Más tarde, en intercambio de textos con otro amigo, yo le hacia la afirmación “…el hecho de que no te escuchen no significa que no hablas, ni que la verdad cambia por eso”. Más tarde, leía con detenimiento la entrevista que La Jornada de México le hizo a Fidel, y me llamo poderosamente su respuesta ante una pregunta sobre di odiaba a los Estados Unidos, a lo que él respondió: “…porque odiar a los Estados Unidos si solo es un producto de la historia…”.
En este enriquecedor proceso de pensamiento encontré interrogantes y respuesta sobre el proceso que se sigue en nuestra Honduras, golpeada por siglos de exclusión, de mentiras, de hipocresías y falta de lealtad de sus hijos. Fui pensando, los eventos a los que nos estábamos enfrentando, y las eventuales vicisitudes a que nos enfrentará el imperio antes de que el año 2010 concluya. Lo que se puede vislumbrar es un incremento de las dificultades y la imposición histórica de un cambio de rumbo en el accionar del Frente Nacional de Resistencia Popular.
Hemos de convenir que, a pesar del júbilo y la demostración de valor y tenacidad que nos ha dejado la lucha magisterial, los resultados obtenidos con la dictadura, lo que hacen es darle un poco de tiempo a este último que se encuentra al borde de la convulsión social total. Mientras tanto queda en el aire un manto obscuro que la derecha visceral promoverá como una derrota al magisterio, y nosotros buscaremos utilizar como un ejemplo. Al margen de la forma en que esto sea utilizado no podrá desvirtuar temas que resultan centrales para la continuación de la lucha.
Primero vemos al gobierno luchando por desgastar al gremio mejor organizado, y con mejor capacidad de convocatoria de todos los integrantes del Frente Nacional de Resistencia Popular. Al mismo tiempo asesta golpes a la posibilidad de una Huelga General, puesto que las justas reivindicaciones magisteriales están, por el momento, en un “enfriador”, que permite al régimen enfrentar con alguna holgura el asunto del salario mínimo, así como aprobar varias leyes lesivas para el pueblo, con poca o ninguna resistencia.
Es imprescindible entonces, para aquellos que producen análisis al interior del FNRP, evaluar discretamente el desarrollo de la lucha magisterial, que, seguramente, no ha llegado a su fin, pero si ha sido arrinconada por el gobierno por un tiempo que puede ser crítico. Sería un error terrible entrar en el campo de la valoración de esto eventos como positivos o negativos, porque eso los subjetivara, cuando nosotros necesitamos ser lo más objetivos posible.
La forma en que se llevó a cabo este proceso presenta singularidades, y pone en evidencia la forma en que el gobierno afrontará su crisis interna, mientras sigue su lucha por engañar a la comunidad internacional y persuadirla de la “normalización” de la situación. Debe notarse que el Frente Nacional de Resistencia Popular, está en la obligación de intensificar sus luchas por ganar espacios nacional e internacionalmente. Esto implica abrir espacios al interior mismo de la organización, en lugar de limitar las capacidades de algunos individuos, en tanto estos no representen los intereses del enemigo del pueblo.
La crítica constructiva es mucho más importante ahora que en ningún otro momento de la historia post golpe; el espacio vital del frente debe ir más allá de los prejuicios y las conveniencias políticas de cada grupo. Se debe tener mucho cuidado con la idea de que el frente es una coyuntura que se puede utilizar para fortalecer otros movimientos, pues la derrota política del frente equivaldría a un largo periodo de reconstrucción de las luchas, y muchos de los logros alcanzados en 10 años serian destrozados por la dictadura.
Otros asuntos que se deben re evaluar, después de haber llegado a la histórica suma de un millón de firmas, son la forma en que se debe llevar adelante la lucha por la Asamblea Nacional Constituyente, y la estrategia para plantear el retorno inmediato, seguro e incondicional de José Manuel Zelaya, ambos elementos consustanciales a la lucha emprendida por el pueblo desde antes de que se produjera el golpe. Si no se desarrollan estos aspectos a estadios superiores, el fnrp se verá bastante más vulnerable, y los ataques de la derecha local e imperial se multiplicaran en cuestión de días o incluso horas.
Sin entrar en menosprecio de todas las actividades que se llevan adelante, hemos escuchado argumentos que en principio lucen sólidos, pero que la práctica demuestra equivocados. Por ejemplo se negó el carácter gremial de la lucha magisterial, argumentando que la misma estaba dirigida a luchar contra las consecuencias del golpe de estado; el acuerdo alcanzado con la dictadura, es la mejor muestra del error detrás de esta apreciación.
