Cuando la filosofía europea habla de la revolución francesa como acontecimiento, nosotros tenemos que hablar de la revolución de independencia de 1810 como acontecimiento. Darle a lo nuestro la dignidad universal que tiene y no pensar sólo en la revolución francesa como la revolución universal. La revolución mexicana es tan universal como la francesa y no un mero hecho folclórico. Esos esquemas tienen que romperse.
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