Traducido para Rebelión por José Luis Vivas |
¿Cómo? Solamente en el último decenio los Estados Unidos han recortado la asistencia humanitaria a Haití, bloqueado préstamos internacionales, forzado su gobierno a contraerse, arruinado decenas de miles de pequeños agricultores y reemplazado el gobierno por ONG privadas.
¿El resultado? Pequeños agricultores han sido forzados por el hambre a abandonar los campos y emigrar a las ciudades, en cuyos montes se han construido refugios baratos. Los fondos internacionales para carreteras, educación y sanidad han sido obstruidos por los Estados Unidos. Y el dinero que al final entra en el país acaba en las manos no del gobierno, sino de corporaciones privadas. De esa forma, el gobierno de Haití carece prácticamente de cualquier capacidad para ofrecer asistencia a su propio pueblo en tiempos normales -y mucho menos para encarar un verdadero desastre como el actual.
Algunos pormenores referentes a los últimos años.
En 2004 los Estados Unidos ampararon un golpe contra el presidente democráticamente elegido de Haití, Jean Bertrand Aristide, que se insiere dentro de una larga tradición en la que los Estados Unidos son los que deciden quién van a gobernar el país más pobre del hemisferio. Ningún gobierno en Haití puede subsistir sin el consentimiento de los Estados Unidos.
En 2001, cuando los Estados Unidos estaban enfurecidos con el presidente de Haití, lideraron exitosamente un esfuerzo para congelar 148 millones de dólares para ayudas ya aprobadas, además de varios cientos de millones en préstamos potenciales del Banco Interamericano de Desarrollo para Haití. Fondos que tenían como objetivo mejorar la educación, la sanidad pública y las carreteras.
Durante la mayor parte del período 2001-2004 los Estados Unidos hicieron hincapié en que todos los fondos internacionales enviados a Haití tendrían que pasar por las manos de organizaciones no gubernamentales. Fondos deberían utilizarse para ofrecer servicios gubernamentales fueron entonces desviados, cercenando de esa forma la capacidad del gobierno de proporcionar ayuda.
Durante años los Estados Unidos han contribuido a la ruina de pequeños agricultores haitianos a través del dumping en el mercado haitiano de arroz estadounidense fuertemente subsidiado, tornando extremadamente difícil la supervivencia de esos agricultores. Eso se hizo para ayudar a los agricultores de EEUU. ¿Y los agricultores haitianos? Esos no votan en las elecciones estadounidenses.
Los que visitan Haití pueden comprobar que vehículos de turismo grandes suelen ostentar calcomanías de las ONG. Las mayores oficinas pertenecen a grupos privados que realizan tareas básicas de gobierno -sanidad, educación, respuesta a desastres-. Y todos están vigilados no por la policía, sino por agentes de seguridad fuertemente militarizados.
El gobierno ha sido sistemáticamente desprovisto de fondos. El sector público se ha desvanecido. La población desfavorecida se ha marchado a las ciudades.
No existen unidades de rescate. Hay poca disponibilidad de sanidad pública.
Entonces, cuando la catástrofe irrumpió, la población de Haití estaba sola. Podemos verlos arrimando el hombro. Podemos observar cómo lo intentan. Son valientes, generosos e innovadores, peros los voluntarios no pueden sustituir al gobierno. En consecuencia la gente sufre y muere en cantidades superiores a las inevitables.
Los resultados están a la vista de todos. Trágicamente, una gran parte del sufrimiento causado por el terremoto es “Made in USA”.
Fuente: http://www.huffingtonpost.com/bill-quigley/what-the- mainstream-media_b_424126.html
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