Netanyahu formó parte de la invasión a Jordania que llamaron ‘Operación Infierno’ en busca de llevarse la cabeza del comandante Yasser Arafat, acabar con la OLP-Fatah y la revolución palestina.
Sin dar lugar al peso de la historia y con el silencio comprado, seguramente el protocolo argentino no leerá el original del Currículum Vítae-CV con largos antecedentes de encomiables atrocidades hecho a su imagen y semejanza, que en verdad causan irritación.
Redactando algunos de sus pasajes que agilizan su alta capacidad inhumana. Desde la caratula leemos en el CV del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, un sin números de crueldades que superan la capacidad requerida en la maldad acumulada por un ser humano.
Si bien, nació en Tel Aviv en 1949, su padre, Benzion Mileikowsky, quien cambió su apellido por Netanyahu, nació en Varsovia, Polonia y con apenas 10 años, en 1920, fue parte de las primeras oleadas de los europeos-judíos-sionistas que ingresaron ilegalmente bajo la ocupación británica para colonizar Palestina, crear el terror en la población y azotar a nuestra patria en la década del ’40 hasta su caída en 1948. Se desempeñó como secretario del terrorista ruso Ze’ev Jabotinsky, principal impulsor de las organizaciones sionistas, que entre otras, llevaron a cabo la destrucción de 489 aldeas y ciudades palestinas para la creación de Israel. Luego del daño, el terrorista Benzion y su familia en 1963 se fueron a vivir a Pennsylvania, suburbio de Filadelfia en Estados Unidos y se convirtió en profesor benemérito.
Interpretando su belicoso árbol genealógico, Bibi Netanyahu, como lo llaman sus allegados, se formó en un hogar hostil contra los indígenas milenarios palestinos. A sus 18 años se incorporó al Sayeret Matkal, unidad elite de las fuerzas israelíes que en 1967 ocuparon el resto del territorio palestino incluyendo la vieja ciudad de Jerusalem, el Golán de Siria y partes de Egipto y el Líbano. Convirtiendo a las praderas palestinas en un mar de sangre.
En su mortífera crueldad, al año siguiente formó parte de la invasión a Jordania que llamaron ‘Operación Infierno’ en busca de llevarse la cabeza del comandante Yasser Arafat, acabar con la OLP-Fatah y la revolución palestina.
Fue una pesadilla para Bibi y su ministro de Defensa israelí Moshe Dayan, quien aseguró: “entraré a llevarme la cabeza del terrorista Arafat en bandeja”. En ese enfrentamiento del 21 de marzo de 1968, que los palestinos llamamos la ‘Batalla de Karameh’, a Bibi lo hirieron de bala en su hombro y las tropas de Dayan, huyeron abandonando su material bélico pesado. Fue la primera derrota militar israelí frente a las fuerzas palestinas de Arafat, pocos meses después de la capitulación de varios ejércitos árabes por las fuerzas sionistas en 1967.
Sin sentirse saciado, fue por más sangre árabe. Luchó en la ‘Guerra de Desgaste’ contra Egipto en el periodo del ’68 al ’70. En 1973 participó en la mal llamada ‘Guerra de ‘Yom Kipur’ a lo largo del canal de Suez y dirigió un comando terrorista que penetró en el territorio de Siria. Al ascender a su cargo de Capitán, Netanyahu, pidió su baja y abandonó su chaqueta de guerra manchada de sangre de civiles palestinos, sirios, egipcios y libaneses.
Bibi, hijo de polacos, había cumplido con la etapa inicial de su feroz compromiso con el fundador del sionismo, el austriaco-húngaro Theodor Herzl, quien escribió: “Trataremos de hacer desaparecer a la población árabe (palestina) a través de la frontera…” (Diario personal 1895).
En la nueva etapa, Bibi, terminó su carrera de arquitectura en Estados Unidos, fue embajador israelí en la ONU, abandonó a su esposa Miriam Weizman, con la que se había casado en 1972 por la estudiante británica Fleur Cates, quien luego de convertirla al judaísmo se casó en 1981, elaborando su divorcio en 1984. Entre sus vuelos conoció en 1991 a Sara Ben-Artzi, una azafata de la empresa aérea israelí El-Al, con quien se casó y al parecer, consolidó su vida matrimonial .
Fagocitado por su petulancia referencial, en 1992, reveló su relación con su asesora de imagen Rut Bar. Durante ese tórrido lapso que encendió la hoguera de los celos, Sara, lo superó gracias al recóndito contrato matrimonial de los Netanyahu enmarañados en delictuosos casos de corrupción que los comprometió ante los tribunales locales. Siendo habitúes de los titulares de la prensa israelí por sus escandalosas conductas abusivas de poder, actos de fraude, aceptación de sobornos y obscenos negociados económicos con el dinero de los contribuyentes israelíes para sus intereses personales.
