con una radio de Salvador recogida por Europa Press, ha insistido en que quienes le acusan deberán “probar” todo lo que digan.
El antiguo responsable de la constructora, Marcelo Odebrecht, aseguró ante las autoridades que el expresidente recibía parte del dinero que se pagaba a cambio de la adjudicación de contratos públicos e incluso reveló la supuesta apertura de una cuenta con 40 millones de reales (unos 12 millones de euros) para sufragar los gastos de Lula tras su salida de la Presidencia. La cuenta habría sido abierta por mediación del exministro de Hacienda Antonio Palocci, ‘el italiano’ en una trama en la que Lula supuestamente recibía el alias de “amigo”.
“Estoy muy tranquilo y sigo retando a cualquier empresario que diga que Lula le pidió 10 reales para él. Si alguien pidió en mi nombre, esta persona debe ser detenida, porque nunca lo autoricé”, ha alegado el expresidente, que no está dispuesto a “perder la cabeza” y quiere leer en detalle todos los documentos judiciales que vayan saliendo.
Lula deberá comparecer ante el juez el próximo 3 de mayo, en una cita que afronta como una “oportunidad” para escuchar las acusaciones de las que se siente “víctima”. En su opinión, todo forma parte de una campaña de la “élite brasileña” para obstaculizar la aplicación de las reformas que impulsó durante su etapa en el poder.
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