Por: Cecilia Zamudio
Tan solo en el saqueo de Coricancha, o en el rescate al Inca Atahualpa pagado a los secuestradores europeos, se evidencian los niveles de rapiña de los conquistadores. Pero ni el pago por el rescate más caro que registra la historia humana, 41 toneladas de oro y 82 toneladas de plata, sirvió para evitar el asesinato de Atahualpa a manos de Pizarro. Masacres y felonía, codicia y tortura, es lo que celebran los que festejan el 12 de octubre.
Eduardo Galeano escribe, en “Las Venas Abiertas de América Latina”, que tan solo el saqueo de la mina de Potosí le reportó a Europa unas ganancias descomunales, cuyo volumen en plata hubiera alcanzado para construir un puente de plata entre América y Europa (el volumen de plata saqueada que dio origen a esta metáfora de Galeano consta en registros). Otro puente se podría haber construido con los cadáveres de los indígenas esclavizados en la mina: 8 millones de indígenas fueron reventados de explotación por los españoles, en la primera etapa de saqueo de Potosí. Un indígena esclavizado en Potosí tenía una esperanza de vida de dos meses en promedio (luego de ese lapso esclavizado, fallecía, y los invasores lo reemplazaban por otro indígena esclavizado). Asimismo, la mina de Ouro Preto en Brasil se tragó la vida de millones de africanos y les reportó a los invasores capitales que serían decisivos para el capitalismo europeo. Al estar la Península Ibérica endeudada por causa de sus “guerras santas”, los banqueros europeos cosechaban toda esa riqueza empapada en sangre humana y dolor.
El 12 de octubre significa igualmente el inicio de la deportación masiva de seres humanos perpetrada por los europeos desde África hacia América: al menos 33 millones de africanos fueron deportados, murieron dos tercios de ellos en los abominables trayectos, y el tercio sobreviviente fue esclavizado en el continente americano, así como sus descendientes durante siglos. La aristocracia y burguesía europea lograron la mayor acumulación de riquezas jamás vista, en base al saqueo del continente americano, en base a la deportación y esclavización de millones de seres humanos, en base al genocidio y la tortura. Esa acumulación de riquezas sin precedente, fue la que le permitió al imperialismo europeo cimentar su supremacía a nivel planetario, impulsar la revolución industrial, y erigirse hasta hoy como metrópoli del capitalismo. Los Estados Unidos, antigua colonia poblacional inglesa, se erigieron igualmente como potencia capitalista en base al trabajo esclavo. Entre las mayores fortunas de Europa y de Estados Unidos, siguen actualmente figurando los descendientes de esclavistas y banqueros que amasaron riquezas en base al genocidio y la esclavitud.
La acumulación capitalista originaria se fraguó del saqueo y el genocidio, como lo señala Marx: “El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, el exterminio, la esclavización y el sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: tales son los hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos representan factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria”[1].
El 12 de octubre marca el inicio del saqueo del continente, que hasta hoy sigue empobreciendo a los pueblos de América, para llenar las arcas de los saqueadores. Hasta hoy las multinacionales siguen explotando montañas y envenenando ríos, hasta hoy siguen talando bosques y fomentando mercenarios paramilitares para perpetrar masacres contra el pequeño campesinado, con la finalidad de desplazarlo forzadamente de las tierras codiciadas. Hasta hoy sigue el imperialismo europeo y estadounidense urdiendo golpes de Estado (Golpe en Brasil, Chile, Argentina, Honduras, desestabilización contra el Estado venezolano, y un largo etc); hasta hoy sigue el imperialismo urdiendo planes de exterminio contra las y los revolucionarios (Plan Lasso, Plan Cóndor, Plan Baile Rojo, Plan Colombia, Plan Patriota, Plan México, etc); hasta hoy sigue la injerencia imperialista apuntalando regímenes genocidas como el colombiano, por citar un ejemplo paradigmático de régimen del Terror funcional al saqueo capitalista, mantenido a punta de masacres y exterminio contra la reivindicación social y política de la clase explotada.
El actual saqueo capitalista es la continuación de una Historia de sangría. Pero la lucha sigue, y los pueblos del Abya Yala (América), lograremos nuestra verdadera y definitiva independencia cuando nos liberemos del capitalismo y su barbarie, del saqueo neocolonial que impera, de la clase explotadora local y transnacional. Los pueblos del mundo debemos conocer la Historia para comprender el presente y ser capaces de transformarlo: la lucha de la clase explotada mundial contra la clase explotadora, crece en unidad internacionalista.
Nota:
[1] K. Marx, EL CAPITAL, Capitulo XXIV, La llamada acumulación originaria
Comentario