Las mujeres protagonizamos el escenario político en el año 2016. Le marcamos la cancha al Gobierno organizando el primer Paro de Mujeres con una movilización masiva a Plaza de Mayo. El 2017 nos encuentra más organizadas pero con nuevos desafíos para seguir avanzando hacia un mundo más igualitario.
El primer año del gobierno de Macri estuvo marcado por despidos, inflación, recesión y achicamiento del Estado. Mientras vemos cómo la brecha entre los sectores más ricos y los sectores más pobres sigue aumentando, las mujeres nos llevamos la peor parte: los índices indican que somos el sector más afectado por el desempleo, la subocupación y la precarización laboral. Como si fuera poco, la mayoría de las personas pobres son mujeres y niñas. A su vez, los planes y programas que existían y estaban destinados a cambiar esta situación están siendo desfinanciados, sufren despidos o directamente se los cierra: un ejemplo de esto es el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, dependiente del Ministerio de Salud.
La recesión y la crisis económica golpea más fuerte a las mujeres pero también es uno de los más grandes impedimentos para salir de situaciones de violencia. La violencia económica es un tipo de violencia de género que hace referencia a la desigualdad en el acceso y administración de los recursos económicos. Suele aparecer como una forma de control e impide que las mujeres denuncien la situación que sufren porque en caso de tener que bancarse por su cuenta no podrían acceder a esos ingresos para mantenerse a ellas mismas o a sus hijos e hijas. Además, durante el año pasado se sumó el cierre de alojamientos y refugios para mujeres víctimas de violencia o trata, la imposibilidad de conseguir pensiones y la falta de promoción del empleo formal para mujeres que han sido víctimas.
Todo lo descripto se convierte en un combo explosivo: la violencia y la discriminación aumentan mientras el gobierno sigue haciendo oídos sordos. El Plan Nacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres anunciado por el Consejo Nacional de las Mujeres —que debería empezar a aplicarse desde 2017— plantea acciones concretas para comenzar a revertir estas situaciones pero nos preguntamos de qué manera se llevará a cabo en un contexto de ajuste y recorte, donde trabajadores y trabajadoras de áreas clave como Educación y Salud han denunciado recortes, despidos y falta de capacitación.
Sin dudas el 2017 será un año de lucha. El ajuste que promueve el gobierno se profundizará en la medida en la que sus aliados (oficialistas y de oposición) continúen teniendo una actitud pasiva al igual que las centrales sindicales. Por el contrario, las mujeres vamos a seguir abriéndonos nuestro propio camino. Ya se está gestando en todo el mundo el primer Paro Mundial de Mujeres para el próximo 8 de Marzo, promovido desde América Latina, con el fin de visibilizar las problemáticas que nos afectan y sobre todo de lograr la cambios reales en las culturas machistas de las que formamos parte.
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