A la par de sus escritos en versos, Gabriela Mistral escribía sobre compromiso y equidad social. Ya en su adolescencia cuestionaba la pobreza y la injusticia de los desposeídos, de los cuales también formaba parte.
Al buscar el origen de esta preocupación, debemos remontarnos a su niñez, a su entorno elquino, primario y agrícola, que reflejó carencias sociales y políticas en que vivía el sector campesino de América del Sur.
En el año 1922 Gabriela fue llamada por el ministro de Educación de México, José Vasconcelos, para participar en la reforma educacional y en la fundación y organización de bibliotecas populares.Allí su labor fue la de cooperar en la creación de un nuevo estilo de educación. Sin embargo, México fue también la puerta de entrada al mundo indígena. En ese país se hará más fuerte su lazo con la causa indigenista. [11]
Junto a Vasconcelos «reivindicaban lo precolombino, el pasado maya y azteca, la poesía zapoteca; pero también exaltaban al indio actual, los valores de su silencio, el sentido profundo de su recogimiento. Debía traducirse en redescubrimiento de su sensibilidad creadora expresada en la artesanía, el sentido teatral, la música y las danzas».
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