Por: Esther Miguel Trula
La India tiene un problema con la contaminación de primer nivel. Las muertes derivadas de la polución medioambiental son entre 1.5 y 2.3 millones al anho, sólo un poco inferiores a las causadas por el tabaco. Cada año la nación pierde un 3% de su PIB por culpa de este fenómeno. Como contamos hace poco, allí sí empieza a ser habitual que se corte el tráfico y se paralicen trabajos y escuelas por culpa de la contaminación.
Por esto mismo la noticia de esta semana no nos sorprende, aunque hay que entender que se trata de una medida de enorme magnitud y trascendencia. Los dirigentes del país, como ha anunciado el ministro de energía Piyush Goyal, se han propuesto hacer realidad una India sin coches de combustibles fósiles para 2030. Palabras del ministro: “Vamos a hacer los coches eléctricos autosuficientes. La idea es que para 2030 no quede ni un solo coche diesel que vender en este país”.
Sólo con erradicar la circulación de los vehículos diesel y gasolina en todos los casos y cambiarlos por eléctricos conseguirían reducir las emisiones tóxicas en un 37% y contrarrestar la demanda de infraestructuras automovilísticas para los próximos 13 años, algo también crucial en sus circunstancias.
Una década para revolucionar la economía y la salud del país
Porque la India es uno de los países que más velozmente está creciendo y uno de los que peor lleva su planificación para encajar su estirón económico con los duros objetivos que le marca el reciente acuerdo de París. Por eso el Gobierno va a subvencionar a la industria automovilística eléctrica durante unos años, hasta que el coche eléctrico sea sostenible en el mercado por sí mismo. Su plan es vender a un ritmo de más de 7 millones de coches eléctricos cada año para antes de 2020. Si pensamos que cada año se venden unos 21 millones de vehículos, entenderemos que es una propuesta bastante agresiva.
Esto, por supuesto, es música para los oídos de Elon Musk, aunque esto también beneficiará y mucho a otros grandes de la industria, como la nacional Mahindra
No habrá cambio si no ofrecer una alternativa real a los consumidores
Pero queda camino por recorrer. Se propuso en 2015 un plan similar, aunque de objetivos más modestos, pero los consumidores no lo apoyaron en la compra: por el momento, los vehículos disponibles para su compra tienen una autonomía de 120 kilómetros (una distancia media en términos indios) y una velocidad máxima de 85km/hora.
Eso, sin contar con que sin estaciones de carga por todas las grandes ciudades del país no tienen mucho que hacer. De momento el segundo país más poblado de la tierra tiene menos estaciones eléctricas que Polonia.
Pero el compromiso parece firme: por el momento el Gobierno ya va a sustituir su parque de vehiculos institucionales por 10.000 flamantes coches eléctricos. La policía se encargará de planificar y desarrollar planes para dibujar la mejor guía de movilidad eléctrica, decidiendo dónde poner las estaciones públicas. Todo el sistema de movilidad pública, desde buses hasta taxis, irá poco a poco transformándose íntegramente al sistema eléctrico.
Otro factor crucial: Desde septiembre la firma Suzuki, el mayor manufacturer nacional, ha patentado unas baterías de litio que costarían 800 dólares, un precio muy competitivo.
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