Al momento en que escribo estas líneas, se lleva a cabo una asamblea general “abierta” en Tegucigalpa, para planificar el Paro Cívico Nacional, lo que no debe confundirse con la Huelga General, según las propias palabras del subcoordinador del frente. No podemos criticar estas iniciativas pues la desconocemos, e ignoramos su alcance. Lo que si podemos inferir es que estas acciones deben concatenarse con la re movilización del magisterio, la Huelga General y el millón de firmas, para poder presentarle una resistencia más firme y consistente al régimen.
Además, debe integrarse a estas luchas particulares elementos que les son comunes a todas, como el respeto a los derechos humanos. Si algo debería quedarnos como lección de la gesta del magisterio, es que el régimen está dispuesto a ampliar el espectro represivo, y que además de la movilización masiva debemos planificar la seguridad de nuestros compañeros, aun cuando se piensa que están a buen resguardo.
El Paro Cívico Nacional, solo traerá resultados políticos si integra elementos novedosos de lucha, y logra la incorporación de todas las organizaciones integradas en el frente, así como a miles de personas no organizadas que simpatizan con esta gesta popular. Puesto que el tema de la Asamblea Nacional Constituyente, aun siendo una bandera de lucha, requiere de mucho más trabajo teórico, y que es más complicado para transmitir a las masas, se debe impulsar una siguiente etapa de la lucha por el retorno del presidente Zelaya, algo que, dicho sea de paso, podría incidir positivamente en la convocatoria.
Zelaya ha señalado hasta la saciedad que su exilio está condicionado por la voluntad del imperio y la oligarquía loca, parece que es tiempo que se tome el tiempo para reflexionar sobre ese punto; un simple razonamiento nos debería llevar rápidamente a la conclusión de que si ellos lo quieren fuera a nosotros nos conviene tenerlo aquí. Ahora bien, no nos conviene que Zelaya se inmole, sino poder contar con él en la dirección de la lucha. No debemos desestimar el hecho de que el problema de este retorno no es de carácter jurídico sino político, y a la derecha le sobran ganas de “rectificar” el error de haberlo dejado ir con vida.
Debemos ser muy inteligentes sobre nuestra posición, y cuidarnos de juicios apresurados sobre la necesidad de heroísmo para impulsar al pueblo hondureño. Tampoco debemos ser proclives, ni dejarnos llevar, por la idea de que podemos esperar indefinidamente, y que eventualmente podremos cambiar a nuestro favor la realidad. Una vez llegado el periodo pre electoral, tendremos que enfrentarnos contra todos los recursos mediáticos del imperio, lo que dañara severamente nuestras posibilidades de promover condiciones mejores; esto no está a más de 10 meses de este momento.
Fijémonos como las condiciones mediáticas se van recomponiendo a favor de la dictadura, y medios como Radio UNO, son atacados abiertamente. Ayer le fueron saboteados sus transmisores, con cableado y antenas, y está TOTALMENTE fuera del aire). ¿Es este ataque un evento al azar?, la respuesta evidentemente es NO. Atacan lo que les hace daño.
Es importante integrar un equipo que formule ideas sobre los pasos siguientes; el desconocer la dictadura, la ha debilitado relativamente, en especial en el ámbito internacional, pero será muy difícil que los países democráticos del continente puedan detener la presión imperial si nosotros no demostramos versatilidad y agilidad en nuestras posiciones, y esto es un asunto clave. Por ejemplo, no pronunciarnos sobre asuntos internacionales como los reportes de la OEA alrededor del golpe de estado no resta presencia frente al mundo, y deja un vacío que el régimen puede rellenar con oposición ficticia.
A mí se me negó hace unas semanas un permiso para hacer una campaña en la red por el retorno de José Manuel Zelaya, se me dijo que mi campaña le hacía una campaña “paralela” a la “oficial” que va en la recolección de firmas. Todavía tengo dificultades en ver de qué manera afectaba mi iniciativa a la recolección de firmas; menos pienso que sea buena idea coartar las iniciativas de los individuos en nombre de la estructura burocrática, lo que me lleva a recordar la falta de estructuras formales dentro del mismo frente y el estado inerte del proyecto de estatutos enviado por el coordinador general el 20 de julio.
Una organización que no soporta la crítica de sus miembros, y que, por el contrario, limita o prohíbe la expresión de ideas tiene pocas opciones de llegar a buen puerto, por eso resulta tan importante reflexionar profundamente sobre nuestras acciones, sobre lo que queremos para Honduras y plantearnos la manera de hacerlo, el silencio de nuestra gente solo le sirve a los enemigos del pueblo.
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