Por: Adalberto Santana
Tendencialmente están convocados a sufragar casi 99 millones de ciudadanos. Sin embargo, en cada elección el número de abstencionistas llega a representar cerca del 40 por ciento de los electores. Probablemente en la votación del 2024 se reduzca significativamente el abstencionismo. Sin embargo, las tendencias en las mediciones electorales apuntan a mostrar que la izquierda repetirá como el bloque triunfador: Partido del Trabajo (PT), Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Su candidata presidencial es la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. El candidato del centro es Jorge Álvarez Máynez, a quien lo impulsa el Movimiento Ciudadano (MC, 1999).
En tanto que la candidata de la derecha, es la ingeniera Xóchitl Gálvez. Aspirante presidencial que es respaldada por una coalición de tres partidos. Entidades que tiene en común su alto desprestigio en el espectro político mexicano. Este bloque lo integra el actual Partido Revolucionario Institucional (PRI, 1946- ), entidad partidaria que se fue descomponiendo de ser un partido de corte progresista en sus distintas etapas, hasta convertirse en un partido con una marcada imagen de tramposo y corrupto. Primero se llamó Partido Nacional Revolucionario (PNR, 1929-1938); en su segunda etapa quedó identificado como Partido de la Revolución Mexicana (PRM, 1938-1946). El otro respaldo a la candidata de la derecha, es el Partido Acción Nacional (1939- ), organismo político que nace como expresión del conservadurismo clásico mexicano, el cual se ha ido decantando desde tendencias demócratas-cristianas hasta llegar hoy a un amasijo de corte neoliberal y expresiones de corte neofranquista e imitativas del Partido Popular y Vox de España. El tercer partido que respalda a Xóchitl Gálvez, o más bien el ente partidario que se apoya en la candidata neoconservadora para sobrevivir, es el Partido de la Revolución Democrática (PRD, 1989- ). Agrupamiento que fue de izquierda y que los hoy morenistas y otros dirigentes del Movimiento Ciudadano, lo abandonaron al convertirse en un cascaron de un huevo de serpiente.
La candidatura de la derecha mexicana llegó a su techo que no rebasa el 30 o 33 por ciento del electorado nacional en su máxima expresión. Su tendencia es su estancamiento y la pérdida paulatina y acelerada de votos que tienden a desplazarse al centro del espectro político. Es decir, la preferencia electoral tiende a crecer en torno a la candidatura de Jorge Álvarez Máynez del MC. Tendencia que cada vez es más evidente por el desgaste de la figura de Xóchitl Gálvez, los partidos, los dirigentes así como por la sombra que generan los ex presidentes Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón (panistas) y Enrique Peña Nieto (priísta) que la respaldan. Políticos que los envuelve una reputación de marcada corrupción y descrédito político y social. Recordemos que el expresidente Calderón Hinojosa, nombró como Jefe de la Seguridad Nacional a Genaro García Luna, socio del famoso narcotraficante, Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa. Hoy ambos personajes acusados por delitos de tráfico ilícito de drogas, se encuentran en prisiones de Nueva York.
De ahí que en los escasos días que quedan de campaña, la candidata de la derecha busca a través de una narrativa grosera, soez, llena de mentiras y vulgares agresiones y descalificaciones, afianzar a su base electoral. A la doctora Sheinbaum, al presidente López Obrador y a su partido Morena, los acusa falsamente de narcotraficantes. Agresión que muestra su debilidad, impotencia y desesperación política de la candidata neoconservadora. La amnesia en su retórica política, la lleva a olvidar que su hermana Malinali Gálvez Ruiz, se encuentra presa por pertenecer a una banda de secuestradores (“Los Tolmex”) de muy alta peligrosidad.
Probablemente con esa actitud Xóchitl Gálvez, al agredir verbalmente a sus adversarios, pretende conservar con ello al núcleo duro de su clientela y simpatizantes. Finalmente lo único que logra mediáticamente es sumar a un pequeño grupo de intelectuales, académicos, escritores, periodistas e historiadores, marcadamente de flema conservadora y reaccionaria, que no pasan de 250 individuos. Este segmento en su ingenuo imaginario, llama en su manifiesto de apoyo a Gálvez a “defender la democracia amenazada”. Coro al que se suma el sector más retardatario del clero católico y sus creyentes antisemitas, racistas y la narcoderecha que con sus atentados y asesinatos de candidatos de partidos políticos, buscan generar la inseguridad como estrategia desestabilizadora.
Sin embargo, la elección del 2 de junio de 2024, se perfila cada día más, como la “Crónica de una muerte anunciada” de la derecha mexicana. Seremos testigos de una tragicomedia política. Es decir, constataremos la extinción de una especie de personajes que se autodestruyen en el camino de una senda que políticamente no tienen solución. Van rumbo a un precipicio político, donde a cada momento de ese decadente navío, navegan como el Titanic, a un seguro naufragio en las turbulentas aguas del electorado mexicano.
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