Tegucigalpa 28 de marzo de 2011. En los últimos días y en medio de la seria crisis social y política que vive el país, varios de los ministros del llamado gobierno “de la unidad nacional” han dejado ver fuertes diferencias en su discurso y su acción, que ponen en precario la autoridad del régimen y su capacidad para afrontar un movimiento popular cada vez más grande y organizado.
Áfrico Madrid, titular del ministerio de Gobernación, acusó directamente a los ministros Ana Pineda y César Ham, de ser “amigos de los sediciosos de la Resistencia.”, en un programa de televisión matutino, y cuestionó la capacidad de ambos para servir de mediadores en la cuestión educativa que en los últimos días ha levantado un rechazo de la mayoría de la población contra los planes de privatización.
Por su parte, César Ham, miembro del partido Unificación Democrática, que ha sido duramente criticado a nivel nacional e internacional por formar parte de una dictadura responsable de violaciones de derechos humanos, se deslindó de Porfirio Lobo y acusó directamente al régimen de reprimir con saña al pueblo, pero sin renunciar a la alianza que sostiene con el Partido Nacional tanto a nivel del poder ejecutivo como legislativo.
El desplante de Ham, ha sido ampliamente reseñado por los medios de comunicación en manos de la derecha. Al ser consultado por periodistas al respecto, Lobo respondió de manera nerviosa: “Él es libre de decir lo que quiera políticamente”, denotando la debilidad extrema que obliga al régimen a soportar que se le emplace aún desde su propio gabinete y en asuntos tan delicados como los derechos humanos o la política internacional
Al igual que su antecesor Roberto Micheletti, la fortaleza principal de Lobo reside en el respaldo de las fuerzas armadas y el gobierno de Estado Unidos; uno a nivel doméstico y otro a nivel internacional. Pero hay incertidumbre de hasta qué punto esto le bastará al régimen para contener la movilización cada vez más grande de distintos sectores populares que resisten la aplicación de medidas económicas de corte neoliberal y exigen el retorno a la democracia.
Otros desencuentros al interior del gobierno de la “unidad nacional” incluyen, el desconocimiento del proyecto de privatización de la educación por parte de alcalde capitalino Ricardo Álvarez que contraviene la inmensa campaña de propaganda que impulsan Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández.
También se pueden contabilizar varias peleas públicas entre el ministro y viceministro de cultura y una competencia desleal que ha llegado a los golpes entre activistas de pre candidatos presidenciales del Partido Nacional.
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