El relato de su tercera y última etapa de su CV, desplegó el regreso de Bibi de la ONU en 1988 para afianzarse en la arena política israelí, pasando a liderar el ultraderechista partido Likud. Logró insertarse y transitó por casi todos los cargos ministeriales. En 1996 fue electo primer ministro, para ser luego reelegido tres veces seguidas en 2009, 2013 y 2015, tiempo necesario para ir construyéndose así mismo en uno de los más grandes ‘criminales de guerra’ que recordará la historia contemporánea, superando incluso, a sus semejantes Shimon Peres y Ariel Sharon.
Su obstinada performance racista condujo a Netanyahu, por los oscuros callejones de la limpieza étnica palestina. Convirtiéndose en cómplice encubierto del envenenamiento del presidente del Estado de Palestina, Yasser Arafat en 2004. Espuria estrategia de Sharon y su canciller Peres, para acabar con él , reducir a la OLP, consolidar un nuevo gobierno de la Autoridad Nacional Palestina sesgado por la corrupción y liderado por Mahmoud Abbas, de larga data de contubernio con los sionistas.
La cobardía de los que no se atreven a levantar su voz de manera contundente, aferrados a los suculentos negociados económicos-militares que les brinda el chantaje israelí, posibilitaron los ‘crímenes de lesa humanidad’ implementados en los manejos herodianos de Netanyahu. Borrar el futuro de Palestina matando niños y jóvenes palestinos.
Del frondoso Curriculum Vitae-CV que no se leerá en los homenajes oficiales que le s brinda rá los gobierno s de Argentina, México y Colombia en su tediosa visita, surge la autoría de sus masacres en Gaza durante sus dos invasiones ‘Plomo Fundido’ 2012 y ‘Borde Protector’ de mediados de 2014. Sus operaciones militares mataron e hirieron a miles de palestinos indefensos, en su mayoría niños, mujeres y ancianos, dejaron decenas de minusválidos de por vida, aplanaron centenares de hogares y mantuvieron hasta la actualidad un criminal bloqueo de hambruna y desesperación en la Franja, donde el aire se tornó irrespirable y la vida insoportable.
Entre los célebres juegos sucios que sobresalen en su CV, fue demonizar la justa lucha palestina de liberación como una mera “acción terrorista contra un estado democrático (Israel)”. Justificando ante un mundo indiferente el Apartheid israelí contra nuestra población palestina, sus separatistas muros y la estimulación de los ilegales asentamientos que albergan a más de medio millón de fanáticos colonos judíos armados que oprimen, roban las tierras, judaízan Jerusalem, incendian iglesias cristianas e intentan desplomar la Mezquita Al-Aqsa para erigir sobre sus escombros el templo de Salomón.
Del tedioso CV de Netanyahu, emanan sus violaciones a los derechos humanos y a los legítimos derechos nacionales palestinos. Además, lo ilustra como jefe del terrorismo de Estado israelí y de quebrantar las leyes internacionales. En octubre de 2015 con motivo del comienzo de la actual ‘Intifada por Jerusalem’, sentenció: “H emos redefinido las instrucciones de apertura de fuego. A partir de ahora, el lanzamiento de piedras recibirá la respuesta de fuego real. Aplicable también a los menores de edad, que suelen participar en las manifestaciones y marchas de protesta (palestinas) arrojando piedras a nuestros soldados”.
El CV, destacó que el gobierno de Bibi, en mayo de 2014 aprobó la resolución 1604 que prevé aumentar la relación estratégica con América Latina. Su visita a la región para reunirse con los citados gobiernos latinoamericanos, no solo es una cuestión de agenda, sino un provocador momento político sionista liado al 70 aniversario de la antijurídica resolución 181 de la ‘Partición de Palestina’ en la ONU el próximo mes de noviembre. Comienzo de nuestra Nakba (Catástrofe).
La llegada a la República Argentina del premier Benjamín -Mileikowsky- Netanyahu y el homenaje con honores de parte del presidente Mauricio Macri, me causa escozor y rechazo.
Al igual que me causó estupor, cuando la ex presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, recibió con similares distinciones al presidente de la potencia ocupante Shimon Peres, el 16 de noviembre de 2009 en la Casa Rosada. Promotor del sistema nuclear israelí, de las masacres de palestinos, incluyendo la de Gaza durante ese mismo año y uno de los responsables directos del envenenamiento y muerte del presidente Arafat.
Del mismo modo, un agreste sabor me dejó la desagradable actitud de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, en declarar a Netanyahu y oportunamente a Peres, ambos comprometidos con ‘crímenes de guerra’ como ‘Visitantes Ilustres’ de la ciudad de Buenos Aires. Ofendiendo el acervo popular, la dignidad del pueblo y a los mártires argentinos caídos en las Islas Malvinas. Israel, junto a otros 2 países, son los únicos que votaron sistemáticamente en contra de cualquier resolución de la ONU que sanciona la ocupación británica a las Islas argentinas.
El Curricular de Bibi Netanyahu, culminó con su ADN, esquematizando ser ajeno a la semita región de Palestina, sin transmisión hereditaria o sanguínea.
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