Fuente: Radio la Primerisima
El presidente Daniel Ortega condenó este lunes como algunos jerarcas de la iglesia católica pasaron de mediadores a ser parte activa de los golpistas que dejaron 198 personas fallecidas.
“Como se juntaron algunos jerarcas, después que los invitamos a ser mediadores, dejaron de ser mediadores a ser parte activa de las fuerzas golpistas”, expresó.
El líder sandinista indicó que esto ha sido dicho por ellos mismos en declaraciones que han aparecido.
“Ya se claramente quienes estaban detrás de los tranques, alentando tranques, es decir alentando crímenes, quienes por principio como cristianos, como pastores, debería rechazar totalmente cualquier crimen”, dijo.
Recordó que no tienen que ver nada con aquel Cristo que iba siendo flagelado, cuando lo llevan a crucificar, y que teniendo todo el poder como hijo de Dios, como para acabar con todos los que lo iban flagelando y a crucificar, sufrió más bien.
Agregó que no tienen nada de cristianos, y actúan con una mentalidad terrorista, criminal, se sumaron alegremente al golpe terrorista y criminal, no les dolió la muerte de los hermanos nicaragüenses, no le dolió la tortura.
Señaló que los jerarcas nunca han dicho una palabra, condenando esos hechos criminales, Dios quiere que en estos días de Navidad, desde la estrella de Belén, le llegue un poco de luz y que le limpie.
El mandatario brindó estas declaraciones durante la Clausura del décimo sexto Congreso Nacional de Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua.
Daniel, destacó la importancia de la juventud nicaragüense en el pasado, presente y futuro de la nación.
El mandatario elogió a todos los jóvenes que se esfuerzan junto a sus familias y que con gran capacidad, vocación y espíritu de servicio se entregan por el desarrollo de Nicaragua.
Tienen un alto grado de conciencia, una conciencia social, solidaria, patriótica. Los estudiantes son leales a la Patria, a la Revolución, a los pobres, a los campesinos. Trabajan para continuar esta lucha para erradicar la pobreza, manifestó en el Centro de Convenciones Olof Palme.
Durante su alocución, también resaltó el apoyo que siempre brindó a Nicaragua el eterno Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. No me canso de repetir que en este proceso, en esta nueva etapa de la Revolución, ha estado presente la Revolución Bolivariana, la espada de Bolívar, a través de la espada de Chávez. Y después del tránsito a la inmortalidad de Chávez, nuestro hermano Nicolás Maduro mantiene firme ese compromiso con el pueblo nicaragüense.
Rememoró cómo el Frente Sandinista de Liberación Nacional recibió en el 2007 un país inestable. Los gobiernos neoliberales habían privatizado la energía. Los gobiernos no habían puesto normas ni reglas claras a las empresas. Existía mucha corrupción y nunca hicieron inversiones en energía y existía una crisis energética nacional. Incluso, dos años antes de nuestra victoria en 2006, Nicaragua entera estaba colapsada, porque un país sin energía no puede caminar.
En ese punto, relató la decisión del hermano Chávez, quien decidió traer hacia Nicaragua unas plantas coreanas de energía que estaban en Cuba. “Esas plantas salvaron a Nicaragua”, espetó.
Sobre aquellos momentos grises, enfatizó en que el neoliberalismo tuvo todo el apoyo de los yanquis, de la comunidad europea. Privatizaron la educación, la salud, los servicios básicos. Privatizaron las grandes empresas telefónicas y les arrebataron a los campesinos sus tierras y a los trabajadores sus puestos.
Ante todo aquel desorden social en los primeros años de la última década del siglo XXI, rememoró: Salimos a negociar ante todo ese desorden, pues se despedía a miles de nicaragüenses solo porque eran, o sospechaban que eran, sandinistas. No se nos ocurrió ir a un conflicto armado.
Protestábamos, pero sin crímenes y a pesar de ello no titubearon en lanzar al Ejército a que disparara contra los trabajadores y murieron muchas personas defendiendo sus centros. Humberto Ortega era el jefe del Ejército, ya que con la salida del gobierno simplemente decidió pasarse al bando de los que habían ganado las elecciones y decidió cruzar de bando. No se nos puede olvidar, afirmó.
Los oligarcas cuando enfrentan protestas no dudan en sacar las armas para repeler al pueblo. Aquella vez cuando estábamos negociando –relató el Comandante Daniel-, un día Violeta Chamorro quiso darnos la presidencia y la decisión fue negativa, pues retornaríamos al poder únicamente con el apoyo y el voto del pueblo.
Señaló, además, la importancia de nunca darse por vencido. Luego llegaron tres elecciones sin victorias, y muchos decían que estábamos ponchados (aludiendo al bésibol), pero no creímos en el ponche. En la cuarta (elección) el pueblo decidió que el Frente Sandinista regresara al gobierno. Los estudiantes siempre acompañaron esa lucha.
Daniel destacó el crecimiento económico y la seguridad ciudadana que tenía Nicaragua antes del fallido intento de golpe de Estado, a pesar de ser una economía pequeña, en condiciones siempre muy precarias, pero sabiendo potenciar la solidaridad de los pueblos y nuestras propias capacidades.
De igual manera, indicó que cuando los golpistas notaron que no podían detener este proceso humanista, se lanzaron armados para intentar derrocar al pueblo, que es el gobierno y es el presidente de este país. Se juntaron los oligarcas y los vendepatrias y algunos jerarcas de la iglesia, que después de que los invitamos a ser mediadores pasaron a ser parte activa de la fuerza golpista. Alentaron crímenes, apoyaron los tranques. Estos que hablan en nombre de Cristo no conocen la palabra perdón. No tienen nada de cristianos y actúan con mentalidad terrorista, criminal. Se sumaron al golpe terrorista, no les dolió la muerte de los hermanos nicaragüenses, la tortura. Nunca han dicho una palabra condenando esos hechos criminales.
No obstante, el Presidente aseveró que aún en las mayores dificultades nunca debemos renunciar a superar los desafíos y darles respuesta a las familias, a los estudiantes, al pueblo.
El mandatario saludó a los embajadores José Percy Paredes, de Bolivia; Juan Carlos Hernández, de Cuba; Carlos Antonio Asensio, de El Salvador; Saeid Zareh, de Irán; Mohamad Bango, de Palestina; Suliman Tieb Henan, de la República Saharaui; y José Javier Arrúe, de Venezuela; todos presentes en el acto en que fueron condecorados dirigentes estudiantiles, sindicales destacados y mujeres rectoras.
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