Por: John Ackerman
Hoy, en México, hay más de 32.000 personas desaparecidas.
¿Dónde están? ¿Cómo resolver esta situación tan dramática?
El caso de Marco Antonio Sánchez, un joven estudiante de la UNAM de 17 años que se esfumó durante días después de haber sido golpeado y detenido por policías capitalinos, volvió a colocar en el centro del debate nacional el tema de los desaparecidos en México.
Marco Antonio finalmente apareció, pero otros miles de jóvenes a lo largo y ancho del país, lamentablemente, no corren con la misma suerte.
De acuerdo con cifras oficiales, cada dos horas se reporta un nuevo extraviado en México… y más del 40 % de los desaparecidos son jóvenes de entre 15 y 29 años.
Así, como avanza el reloj, tic, toc, tic, toc, se nos está yendo toda una generación de talento, de trabajo, de estudio… y de esperanza.
Silencio en el caso Ayotzinapa
El pasado 26 de enero se cumplieron 40 meses de la desaparición forzada de 43 jóvenes estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero. Todavía no sabemos dónde están ni cuál haya sido la participación o la responsabilidad de los altos mandos policiacos y militares en este crimen de lesa humanidad.
Nos encontramos frente a un enorme operativo de encubrimiento e impunidad desde las más altas esferas del poder público.
Y si no han avanzado las investigaciones en el caso de Ayotzinapa, aun con toda la atención internacional y mediática, imagínate lo que ha ocurrido con los otros expedientes de los desaparecidos.
“¡Fue el Estado!”
Recordemos el reclamo universal durante las masivas protestas de 2014: “¡Fue el Estado!”.
Dejemos de culpar a las víctimas o de responsabilizar a la ‘cultura’ o a la sociedad mexicana.
El problema se origina dentro de las mismas instituciones públicas, que suelen pactar con el crimen en lugar de combatirlo.
Las escaleras se barren desde arriba hacia abajo.
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