Por: Ollantay Itzamná
El gobierno norteamericano puso a Bernardo Arévalo en la presidencia de Guatemala con la finalidad de contener las resistencias indígenas al sistema neoliberal, y restaurar el neoliberalismo con “con el apoyo” indígena, si acaso con proyección continental.
Para lograr este objetivo, Arévalo y sus patrocinadores legitimaron movimientos u organizaciones indígenas culturalistas, y colocaron en algunos puestos públicos a figuras mayas. A esto denominan etnopolítica.
Pero, para que lo anterior funcione, Arévalo y sus mandantes, tenían que anular, invisibilizar, o aniquilar a organizaciones indígenas o campesinas que en alguna medida cuestionaban o cuestionan al sistema económico y proponen cambios estructurales para superar el neoliberalismo en el país.
Con este objetivo, las agencias norteamericanas como la USAID, en consorcio con sectores de la cooperación europea, distribuyen financiamiento a las ONG para proyectos de desarrollo apolítico que llaman.
Victimismo electoral de Arévalo
Arévalo, con su victimismo electoral, durante el segundo semestre del 2023, consiguió embaucar a propios y a extraños, e instaló en el imaginario de la gente la idea de: “La democracia está en peligro. Hay Golpe de Estado en curso”. La gente le creyó, incluso el pobrerío originario salió a las calles a defender al “verdugo” que meses después los azotaría con el látigo de mayor hambre y desgracia por su ineptitud.
En esa apuesta de la “supuesta defensa de la democracia” se logró instalar también la idea de: “La única fuerza social, capaz de defender la democracia guatemalteca son los revolucionarios mayas de los 48 cantones y alcaldías indígenas”. Claro, financiados por la USAID, como públicamente es conocido. Y para legitimar y cualificar, desde el Estado, a la “hidalguía maya”, Arévalo coloreó las gobernaciones departamentales y algunas oficinas estatales con colores mayas.
Arévalo, nuevo Fray Bartolomé de las Casas
Así, el gobierno de Arévalo, para los noticiarios nacionales e internacionales, ya no era únicamente la “democracia restaurada”, sino también Arévalo se estaba mostrando como el nuevo Fray Bartolomé de las Casas, en versión neoliberal, en defensa de los indígenas.
De esta manera, la democracia liberal neo multiculturalista aparecía como la solución para “los problemas del indio”, y no había ya razón, ni tesón para exigir, mucho menos argumentar cambios estructurales en Guatemala: como el reconocimiento y defensa de los territorios, proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional, Estado Plurinacional o el Buen Vivir. Arévalo y la USAID, con la agencia de sus originarios permitidos, instaurarían el UTZKASLEMAL (Buen Vivir) en estas tierras mayas.
CODECA, jalón de orejas para Arévalo
Pero, lamentablemente para ese proyecto, las comunidades en resistencia de CODECA se negaron a ser matados en las urnas y en los tribunales. Y, para el mal rato de la oligarquía nacional y la euronorteamericana, CODECA continuó y continúa proclamando la necesidad de los cambios estructurales, mediante el proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional. Continúa mostrando los fracasos de las privatizaciones bajo los contratos de la Alianza Público Privado. CODECA, como “profeta en su tierra”, aparte de denunciar los males estructurales del país, también señala el camino certero a seguir para resolver lo histórico irresuelto.
No sólo eso. CODECA, con la autoridad moral que le asiste, le convoca, le exige, al presidente Arévalo al diálogo en la Casa Presidencial, para abordar las propuestas de cambios profundos, y la modalidad de implementar dichos cambios urgentes. Pero, Bernardo Arévalo, simplemente rehúye al diálogo. Al parecer no le importa la suerte nebulosa que se cierne sobre el país.
Ocurrió, el miércoles, 10 de julio reciente, cuando miles de originarios, campesinos y citadinos articulados en el movimiento CODECA, al finalizar la movilización en la ciudad de Guatemala, buscaron a Arévalo en la Casa Presidencial, pero éste simplemente se negó a atenderlos. Ya había ocurrido en otras ocasiones esta actitud racista por parte del supuesto nuevo Fray Bartolomé de las Casas.
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